“El padre”

Guillermo Muñoz Mieres
Periodista

Francia- Gran Bretaña, 2020

Director: Florian Zeller

Protagonistas: Anthony Hopkins, Olivia Colman, Rufus Sewell

En Netflix

La vejez y su irrupción en la vida de las personas con sus virtudes y a la vez secuelas, ha sido un tema constante en el cine, ya sea desde el paso del tiempo, los cambios culturales o la cercanía con la muerte.

Más cerca de esto último se encuentran películas que abordan el tema de la pérdida de la memoria, ya sea “Amour” (2012) de Michael Hanecke, donde un hombre es testigo del primer atisbo del  alzheimer en su esposa, dilema que se repite pero a la chilena en “Gatos viejos” (2010) de Sebastián Silva y en el documental “La memoria infinita” (2023) de Maite Alberdi donde aborda la relación entre la actriz Paulina Urrutia y el recién fallecido periodista Augusto Góngora producto del Alzheimer.

“El padre” le agrega un peldaño a esta mirada sobre la vejez y la memoria a través de la historia de Anthony, un hombre anciano que comienza a experimentar la confusión y cambio de situaciones no esperadas. Su hija no es la misma con la que habló hace unos  minutos, aparece un yerno del cual nunca supo, hay viajes que no se hacen y personas que prometen llegar para cuidarlo. Escucha susurrar a las personas, se le pierden los relojes y lo que fue hoy parece que en realidad fue ayer. Una situación desesperante e inquietante que cualquier espectador podría llegar a intuir en los primeros 30 minutos de la película que Anthony podría estar siendo víctima de un montaje y una conspiración.

Pero no es así, lo que “El padre” busca transmitir y representar es quizás el estado y la situación en que el alzheimer irrumpe en la vida de las personas. Por eso la película está planteada casi en la totalidad desde su punto de vista y conciencia y ese “casi” es porque al director Florian Zeller se le ocurre salirse por unos minutos de la cabeza de Anthony, trasladarse al de su hija y constatar que toda nuestra conciencia tiene lapsus que finalmente no son. Es decir, la memoria tarde o temprano tiene un punto de fuga. 

“El Padre” está basada en una obra teatral del mismo director y fue él quien la adaptó junto a su colaborador Christopher Hampton, lo que explica esa textura teatral de pocos personajes- no son más de 3 ó 4 duplicados en varios actores y actrices según la memoria de Anthony-, escenarios acotados como el comedor, la cocina, el dormitorio, pero sobre todo los pasillos por donde su percepción de la realidad se divide entre  lo que alcanza o cree ver.

La película fue ganadora de dos Oscar de la Academia el año 2021, la primera por Mejor Guión Adaptado y la segunda a Mejor Actor, donde Anthony Hopkins, vuelve a recibir la estatuilla después de casi tres décadas tras personificar al psicópata caníbal Hannibal Lecter de “El silencio de los inocentes” (1991).

“El Padre” es, además de la vejez, una reflexión sobre el tiempo, por eso los relojes adquieren esa desesperada importancia en los minutos de vida de Anthony, donde no alcanza a recordar si los perdió, fue víctima de un hurto o simplemente la memoria está jugando su última humorada trágica. Es decir, la claridad del tiempo es directamente proporcional a la memoria.

“El Padre” hace transitar por distintas emociones, desde la incertidumbre a la desesperación, de la tristeza a la resignación, de la angustia a la soledad, pero en todas ellas-y por sobre ellas- está la magia del cine que puede en menos de dos horas decirnos cómo imagina que llega a la vida de una persona el paso del tiempo y el olvido.