La raza política narcisista
Hernán Rocha Pavés
El narcisista según la RAE tiene una excesiva complacencia en la consideración de sus propias facultades u obras. Es una enfermedad en la cual tienen un aire irrazonable de superioridad. Necesitan y buscan atención, quieren que las personas las admiren. Además de su condición de excesiva autoestima, tienen un planteamiento sobre el resto de las personas tales como: “ tienes que solucionar tus propios problemas”, “no eres una víctima”, “no mereces un trato de favor”, y algo muy propio de ellos es lo que contestan como respuesta a una pregunta que no les acomoda: “ Necesito tiempo para pensar”. El narcisista niega las virtudes y valor de las demás personas y sólo se admira a sí misma. Tiene un punto de vista de la vida que considera irrefutable y cierto, tiene una necesidad inagotable de adulación y admiración, vive permanentemente preocupado de sí mismo y de sus necesidades. Es un adulador de sí mismo y un despreciador de los otros.
¿Parece conocido?.
A los políticos hay que diferenciarlos entre los “políticos”, los que ejercen de verdad la función política y los de la raza política, rechazada por sus propias encuestas. Estos últimos son los que no tienen miramientos para mentir, ser sobornados e incluso negar de sus ideas (cuestión que moralmente es más grave). La raza política es la del político narcisista, y advierta Ud. como lo hace y verá que hace exactamente lo propio del narcisista.
“Tienen un aire irrazonable de superioridad”, como por ejemplo el que dice “de sus dichos, claramente, uno puede plantear que hay un abandono de deberes al haber opinado de un fallo en contrario a este. Hay que analizar si ese abandono de deberes es notable, yo diría que sí”. El decir que “claramente uno puede plantear”, es un signo inconfundible de la superioridad que se asigna ante algo que él, personaje que no tiene injerencia, que es de otro Poder del Estado y que otros lo deben resolver, se apropia al adelantar que existe “abandono de deberes”, como si el Poder donde él pertenece estuviera libre de aquello.
“Buscan atención”. El político narcisista necesita mostrarse porque de eso depende su reelección. El no está preocupado por el bien común, esta pendiente de cuántos lo ven, cuántos lo escuchan y cuántos votos puede alcanzar en la próxima elección, de ahí que se obsesiona por estar en la farándula, en los matinales y en todo lo que signifique publicidad/propaganda.
“Tienes que solucionar tus propios problemas”, “no eres una víctima”, “no mereces un trato de favor”, este es un signo característico y que pregonan algunos con mucho énfasis en sus discursos, pero tienen la capacidad de olvidar su autoestima cuando colocan por delante su condición de Raza Política: por ejemplo, “diputados…solicitaron al Presidente…la salida de Araos ante la falta de camas críticas en medio del alza sostenida de virus respiratorios a nivel nacional y que ha dejado cuatro lactantes fallecidos”. ¿No era que cada uno debía solucionar sus propios problemas?, ¿por qué el Estado debía auxiliar a un ciudadano?. No, ahora se presenta con su otra faceta, un personaje que “tiene una necesidad inagotable de adulación y admiración” diciendo en este caso que la falta de camas es un problema de hoy, es un problema que ellos hubieran resuelto antes, como si nadie entendiera que el problema es de arrastre, es de ellos mismos que consiguiendo votos a través de su narcisismo se olvidaron que todos los inviernos sucede lo mismo, con más o menos noticia estridente. Es que él, miembro de esta raza “vive permanentemente preocupado de sí mismo y de sus necesidades. Es un adulador de sí mismo y un despreciador de los otros”, no se ha dado cuenta de la realidad permanente de este país llamado Chile, con un sistema de Salud precario, insuficiente, mal diseñado, mal gestionado, pobre en recursos que existe por muchos lustros, más de diez, por sobre los veinte.
Con esto, la raza política hoy (pero no es la primera vez) fue capaz de tomar la desgracia para unas familias como la muerte de unos lactantes para ejercer su máxima expresión narcisista, “un punto de vista de la vida que considera irrefutable y cierto”, aún a costa del sufrimiento de otros. Nosotros tenemos la razón, dicen, él, el otro, aquel o aquellos se equivocaron y hay que expulsarlos, los de la raza política, teníamos la razón. Pero, ¿por qué tenían la razón?. Mira, contestan, “necesito tiempo para pensar”.