Necrológicas

Gestión al servicio de las personas

Por Carlos Contreras Martes 30 de Mayo del 2023

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Carlos Contreras Quintana
Abogado

Con regularidad se emplea la expresión “gestión” para dar cuenta de la actuación de los órganos públicos para la realización de sus fines y objetivos, particularmente los relacionados con la satisfacción de las necesidades de los ciudadanos. Pero, ¿qué se entiende por gestaión? y, más aún, ¿qué se entiende por gestión pública?

Para el profesor Mario Waissbluth “El concepto de modelo de gestión pública, o modelo de agregación de valor público, es una mutación de una eficaz noción de la gestión privada: el modelo de negocio. En términos muy simples se trata, para entes públicos y privados, del conjunto de definiciones clave que es necesario visualizar desde un inicio, respecto de cómo la organización (o el Estado) creará valor (público o privado), y lo llevará a sus clientes, usuarios y stakeholders de carácter público estratégico”. Agrega que “el modelo debe considerar aspectos de carácter estratégico y de implementación y contener respuestas para los grandes desafíos: la definición de su propuesta de valor, sus públicos objetivos, su oferta de servicios, la estrategia de alianzas público-privadas, los procesos y funciones de apoyo y soporte, y la organización que el Estado se dará para proveer esos bienes públicos”. (modelos de gestión pública: implicancias para la planificación, evaluación y control de gestión del Estado)

Así las cosas, la gestión pública no es la mera acción de un profesional, administrativo o auxiliar destinada a cumplir con un deber formal establecido de manera precisa y determinada en una ley o reglamento, pues se trata de un proceso complejo en el cual se debe definir previamente el qué, para quién, quién y cómo se desarrolla la función pública lo que, obviamente, requiere muchos más elementos que la ejecución mecanizada de una determinada labor.

A mi juicio se deben considerar algunos aspectos que, ineludiblemente, deben formar parte de la gestión y tiene que ver con los siguientes: a) Tener claridad que el fin de la administración pública, sea el Estado, municipios o cualquier otro ente, es servir a la persona, al ser humano con el objeto de asegurar el bien común; b) Comprender que existe una necesidad permanente de capacitación y de trabajo aplicado que requiere un esfuerzo adicional propio de las necesidades públicas; c) Mantener una dedicación y compromiso que muchas veces escapa a los horarios de trabajo normales y se confunden con aquella pasión que es propia de la naturaleza humana en otras áreas de la vida como la deportiva, la amorosa o la familiar; d) dar cuenta de un espíritu de colaboración que permita gestionar diversas acciones de manera coordinada en la satisfacción de las necesidades generales.   

En resumen, por supuesto que la gestión pública requiere profesionales, pero lo que más requiere, particularmente en estos días, es convicción y sentido del servicio público real por parte de quienes laboran en los regímenes estatutarios del estado o de las municipalidades, pues en virtud de estos elementos la capacitación permanente, la aplicación de los conocimientos a la solución de los problemas, el aporte coordinado de acciones que permitan asegurar el éxito de las tareas que se acometen, constituyen una extensión natural de las obligaciones legales que pasan a ser el sentido mismo de lo que impulsa al servicio público. De otra manera, sólo estamos en una entidad similar a la empresa privada que carece de sentido humano y de servicio altruista, desinteresado y, sobre todo, útil, necesario.