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¿Pa’ dónde va Chile?

Por Emilio Boccazzi Campos Lunes 10 de Abril del 2023

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Emilio Boccazzi Campos
Arquitecto 

El camino que recorre nuestro país se ha vuelto hace un buen rato incierto e inseguro. La violencia en las grandes ciudades (y en las otras también) y que, por la fuerza de los hechos, copan la agenda, tienen un profundo desencuentro en el poder político, que se supone es el que debe resolver o delinear las bases para el desarrollo de los “enclaves” que el país hoy día tiene.

Profunda violencia en los centros urbanos, inmigración descontrolada, fronteras inexistentes o sistemáticamente violadas, presión por servicios y beneficios esenciales que debe proveer el Estado, inflación escalada que golpea a los más vulnerables y la clase media, costo de la vida de país europeo con ingresos de país “sudaca” para la inmensa mayoría de los chilenos.

Los modelos a seguir por los niños o adolescentes chilenos de las grandes urbes chilenas ya no son “querer ser como Alexis”, sino que el modelo es llegar a ser “soldado narco”. El aval de que con violencia o acciones violentas se podían conseguir los cambios sociales necesarios es otro ingrediente que ahora tiene al gobierno en la encrucijada de “tener que tocar la guitarra aprendiendo en la marcha”.

Complicaciones y contradicciones en la propia coalición del gobierno respecto del manejo de la violencia, de la prevención, del estatus del uso legítimo y privilegiado de la fuerza por parte de la policía. A la aprobación de la Ley Naín-Retamal por parte del Congreso, con la negativa de los partidos políticos del Frente Amplio y el PC, y la amenaza que duró sólo unas horas de llevar esta aprobación al Tribunal Constitucional para revertirla. Tuvo que morir un nuevo Carabinero, para que en forma “express” el Presidente estuviese obligado a promulgar la ley la mañana de este jueves pasado.

Por otro lado, los eufemismos y las contradicciones de los Estados de Excepción Constitucional “Acotado”, la Infraestructura Crítica “Acotada”, no hacen otra cosa que mostrar la indefinición de querer estar con “Dios y con el diablo”.

Chile tiene que resolver sus contradicciones. Querer vivir en paz no significa no querer que los abusos económicos terminen. La alta concentración económica de Chile que tiene su comienzo en el uso y abuso de los fondos previsionales de todos los chilenos por parte de un puñado de grupos económicos, que luego son dueños de gran parte de los bancos, nos tienen de rodillas prestándonos nuestro mismo dinero a través de sus entidades bancarias. La alta inestabilidad ha tenido “perdidas previsionales”, claramente, sólo para los cotizantes chilenos, pero no para ellos. Se “socializan las pérdidas y se privatizan las ganancias”, algo, a estas alturas, tan chileno.

Volatilidad económica e inflación descontrolada (Chile no admite altos niveles de inflación, pues sigue siendo un país modesto, aunque a ratos nos creamos exitosos, siendo sólo exitistas y altamente consumistas). Chile no produce lo que necesita. No somos soberanos alimentariamente. Importamos la mitad del trigo que necesitamos y continúa cayendo en su producción de este vital insumo. ¿Sabía usted que las empresas que comercializan harina de trigo con ventas mensuales directas o indirectas superiores a 5.000 kilos y los molinos estarán obligados en las facturas que emitan por las ventas de harinas a incluir un 12% sobre el mismo valor neto además del valor al impuesto agregado, Iva?

Y con esto, a ¿a quién cree que golpean estos impuestos adicionales de la harina, por ejemplo? Al pan que usted y yo consumimos a diario y que para gruesos segmentos de la población lo tienen como un importante alimento en su dieta.

Países como Polonia o España, por nombrar a sólo dos, han tenido una importante política de “dejar exentos de Iva” a los alimentos de primera necesidad, contrasta con la despiadada aplicación del Iva en Chile, para con los alimentos esenciales en tiempos de post pandemia e inflación.

El Iva, que es el impuesto más regresivo y más duro hacia los más necesitados, donde se agrupan los más vulnerables (pobres, adultos mayores que es casi lo mismo y clase media son los más golpeados en Chile).

Hoy la monopolización de las temáticas que copan la agenda pública la tiene la violencia desatada, que se hace visible contra la policía, pero que tiene otras caras más ocultas.

Chile tendrá que avanzar simultáneamente contra la violencia, contra el lavado de activos, contra la inmigración desenfrenada e ilegal, contra la inflación y las medidas económicas que están a mano del gobierno y del Estado para morigerarlas. Reimpulsar la productividad del campo chileno y de la industria significará buscar equilibrar las importaciones con lo que se produzca en suelo chileno. Revisar el abusivo impuesto específico a los combustibles, que en Chile casi duplica el valor de las bencinas y petróleo, entre el encadenado impuesto específico y el Iva a los combustibles. Sólo como referencia el combustible en Argentina cuesta menos de un 30% de lo que cuesta en Chile. ¿Será para tanto la ambición del Estado de que no es capaz de revisar una moderación de este usurero impuesto o se cree que con la aplicación del impuesto específico por arte de magia transitaremos a los e-combustible? Las cosas tienen sus tiempos y sus procesos. A mirar, pensar y actuar muchachos.

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