Alcohol y siniestralidad vial
Las cifras son claras y hablan por sí solas. Esta frase que puede parecer manida es, lamentablemente, cierta y pertinente a la hora de establecer una relación entre la triada: ingesta excesiva de alcohol-accidentes de tránsito-muertes.
En un reciente artículo publicado en nuestras páginas, el director del Servicio Médico Legal de Punta Arenas lamentó que se mantenga la tendencia de que una de cada tres personas que conducen y son controladas lo haga en estado de ebriedad.
Esto se traduce en que exhibamos como región tasas alarmantes, como que el 36% de los accidentes viales registrados durante este año se han provocado por la conducción bajo los efectos del alcohol.
Igualmente, el director de Tránsito de la Municipalidad de Punta Arenas calificó la situación de crítica, haciendo ver que la siniestralidad vial aumentó un 34% de 2021 a 2022.
Otro dato que debe preocupar y que, en cierta medida también abunda a este fenómeno, es el sostenido aumento del parque automotor en la capital regional, lo que en forma incidental acarrea otro problema: el incremento desmedido de los vehículos que ingresan a la maestranza municipal. Sólo en los primeros tres meses y medio del año han sido depositados 333 máquinas al recinto de acopio. Esta cifra se eleva a casi mil vehículos durante los últimos 12 meses.
Volviendo al vínculo excesiva ingesta de alcohol-accidentes-muerte, los datos también son elocuentes: sólo el año pasado Magallanes registró 1.111 siniestros viales con 18 personas fallecidas. A ello, se deben agregar todos aquellos conductores o pasajeros, así como peatones que resultaron con heridas y secuelas físicas y psicológicas graves o muy graves.
Estamos ante un cuadro que resulta muy preocupante y que en nada ha mejorado pese a los constantes llamados de las autoridades pertinentes al manejo responsable y a no conducir bajo los efectos del alcohol.
La conducción a exceso de velocidad y en estado de ebriedad están arriesgando diariamente la vida no sólo de quienes están al frente del volante, sino de personas inocentes que transitan por las calles de la ciudad y que en un segundo pueden perder sus vidas o resultar seriamente dañadas por estas acciones irresponsables.
Se necesitan, entonces, mantener e intensificar los controles de carabineros y personal calificado, así como las campañas educativas en los colegios. Pero, también se requiere del concurso de las familias, para que eduquen a sus hijos y no permitan que éstos conduzcan bajo los efectos del alcohol o de las drogas.