Necrológicas

– Clemente Andrade Aros
– Mario Oyarzún Mancilla
– Edith Serón Contreras
– María Elisia Alvarado Soto

Inteligencia artificial: ¿la herramienta que pasó a convertirse en amenaza?

Por Eduardo Pino Viernes 2 de Junio del 2023

Compartir esta noticia
76
Visitas

Esta semana apareció una breve carta que adscriben hasta ahora más de 350 personas expertas en el desarrollo de la Inteligencia Artificial, en que advierten acerca de los peligros que ésta conlleva. Para mayor claridad transcribo textual: “Mitigar el riesgo de extinción de la I.A. debería ser una prioridad mundial junto con otros riesgos a escala social, como las pandemias y la guerra nuclear”. 

Es que los avances tecnológicos se han sucedido en tan corto plazo y de manera tan vertiginosa en el último tiempo, que cuando nos hablan de I.A. estamos pasando de una idea relacionada con las películas “El hombre Bicentenario” (1999) o “Inteligencia Artificial” (2001), en que sus protagonistas eran androides en búsqueda de un alma debido a que por alguna extraña razón habían adquirido conciencia de sus pensamientos y emociones; a filmes como “Yo Robot” (2004) o “Terminator” (1984 y posteriores), en que las máquinas se levantan para subyugar o incluso extinguir a los humanos a quienes debían servir, producto de la rebelión consciente y deliberada provocada por la autorregulación de una inteligencia que sólo debía seguir algoritmos programados por sus creadores.

Este último aspecto es el que precisamente ha alertado a estos expertos, pues su conocimiento acerca de este complejo tema les lleva a advertir a la humanidad que se está llegando a límites que no se habían imaginado: la inteligencia artificial está en vías (si es que ya no lo ha hecho) de crearse a sí misma, sin la intervención humana de por medio que la regule y programe según los objetivos y condiciones favorables para la especie humana. Lo que al principio se advertía como una amenaza respecto a la sobreexplotación de la automatización de labores o trabajos, que por consiguiente dejaría sin trabajo a millones de personas (lo que no es un problema menor); ha pasado a una preocupación por la falsedad de información envuelta en un realismo tan genuino que resulta casi imposible diferenciar lo real de lo artificialmente manipulado. Pasamos de inventar máquinas a nuestro servicio para ahorrarnos tiempo y energía, evitando el tedio y aumentando la precisión y productividad; a entrar, intencionadamente o no, a espacios donde los avances han avanzado exponencialmente de manera tan rápida y profunda que ya no sólo provocan admiración y asombro, pues justificadamente el temor de traspasar límites insospechados se ha advertido. 

Geoffrey Hinton, ex vicepresidente de Google que renunció en mayo, advirtió que en un plazo de 5 a 20 años la I.A. podría superar el funcionamiento del cerebro humano de manera integral, lo que parece sacado de una novela de ciencia ficción considerando que nuestro sistema nervioso es producto de una extensa evolución comparado con máquinas construidas hace pocos años. Pero aún más preocupante es la posible profecía de una extinción de la raza humana a manos de I.A. autónoma, lo que es insinuado también por Sam Altman, presidente ejecutivo de Open A.I. (Chat GPT), quien hace dos semanas en su comparecencia ante el Senado de los EE.UU. expresó su gran temor de si algo sale mal en esta tecnología, va a salir “muy mal”.  

La humanidad está enfrentada a probablemente al dilema más relevante para su supervivencia en su historia. Si bien ha tenido otros anteriormente, la globalidad y trascendencia de los alcances de este tema parece superar nuestras mayores distopías. Es muy poco probable, aunque se observen algunos intentos aislados, que un movimiento “ludista” se imponga (fenómeno en Inglaterra y Francia que en la época de la Revolución Industrial se oponía al avance tecnológico, quemando y destruyendo las máquinas), ya que ni remotamente estaríamos dispuestos a prescindir de la comodidad que nos entrega el progreso; pero es necesario que los expertos se detengan a reflexionar y analizar de manera estratégica, funcional y ética a que podría llevar esta vertiginosa carrera. Es difícil solicitar cautela cuando el ser humano cree tener en sus manos la capacidad para traspasar límites inéditos, pues la audacia y ambición generalmente son “caramelos” difíciles de rechazar o controlar. De ahí que valoremos y apoyemos estas voces autorizadas, de estos expertos que han sido parte relevante de un proceso que la mayoría de nosotros sólo podemos imaginar o inferir desde una perspectiva muy parcial e incompleta.    

Sin querer parecer apocalíptico, confiemos en la sabiduría de nuestros líderes y científicos para llevar por buen camino este trascendente tema, si no habremos observado como las máquinas reemplazaron muchas de nuestras actividades de tipo físico, para seguir con las de tipo mental y social. Esperemos que no llegue el día en que reemplacen nuestra existencia.