Obispo elevó oraciones por Ricardo Harex, Roberto Verdugo y los mártires de Carabineros
Pidió a los fieles rezar y a caminar juntos para encontrar la luz de la resurrección.
“Debemos creer que es posible llevar una vida en paz, donde nos respetemos y respetemos la vida del otro, donde podamos salir a la calle tranquilos. Tenemos que apostar por una comunidad más fraterna, solidaria y una sociedad más justa, de lo contrario la resurrección no tiene sentido”.
Un llamado a no cesar en el camino hacia a la verdad, justicia y reconciliación formuló el obispo diocesano Oscar Blanco Martínez durante la solemne Vigilia Pascual en la Iglesia Catedral de Punta Arenas.
La autoridad eclesiástica pidió a los fieles rezar por las familias de los carabineros asesinados Daniel Palma, Rita Olivares y Alex Salazar; y también por la familia de Ricardo Harex González, “con su hijo desaparecido”; y por la familia del joven Roberto Verdugo Vargas, asesinado en el sector sur de Punta Arenas.
En su intervención, llamó a caminar juntos “como lo hicieron las mujeres del Evangelio al sepulcro, como lo hicimos anoche; junto a los jóvenes, a los adultos mayores, con los migrantes, los voluntarios y las familias… Te invitamos a tomar parte de este anuncio de vida para no enmudecer ante los acontecimientos que tienen a tantos hermanos y hermanas sumidos en la más absoluta tristeza, porque le han robado lo que más amaban… Caminemos juntos y, si eres de los que creen que ya no hay nada más que hacer, al menos ven para rezar juntos por aquellos que aún de madrugada van al sepulcro esperando encontrar verdad, justicia y reconciliación”.
La celebración en la Catedral comenzó alrededor de las 22 horas del sábado en la puerta principal y con el templo a oscuras, donde se bendijo el fuego. Posteriormente, se encendió el cirio Pascual, que representa a Cristo resucitado. Desde ahí el obispo Oscar Blanco se dirigió en procesión hasta el altar, donde siguió la celebración con el canto del Pregón Pascual.
El silencio del cristiano
Posteriormente llegó la Liturgia de la Palabra, con la homilía del obispo Blanco. “Es la noche del silencio del cristiano que se encuentra entumido y paralizado, con hambre y enfermo, sin saber hacia dónde ir, frente a tantas situaciones dolorosas que lo rodean y lo agobian. Es el silencio de tantos cristianos de hoy, enmudecidos ante una realidad que se le impone haciéndole sentir y, lo que es peor, creer que nada puede hacerse para revertir tantas injusticias que viven en su carne. Es el silencio del cristiano agobiado, que termina “normalizando” y “acostumbrándose” a la expresión de violencia, calumnias y falsos testimonios, bofetadas injustas, abusos, porque nadie es capaz de jugársela y hablar en favor del otro”.
Agregó que, en la noche santa, “somos invitados a contemplar la tumba vacía y a escuchar las palabras del ángel: “No tengan miedo… ¡Ha resucitado!”. Palabras que quieren tocar nuestras convicciones y certezas más profundas, nuestras formas de juzgar y enfrentar los acontecimientos que vivimos a diario; especialmente nuestra manera de relacionarnos con los demás”.
Ya durante ayer domingo se celebraron en todas las parroquias y comunidades las misas pascuales, donde se puso énfasis a la resurrección con el mensaje de que aquello sea la luz de esperanza para encontrar respuestas y fortaleza para enfrentar los momentos de oscuridad.
Llamado a erradicar la violencia
“Feliz Pascua de Resurrección”, fue el saludo de entrada del obispo Oscar Blanco Martínez, en la eucaristía que celebró ayer en la mañana en la Parroquia Teresa de los Andes, emplazada en el corazón de la Villa Alfredo Lorca, sector norponiente de Punta Arenas.
En este día tan especial para el mundo católico, donde la Iglesia celebra el Domingo de Pascua de Resurrección, el pastor se dirigió a este barrio donde en las afueras del templo se instala todos los fines de semana la feria al aire libre más grande y popular. Mientras en la calle la gente generaba grandes tumultos comprando, al interior de la parroquia el obispo le preguntaba a la feligresía: “¿Qué ha cambiado en nosotros en tiempos de Cuaresma y Semana Santa?”.
“Ha cambiado algo en nuestra vida personal-aseguró-. Sentimos algún cambio. Hay algún brote de alegría, algún brote de sentido cristiano de la vida, porque de lo contrario no tiene sentido celebrar la resurrección, porque, si no, es como seguir en el sepulcro.
“Creo que esta fiesta algo debe provocar en nosotros. Por lo menos que nuestra mirada frente a la realidad sea distinta. El trato entre nosotros debe cambiar. La forma de dirigirnos y de conversar entre nosotros, debe cambiar”, dijo.
El pastor instó a que la resurrección provoque efectos personales.
Tiempos difíciles
Reconoció en la homilía que “estamos viviendo tiempos complejos, tiempos muy difíciles. Las. noticias son de violencia, sobre asesinatos que están a la luz del día”.
Indicó que la gente tiene mucho que aportar en esta sociedad.
“Tenemos que ser testigos de que se puede vivir de una manera distinta, de que podemos llevarnos bien. Nos debemos tratar bien”.
Dijo que es posible llevar una vida en paz, “donde nos respetemos y respetemos la vida del otro.
“Donde podamos salir a la calle tranquilos. Tenemos que apostar por una comunidad más fraterna, solidaria y una sociedad más justa, de lo contrario la resurrección no tiene sentido. Creo que tenemos un gran desafío y una gran tarea por delante”, señaló al cierre de su mensaje.