Damas de Blanco: un cuarto de siglo llevando cariño y apoyo espiritual a los enfermos
Prestar apoyo en las cosas prácticas que implica el estar hospitalizado a quienes están solos es el principal desafío de las Damas de Blanco de Punta Arenas, voluntarias que entregan una valiosa colaboración en el Hospital Clínico.
La organización de voluntariado nacida en esta ciudad un 8 de octubre de 1998, conmemoró sus Bodas de Plata, con un culto de Acción de Gracias realizado el sábado último en el templo de la Iglesia del Señor Apostólica, con la participación de las Damas de Blanco, sus familias, fieles evangélicos, números musicales y pastores de distintas denominaciones, además de los máximos directivos de la Red Regional de Voluntariado, Arevol.
A nivel local son 22 mujeres comprometidas con esta obra, bajo la coordinación de Amelia Hernández, quienes cumpliendo turnos se preocupan de ayudar a las personas a desarrollar ciertas necesidades básicas que ya sea por su enfermedad o avanzada edad no les permiten suplir por sí solos. Son muchas las personas que no tienen a nadie. Otras, a pesar de tener familiares, no son visitadas y no tienen quien los ayude en necesidades tan cotidianas como alimentarse o asearse.
Quien vio nacer a esta Fundación en Punta Arenas, es la voluntaria Belinda Valeria Zúñiga Inostroza, de la Iglesia Anglicana, la más antigua. “En esta ciudad Dios usó a la hermana Lucía Cárdenas, cuyo llamado comenzó a manifestarse cuando ella visitaba a su tía en el entonces hospital antiguo, quien debido a un accidente vascular, le impedía alimentarse sola. Ella comenzó a asistirla, al igual que a otras compañeras de pieza que carecían de red de apoyo familiar. Fue el llamado que recibió de Dios, por lo que debía hacer algo para asistir a los enfermos, naciendo así la institución en esta ciudad, avalado desde el nivel central por el Ministerio Damas de Blanco, que funciona en Santiago desde 1958”, expresó.
A contar del 8 de octubre de 1998, fecha oficial del nacimiento de la organización de voluntariado, Belinda Zúñiga señala que “hemos podido disfrutar del apoyo del Señor, y del beneficio que da el poder de ayudar al prójimo”.
Sobre su labor específica que despliegan en el principal centro asistencial, indica que junto con visitar al paciente enfermo, “conversamos con él, lo animamos, y si tiene fe en Dios, oramos por él. Independiente si es creyente o no, nosotros suplimos sus necesidades en cuanto a lo material, ya sea con la entrega de pañales y útiles de aseo, no necesariamente que sean casos sociales, pudiendo ser también pacientes derivados desde Porvenir y Puerto Williams que carezcan de red de apoyo”.
Pandemia
En tiempo de pandemia, en ningún caso se dejó de prestar este tipo de ayuda social, siempre estuvieron pendientes de los requerimientos.
Los recursos provienen de la colecta nacional, actividad que se realizará en la región en la presente semana, los días 13, 14 y 15 de octubre, sin embargo destaca que a lo anterior se han sumado los fondos recibidos de los proyectos sociales a los que han postulado a nivel del gobierno regional, al igual que los aportes emanados desde la Red Regional de Voluntariado.
Pero, su trabajo a favor del enfermo hospitalizado, también se ha complementado hacia la parte externa, visitando a los pacientes en sus domicilios, gracias a los fondos estatales que reciben, los que han permitido la compra de catres clínicos, colchones antiescaras, bastones y sillas de ruedas, elementos que son facilitados en calidad de préstamo, siempre y cuando posteriormente puedan ser reutilizados.
Para Puerto Natales hay una buena noticia; hace poco se reabrió la filial de esa ciudad, nacida en 2006, cuya labor se mantuvo interrumpida en los últimos años.
Durante el culto de Acción de Gracias por la celebración de este cuarto de siglo, las Damas de Blanco entregaron una serie de reconocimientos, entre ellos a Ruth la Paz, una de las iniciadoras de esta obra, a pastores evangélicos que los han acogido y acompañado en este caminar, a la directiva de Arevol. También se le rindió un sentido recuerdo a Florinda Apablaza Coronado, una de las fundadoras de la institución, fallecida el 5 de enero de 2017, a los 89 años, cuyo nombre lleva la Sociedad Femenina de la Iglesia Metodista, y también una calle de la Villa Jardín de la Patagonia etapa 6.