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Caídas en los mayores (Parte II)

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 24 de Mayo del 2023

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Ramón Lobos Vásquez
Médico Geriatra y Paliativista

En la columna anterior veíamos la importancia de evaluar periódicamente a los mayores, para detectar condiciones de salud física y funcional que aumentan la probabilidad de caídas y su abordaje preventivo tras dichas evaluaciones.  

La idea es que se realicen intervenciones individuales o grupales para ese mayor que ha caído y hacer frecuentemente esta evaluación funcional de los mayores en su centro de salud. Pero también un aspecto importante y siempre esencial es la revisión crítica de la prescripción farmacológica en el uso de todo mayor. 

Cuando el desencadenante de la caída se encuentra fuera del adulto mayor se debe realizar, ojalá en todos los que han caído, una evaluación del entorno físico y eventuales predisponentes de esas caídas.

Es importante, entonces, revisar o evaluar factores en sus propias viviendas y que requerirán una intervención para adecuar ese entorno y volverlo más seguro para ese mayor.

Ver el piso de sus casas: que tan irregulares o deslizantes son. Los desniveles que en ella se produzcan, atenuándolos en lo posible. Que haya contrastes para señalar áreas distintas. Que no hayan alfombras, choapinos o paños en el suelo que faciliten estas caídas. La iluminación de las piezas en que estén no deber ser muy intensas o deficientes, permitiéndoles percibir las diferencias o particularidades de ellas.

Si hay escaleras, que éstas se encuentren bien iluminadas, ojalá con pasamanos adecuados, sin peldaños irregulares, muy altos o que no tengan áreas de descanso si son muy altas. Que en la cocina las cosas para su uso no estén en las partes más elevadas o sean pisos resbaladizos. Que en los baños los lavamanos o WC tengan la altura adecuada para los mayores. Existen en el comercio estos sanitarios diferenciados para mayores. De allí la importancia de equipar adecuadamente las instalaciones a los requerimientos que tienen los mayores. Instalar duchas que facilitan el acceso con pasamanos o barras dentro de ellas, que ayuden al uso autónomo por los mayores. Siendo así seguros para su uso. Si es necesario instalar también barras que faciliten el levantarse del baño en forma autónoma y segura.

En los dormitorios es importante tener una cama adecuada a su altura. Ni muy baja. Ni muy alta. Anchas, pero no en exceso, sino que con espacio suficiente para ese mayor. Bien iluminado y evitando las temidas bajadas de cama. Esencial es la definición del calzado a usar dentro de casa, evitando las pantuflas o zapatillas de casa que no aseguran la estabilidad del pie. Este es un punto a revisar continuamente con los mayores, para que se sientan cómodos y usen el calzado más seguro dentro de casa. Aspecto que también debe ser abordado o conversado en las evaluaciones funcionales periódicas de ese mayor, la idea es buscar la asesoría de profesionales expertos en estos temas; para tomar las mejores decisiones. También disponer la menor cantidad de cables cercanos a la cama, lo que lleva a definir qué aparatos eléctricos y luminarias tendrá la habitación de nuestro mayor.

Tener en cuenta que las puertas de vidrio pueden ser muy peligrosas si un mayor choca con ellas, así como los espejos que dificulten un buen tránsito o que los confundan. Así como los muebles que obstruyan el libre tránsito en las rutas habituales de desplazamiento.

Por otra parte, es importante saber que si hay niños pequeños conviviendo con mayores, se debe cuidar la disposición de sus juguetes en las áreas que comparten. Igualmente con las mascotas que eventualmente pueden contribuir a potenciar caídas de nuestros mayores en el domicilio.

También si el mayor sale de casa hay que evaluar la seguridad por las vías en que se va a desplazar, partiendo por el calzado más apropiado para este desplazamiento y reconocer las vías más expeditas y seguras para su deambular. Es importante saber si existen lugares de descanso de altura óptima para hacerlo. Incluso verificar los tiempos de los semáforos que permitan un cruce seguro y adecuado de una persona mayor. Todo lo cual está englobado en tener resuelta esta problemática para los mayores y que se engloba en la determinación y atenuación de las barreras arquitectónicas que nuestras ciudades les ofrecen a los mayores. Más aún si están pensadas para ser usadas por los mayores. 

Por ejemplo, nuestras costaneras en Punta Arenas y Natales tienen muchas deficiencias que hacen inseguro el uso apropiado por los mayores. Les falta optimizarse y es una tarea pendiente para las autoridades comunales. Cuando se proyectan barrios en nuestras comunidades, debe siempre pensarse en que más temprano que tarde serán ocupados por mayores y no deben ser una barrera más que la sociedad les coloca. Igualmente, si pretendemos que los mayores ocupen el transporte público para acudir a sus actividades o controles de salud, deben tener facilidades en su uso y que permitan seguridad y comodidad permanente. Hay demasiados ejemplos de cómo no se están haciendo esfuerzos para que sean más amigables el transporte y desplazamiento de nuestros mayores.

En definitiva, una caída de un adulto mayor no nos debe dejar indiferentes. Es un signo. Una señal que debe motivar a la acción y al trabajo por ellos. Es nuestra obligación. Más si somos el entorno más cercano al que recurre en cualquier contingencia o problema.