El 35% de los republicanos
Pasadas las elecciones del domingo 7 de mayo, han seguido las interpretaciones y los análisis políticos de los resultados. El contundente 35% que logró el Partido Republicano con sus listas en todo el país dejó enmudecidos a muchos, pero, en rigor, confirmó los temores de la derecha tradicional.
Aunque se ha hablado de un terremoto político, la alta votación alcanzada por los candidatos republicanos se veía venir, desde el estrepitoso triunfo del Rechazo, en el plebiscito de salida del 4 de septiembre del año pasado.
Desde el estallido social, el país ha vivido un proceso acelerado de polarización, con expresiones de la izquierda más extrema y discursos radicalizados. Como respuesta natural y actuando esto como acelerante, la derecha más ultra también ha crecido, con un discurso fácil y de corte populista.
Así, desde el triunfo del Frente Amplio y la llegada de Gabriel Boric a La Moneda, este sector ha tenido el campo abierto para avanzar y tomar el espacio político y discursivo que dejó libre el conservadurismo histórico y las fuerzas concertacionistas que dieron estabilidad al país en las primeras décadas del regreso de la democracia a Chile.
Casi como si fuera un chiste, el partido del defensor a ultranza de la actual Constitución obtuvo 23 de los 50 escaños del Consejo Constitucional (se agregó un escaño para un representante de los pueblos originarios). Más los 11 consejeros (21% de los votos) que escogieron RN, Udi y Evópoli, la derecha tendrá el control del órgano constituyente.
El oficialismo logró el 28%, lo que se tradujo en 17 escaños. Si bien no debería ser visto como un pésimo resultado pues el Frente Amplio y el PS quedaron como segunda fuerza, perdieron el poder de veto dentro del Consejo Constitucional y están sufriendo por los embates comunicacionales y el ambiente hostilizado. De esto fue un reflejo el discurso de José Antonio Kast la noche del domingo 7 de mayo, cuando habló de “un gobierno fracasado”, siendo que la coalición gobernante lleva poco más de un año en La Moneda y que se han obtenido importantes logros legislativos a favor de la gente.
Los otros partidos viven su peor momento, sobre todo la Democracia Cristiana, que fue el pivote sobre el cual se recuperó la democracia y sostuvo los primeros gobiernos concertacionistas. El PPD no está mejor y el radicalismo está en una latencia.
Todo esto tiene su reflejo a nivel regional, donde la vida partidaria, además, es escuálida y cada vez se empobrece y termina siendo un ejercicio de unos pocos, pese a que a todos les gusta hablar de la gente y de la mentada participación ciudadana.
Terremoto, péndulo, polarización. Mientras se siguen barajando estos conceptos, ya todos están mirando hacia las próximas municipales, como si estas elecciones fueran su tabla de salvación.