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Los satélites de Musk

Por Abraham Santibáñez Sábado 5 de Agosto del 2023

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Abraham Santibáñez
Premio Nacional de Periodismo

En su famoso Poema 20, Pablo Neruda asegura que puede escribir “los versos más tristes esta noche”. Y comienza: “La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos”. Esto fue en pleno siglo XX, en lo que a estas alturas es prehistoria. Hoy, una mirada parecida corre el riesgo de tropezar con un multitudinario y relativamente cercano despliegue de estrellas artificiales. Elon Musk, el audaz y siempre desconcertante propietario de Tuitter, devenido en “X”, pretende instalar miles de satélites en el cielo. Y ya tiene 500.

Hace un par de años anunció el proyecto Starlink de su compañía SpaceX. Su objetivo, no exento de polémica, pretende crear una red de satélites de alta velocidad que proporcione Internet a bajo costo a todo el mundo. Para ello subiría al espacio unos 12.000 artefactos de pequeño tamaño. Hace dos semanas disparó el octavo conjunto de 60 satélites.

De esta forma, SpaceX ha pasado a convertirse en el principal colocador privado de satélites, superando a cualquier eventual competidor. Desde el primer lanzamiento, en mayo de 2019, no han sido pocas las críticas de astrónomos. Dicen que los satélites perjudican la calidad de sus observaciones. Se comenta, por ejemplo, que un proyecto que se vería afectado sería el Observatorio Vera Rubin, en el norte de Chile.

Por ahora, los satélites de Musk solo se pueden ver en algunos pocos lugares al amanecer o después de la puesta del sol. Pero hay vídeos de Internet que enseñan cómo pasa por la órbita terrestre el llamado “tren de satélites”: una de las maneras cómo se instalan en el cielo. En todo caso, la mayor crítica de los astrónomos se refiere a la contaminación lumínica que suponen los satélites Starlink.

Pero hay más problemas. Los detalló en un extenso reportaje The New York Times, que analiza el enorme poder que ha adquirido Elon Musk. El proyecto Starlink es apenas uno entre varios proyectos.

En marzo pasado, el general Mark A. Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, y el general Valeriy Zaluzhnyi, líder de las Fuerzas Armadas de Ucrania, hablaron por una línea segura, comentó el diario norteamericano.

Según el reportaje, “los dos líderes militares intercambiaron informaciones sobre sistemas de defensa aérea, evaluaciones del campo de batalla en tiempo real e información de inteligencia sobre las pérdidas militares de Rusia”.

Pero también hablaron de Elon Musk.

El general Zaluzhnyi habría planteado el tema debido a que las decisiones en el campo de batalla de Ucrania dependerían de Starlink para las comunicaciones. A su país, agregó según las fuentes del diario, le interesa tener seguridad de acceso y financiamiento.

Finalmente, el general Zaluzhnyi también preguntó si Estados Unidos tiene una evaluación de los intereses en expansión de Musk, que se calificó en el reportaje como “una política turbia”. No estaba incluida al parecer en la conversación, pero la realidad es que el poder de la tecnología ha ayudado a impulsar el valor de SpaceX a casi 140.000 millones de dólares.

Los funcionarios estadounidenses no habrían respondido a las inquietudes planteadas.

La única respuesta posible, en este delicado juego de ambiciones, sería quizás la misma de Neruda en el mismo Poema 20: “El viento en el cielo gira y canta…”.

Y nadie responde.

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