A 8 años de la desaparición de Irma Solís, la familia se muestra decepcionada de la justicia

Un día como hoy, pero del año 2015, hace exactamente ocho años, la crónica policial comenzaba a hablar de la desaparición de Irma Miriabet Solís Cruces. Una mujer de entonces 32 años de edad, oriunda de Chillán que estaba viviendo en Punta Arenas.

A partir de ese 8 de abril el caso se transformó en un enigma para la fiscalía y la Policía de Investigaciones. Un puzzle que quedó a medias y nunca se terminó de armar. No hay registros o huellas que permitan dar con ella.

Es lo mismo que ha sucedido con otras personas, como el estudiante Ricardo Harex, extraviado el 19 de octubre de 2001; el tripulante José Márquez, Hugo Arenas Huenante, perdido en junio de 2008; Luis Almonacid Almonacid, desde septiembre de 2009 y Luis González Paredes, extraviado en agosto de 2016.

Irma Solis

La investigación permitió establecer que Irma Solis tenía de pareja al funcionario de la Armada, Eduardo Antonio Jara Verdugo.

Los ojos siempre estuvieron puestos en él, pero nada le pudieron comprobar que lo comprometiera con la desaparición de la mujer. Incluso la fiscalía abrió una causa en su contra por el único delito que le pudo imputar, “obstrucción a la investigación”, pero la justicia lo desestimó y lo terminó absolviendo.

El último registro visual de Irma es un contacto por la web que sostuvo con su hija de entonces 13 años de edad, que estaba en Chillán, donde le decía que los primeros días de mayo (de 2015) le enviaría un regalo. De ahí nunca más supo de la mamá.

Tiempo después, la primera quincena de junio, apareció abandonado en el interior de los estacionamientos de los departamentos de la Población Cardenal Raúl Silva el jeep de Irma Solís, un Sangyong Korando. Un testigo declaró que vio bajar a un hombre, con características físicas que describió a la Brigada de Homicidios.

En ese tiempo Irma mantenía una relación de convivencia con el funcionario de la Armada, y compartían una vivienda de la población naval  en Cerro Primavera.

El vehículo permaneció varios días ahí, sin levantar mayores sospechas de los vecinos. En la revisión la policía encontró tres maletas con ropa de mujer, presumiblemente de ella. Todo fue periciado en busca de huellas. 

Igualmente se encontró uno de los tres celulares que utilizaba ella y se revisó todo el tráfico de llamadas.

La misma familia dijo que la hija estaba en Punta Arenas trabajando de profesora en una escuela. Esto finalmente fue descartado completamente. No fue posible determinar en qué trabajaba. Por lo mismo, llamó la atención de los vecinos que siempre manejara dinero. 

Familiares que viajaron a Punta Arenas y dialogaron con algunos vecinos conocieron en voz de ellos que, al parecer, Irma era víctima de violencia por parte de la pareja.

Esto convirtió a Eduardo Jara en un sujeto de “interés policial”. Y fue así que el 15 de octubre de 2016 fue detenido y enviado a la cárcel a cumplir prisión preventiva, como autor de los delitos consumados de secuestro y obstrucción a la investigación de Irma Solís.

En octubre de 2018 fue defendido por el abogado Marcos Ibacache Cortez, quien pidió la absolución de su cliente, con argumentos que terminó compartiendo la entonces jueza de Garantía, Paula Stange.

“Soy inocente”

Apenas conocido el fallo, y al rato de ser declarado inocente, cuando abandonaba el Centro de Justicia habló con los medios de prensa y lo primero que hizo fue reiterar su absoluta inocencia. “No hice nada, soy inocente”.

A partir de ahí, fiscalía y policía, empezaron a buscar otras aristas, con miras a aclarar la enigmática desaparición de la mujer.

Papá de Irma
sufrió una trombosis

Eduardo Solís, tío de Irma, habló con El Magallanes, dejando constancia de la amargura y sufrimiento que han padecido como familia, al transcurrir ocho años sin saber nada de su sobrina.

Para ellos es inexplicable que nunca la pudieran encontrar. 

Es más, la desazón y
desesperanza se conjugaron y le terminaron provocando una trombosis múltiple a Miguel Solís, padre de Irma. Fueron muchos años de sufrimiento.

“Mi hermano, como no se expresaba mucho y guardaba y guardaba todo le terminó pasando la cuenta. Hoy está prácticamente inválido, es como si tuviera más de 80 años y es mucho menor que yo. Todo fue por lo que le pasó a la hija, porque como le dijo el médico las emociones se las guardó y le terminaron pasando la cuenta”, dijo Eduardo.

Decepcionados

“Nos decepcionamos tanto de la justicia, porque cuando estaba el fiscal Campos decía que ya tenía esto casi resuelto lo cambiaron a investigar otros casos. Siendo que él nos mantenía informados y después no supimos nada”, indicó el tío, quien siente que los abandonaron cuando más avanzada estaban las indagaciones. 

Para la familia el principal responsable sigue siendo la ex pareja.

Sin embargo el abogado Marcos Ibacache recordó que su cliente siempre declaró ser inocente. Y por eso enfrentó el juicio simplificado, “para reafirmar que nunca tuvo nada que ver con la desaparición de Irma”, como finalmente lo resolvió el Juzgado de Garantía.