La historia de la escuela más austral del mundo

• Actualmente el establecimiento educacional tiene cinco estudiantes que van rotando año a año, ya que muchos son hijos de funcionarios de Carabineros o de la Armada que vienen a vivir durante un periodo a este confín del mundo.

En un entorno aislado natural y privilegiado, que ha sido instituido como Reserva de la Biósfera, está ubicada la Escuela Básica G-44 de Puerto Toro, la más austral del mundo. Dicho establecimiento educacional está emplazado al sur de la isla Navarino, en la comuna de Cabo de Hornos. Para llegar, se debe abordar una lancha que viaja sólo una vez al mes ida y vuelta desde Puerto Williams, demorándose cerca de 1 hora y 15 minutos. 

Fue fundada en 1972, aunque no hay documento o certeza de la fecha exacta. 

En la actualidad, la escuela tiene cinco estudiantes que van rotando año a año, ya que muchos son hijos de funcionarios de Carabineros o de la Armada que vienen a vivir a este confín del mundo. 

“Este año tenemos alumnos de segundo básico, tercero, cuarto y sexto, todos están en la misma sala de clases y con la misma profesora. Hay algunos niños que son hijos de pescadores que es la segunda mayor actividad productiva de la zona, que son quienes se van quedando en la escuela, el resto va rotando de acuerdo a los traslados”, ilustra Amparo Thiesse, la única docente de la escuela.  Dice que todos los alumnos escuchan la asignatura y el contenido de su compañero, por lo que se implementan diferentes estrategias para ir avanzando de acuerdo al nivel de cada estudiante. 

Además, los alumnos realizan una gran variedad de actividades extracurriculares. “Por ejemplo, tenemos un taller de medio ambiente en el cual trabajamos en nuestro invernadero. También hacemos deporte, para ello tenemos un gimnasio y una sala de uso múltiple”, indica la profesora Amparo Thiesse.

Gira pedagógica

Tras largo tiempo de restricciones producto de la pandemia de coronavirus y dificultades en la conectividad, estudiantes de dicha escuela básica realizaron una gira pedagógica a Puerto Williams, donde recorrieron los edificios de la capital provincial y participaron en la reciente
inauguración del Centro Cabo de Hornos. Además, tuvieron la oportunidad de visitar el Liceo Donald Mc Intyre Griffiths donde compartieron con muchos estudiantes, así como también la posibilidad de caminar por las céntricas calles y veredas de la ciudad de isla Navarino.

“Mi escuela es
única en el mundo”

Matías Sagredo Fuentes cursa cuarto básico y comenta: “Para mí, la escuela es muy importante, porque aprendo muchas cosas y me gusta compartir con mis amigos”. De la misma manera, Belén Sagredo Fuentes, de segundo básico, dice: “Mi escuela es única, me gusta aprender con mis compañeros y la profe es la mejor”.

Otro de los estudiantes es Alexander Cea Montaño, quien cursa cuarto básico, el joven expresa que “mi escuela es especial porque está en el fin del mundo, estamos en el lugar más lejano, nosotros somos sólo cinco niños y aprendemos todos juntos”, dijo.

En tanto que Angel Concha Ojeda, alumno de segundo básico, manifiesta que: “Para mí esta escuela es un espacio de amor y aprendizaje, para los cinco niños que jugamos todos juntos, aunque a veces separados, porque somos cuatro niños y una niña”.

El mayor de los alumnos es Franco Concha Ojeda, de sexto básico, quien asegura que para él la escuela lo es todo. “Aquí pude hacer amigos y aprendo mucho”, comentó.

Los desafíos

Respecto de los principales desafíos que enfrentan, la profesora detalla que el más importante es el tener que trabajar en una zona totalmente aislada, con pocos recursos. “Tenemos un generador que abastece la luz y la calefacción de la escuela, pero constantemente hemos tenido problemas, y si falla el generador fallan todos los otros agentes que son importantes para desarrollar una clase”, grafica.

Otra sensible carencia es la falta de internet.