Traumas y trancas. Cambia todo cambia
Emilio Boccazzi Camposç
Arquitecto
Los traumas y las trancas que aún deja la dictadura cívico-militar de Pinochet, a 50 años del golpe militar, es una realidad insoslayable, a la luz del comportamiento de los distintos sectores políticos, en especial de los más polarizados.
En la derecha chilena más radical, aún se mantiene una conducta atávica, casi de culto con los tiempos del fallecido dictador. Sectores conservadores más tradicionales pareciera que tienen un discurso en público y otro en privado. En todo caso, como los amarres fueron bien hechos no rasgan tantas vestiduras, total hoy se hacen cargo y cargan la carga más dolorosa, los Republicanos. A los sectores más liberales de derecha, la dictadura les produce una pequeña molestia como una piedra en un zapato, pero la soportan estoicos, total lo importante está en el poder y el bolsillo. Los sectores más intermedios tienen sus propias trancas o traumas por el colaboracionismo y porque estuvieron por acción u omisión con el golpe y luego fueron los primeros en liderar el Bus Progresista de la Recuperación de la Democracia.
Por el lado del sector más golpeado con el golpe y sus sanguinarias acciones, es decir, para la Izquierda tradicional, la agenda en la década del 90 e inicios del 2000 ya en el poder, se avanzó con Reformas Importantes en materia de Reforma Procesal Penal y en materia de Instalación de instancias, como el Instituto Nacional de los Derechos Humanos y las instancias de Memoria y Reconciliación. Paralelamente, con la Reforma Procesal Penal y el intento de una mejoría del sistema y la maquinaria judicial, se instaló lo que muchos, diría la gran mayoría de la ciudadanía opina, una forma de garantismo exacerbado.
Es decir, que quienes delinquen, quienes cometen falta, quienes afectan a otros, tienen más garantías que las propias víctimas. Quienes cometen delitos, tienen una batería de Defensores Públicos, y quienes son los afectados, quienes son las víctimas de atracos, de robos o de cualquier delito, no son objeto de defensa de nadie. Solo palabras de buena crianza de las autoridades de turno y buenas noches los pastores.
Por el lado de la clase política emergente, que hoy gobierna el país, una serie de apegos a una agenda política que tiene sus orígenes en España o en Francia, con una serie de dogmas y de edictos, y que encontró un caldo de cultivo, con avances que no se dieron en los 30 años anteriores. Por ello, durante su camino al poder, desdeñaron, fustigaron e incluso negaron los avances que sí, se tuvieron durante los 30 años tan criticados. (1990 a 2020). Sólo recordar que el año 1990 había alrededor de un 40% de pobres e indigentes en Chile.
En ese camino, la negación a todo lo preexistente, la ausencia de crítica a la violencia, la demolición sistemática de la policía, en este caso de Carabineros, provocó un natural freno a la acción de la policía. La naturalización del perro “Matapacos” como ícono del “estallido social” u “operación estratégica” y la sistemática opinión de la refundación, han hecho que la policía chilena se vea refrenada en su acción contra la acción delictual. Queremos parecernos a Europa o a sociedades escandinavas, pero en ellas la disciplina en todo aspecto hace que dichas sociedades estén donde están. En dichas sociedades, no se evade impuestos, se remunera adecuadamente, no hay una distancia tan sideral entre los que están arriba en la pirámide socio-económica con los que están más abajo y la policía es respetada y tiene derecho a accionar su fuerza, pues es validada y hay códigos que nadie traspasa.
Hoy el Presidente Boric, en el ejercicio de ser la primera autoridad del país, ha debido generar una evolución y síntesis en sus hasta hace poco arraigadas y polarizadas opiniones y tiene la altísima responsabilidad histórica de transitar en un camino de pleno respeto a los derechos humanos en toda acción que el Estado en cualquiera de sus formas tenga para con cualquier chileno o avecindado en este país y, por el otro lado, con una necesaria y urgente acción de combate al delito, ya instalada sistemáticamente con su acción en Chile.
La evolución de su opinión (y esperemos de su acción) tal cual, la evolución del Pokemon N°1, “Rhydon”, que tiene la piel dura como una armadura, que incluso puede caminar sobre la lava, es tan necesaria y deseable, como también la opinión y acción de los sectores conservadores reaccionarios en materias de derechos sociales y combate a los abusos monopólicos o empresariales, como para l@s noveles líderes del Frente Amplio, que ya no gobiernan un centro de alumnos o federación de estudiantes, sino que un país tan largo y complejo como lo es Chile. No hay tiempo para dogmas y manuales extranjeros, sino que el pueblo hoy está encajonado por los que más han gozado de derechos en los últimos años, los delincuentes de todo tipo.