“En dos años ella hizo lo que varios profesionales harían en varias vidas”
- Lucila Godoy Alcayaga, quien mundialmente fue conocida como Gabriela Mistral, llega a Punta Arenas en 1918 a encabezar la dirección del Liceo de Niñas, cargo en el que estuvo hasta 1920.
Dusan Martinovic es profesor de Historia y encargado de Educación del Museo Regional de Magallanes. Cuenta que desde sus inicios como docente comenzó a ahondar en la vida de Lucila Godoy Alcayaga, ex directora del Liceo de Niñas de Punta Arenas en el periodo 1918-1920, y que alcanzó fama mundial en 1945 al obtener el Premio Nobel de Literatura, bajo el pseudónimo de Gabriela Mistral.
Para Martinovic, autor del libro “Gabriela Austral” (2013), todavía queda mucho por saber y contar de la destacada docente, escritora y filántropa chilena, que desarrolló una fructífera labor como humanista en Magallanes en los inicios del siglo XX.
Para este profesor e investigador es necesario que las nuevas generaciones conozcan a esta gran mujer, que dio cátedra de empoderamiento femenino y de una lucha intensa por apoyar el acceso a la educación.
-¿Cómo nace este interés por investigar a Gabriela Mistral?
-“Nace por el desconocimiento que hay sobre ella. Si bien se sabía que vivió en Punta Arenas y que acá escribió ‘Desolación’, no había datos sobre dónde vivió o simplemente por qué se fue si es que lo pasó tan bien acá. Saber con quién vino, por qué vino, por qué se fue o si hizo amigos acá”.
-¿Pero su interés nace cuando hacías clases en el Liceo Sara Braun?
– “Sí, efectivamente. Con un grupo de personas empezamos a investigar sobre Gabriela y fue un proceso de 5 a 6 años, en que comenzamos a leer y a buscar todo lo que estuviera relacionado con ella y acotarlo al periodo en que ella estuvo en Magallanes”.
– ¿Fue ella tan productiva estando acá en Magallanes?
– “En dos años ella hizo lo que varios profesionales harían en varias vidas. Ella llega en 1918, a un liceo totalmente desorganizado. Imagínate que para esos años había en Chile sólo 44 liceos fiscales, de los cuales algunos eran sobresalientes, otros destacados, algunos regulares, unos deficientes, y el de Punta Arenas era el peor de Chile. Gabriela Mistral había hecho una carrera docente. Si bien estudió Pedagogía en la Escuela Normal de La Serena, aunque la expulsaron, después trabajó de secretaria, de inspectora, de docente de Historia y de Literatura, pero nunca tuvo la oportunidad de tener un cargo directivo y ése se da recién el 15 de febrero de 1918, gracias a su amigo personal, el profesor y entonces ministro Pedro Aguirre Cerda (que después se convirtió en Presidente de la República). Y ella llega con dos misiones a Punta Arenas: reorganizar un liceo dividido contra sí mismo y para chilenizar un territorio donde el extranjero súper abundaba”.
– ¿Y cómo llega ella?
– “Ella viene con un grupo de 7 profesoras y llega en barco desde Chiloé arribando a Magallanes el 18 de mayo de 1918, y se instala en el liceo. Pide que las clases se demoren un poco mientras ella se organiza. Ella se hace cargo de reabrir el liceo con estas 7 profesoras, con las que ella también hace clases. Laura Rodig (quien posteriormente fue una destacada pintora y escultora nacional) llega también con ella como profesora de Artes e inspectora general con 17 años. Y Gabriela Mistral tenía 28. Hoy día en el siglo XXI difícilmente hay un director de colegio que tenga 28 años y esto ocurrió hace 100 años”.
– ¿Por qué la expulsaron de la Escuela Normal de La Serena?
– “Había un sacerdote al que no le gustó la presencia de Gabriela Mistral, particularmente porque había leído unos artículos escritos por ella en el diario El Coquimbo, referidos a temas feministas. Uno de sus textos se llamaba ‘Naturalista’, y da como origen del Universo a la naturaleza y eso fue lo que terminó de molestar a este cura, que la terminó echando de la Escuela Normal”.
– Volviendo a Magallanes, Lucila Godoy Alcayaga-Gabriela Mistral estuvo sólo dos años en la zona. ¿Adónde se fue después?
– “Se fue de directora al liceo de Temuco pero estuvo sólo unos meses. De ahí se va a Santiago y después se va de Chile para siempre. El último lugar estable donde estuvo fue acá. Gabriela se va de Chile en 1922 y nunca más regresa a vivir al país. En sus últimos 30 años de vida no estuvo más de 20 días en Chile”.
– Siempre se destaca que ella ayudó a fortalecer la vida cultural en Punta Arenas.
– “Gabriela logra instalarse muy bien en la zona. Entendamos que Punta Arenas de 1918 era una cosa muy diferente a este Chile del resto del país, que era muy clasista y muy racista, donde el Club de la Unión de Santiago y el mismo magisterio le hacían la cruz a Gabriela. Llega a un lugar con mucho inmigrante, mucho obrero de Chiloé, no somos todavía provincia, no tenemos derecho a voto ni representación parlamentaria. Es el fin del mundo, en un pueblo olvidado por Dios, que funciona básicamente a través de un gobernador. Y ella encuentra una ciudad muy interesante y muy culta. Si bien la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria se da en los años ‘20, acá el gobernador Carlos Bories ya generó en 1900 la obligatoriedad de la instrucción primaria. Ella coincide en la zona con el médico Mateo Bencur, uno de los escritores eslavos más destacados, también había un incipiente mundo de la literatura; y había músicos. Entonces llega a hacerse cargo del liceo y se relaciona con la Sociedad de Instrucción Popular, que suplía ese espacio que la educación formal no cubría y que estaba dedicado al mundo obrero. Y Gabriela, al alero de esa Sociedad de Instrucción Popular, de Juan Bautista Contardi, de Luis Alberto Barrera y otras personas ligadas a la educación, crean el 21 de septiembre de 1918 el primer curso de alfabetización para mujeres obreras de todo el país. Esa fue una de las pequeñas grandes transformaciones que hizo. Creó también la primera revista literaria, Mireya, donde escribió Alfonsina Storni, famosa poetisa uruguaya; con los dibujos de Laura Rodig y con artículos del abogado Julio Munizaga, quien fue uno de los grandes partners de Gabriela acá”.
– ¿Es efectivo que Gabriela Mistral escribió “Desolación” estando en Magallanes?
– “Gabriela Mistral escribió sólo cuatro libros durante su vida: ‘Desolación’, ‘Tala’, ‘Lagar’ y ‘Ternura’, a los que se suman ‘Poemas de Chile’ y una recopilación póstuma. ‘Desolación’ se edita en 1922 en Estados Unidos. Fue escrito parcialmente cuando ella estuvo en la zona. Reúne el libro lo que ella había escrito en los 15 años anteriores, como el gran golpe que da con ‘Los sonetos de la muerte’, de 1914. Pero estando acá tiene la estabilidad económica que le permite juntar su obra y corregirla, como lo hizo con ‘Piececitos de niño’, y ahí incluye 45 poemas íntegramente escritos en Magallanes de un total de 100 que escribió en los últimos 15 años. Logró hacer esto en Punta Arenas y lo remató en Tres Pasos, en Ultima Esperanza, donde va de vacaciones en enero y parte de febrero de 1919. En una cabaña alejada, invitada por su amigo Rogelio Figueroa, recopila y escribe mucho”.
– ¿Qué se puede decir de su labor como directora del liceo?
– “Piensa que hizo muchas cosas. Primero, hizo que la matrícula se triplicara. De 100 alumnas llega a 350 alumnas. Hoy día la matrícula del liceo no llega a 350 alumnos. ¿Cómo mejoró la asistencia? Fueron varias cosas. Ella creó el uniforme para que todas las alumnas no tuvieran diferencias y establece las vacaciones de invierno para evitar enfermedades y el ausentismo y hacer que éstas coincidieran con las complicadas condiciones climáticas de la época. Crea también una biblioteca popular en el mismo liceo y que atiende ella misma el fin de semana. Crea esta revista literatura, crea esta escuela en provincia para mujeres y aparte crea un libro que la hace merecedora del Premio Nobel de Literatura. Algunos de los críticos más importantes dicen que ‘Desolación’ es la obra más importante de la literatura chilena contemporánea, y además fue la primera mujer latinoamericana que gana este premio”.
– ¿Por qué todavía se siente lejano para algunos el legado de Gabriela Mistral?
“Yo creo que Gabriela fue muy utilizada durante la dictadura, con la imagen de esta gran madre de Chile, que te reta y te dice que tienes que ser ordenado. Está esa idea de una mujer triste, vieja, aburrida y ‘retona’, y la verdad es que eso no fue así. Ella en plena juventud escribió textos extraordinarios, donde habla sobre educación, sobre naturaleza, sobre dominio antártico. Para muchos, y yo me incluyo, es obra de Gabriela Mistral que Chile tenga posesión antártica. Ella empieza a generar mapas y se entrevista con loberos que van a la Antártica y le envía cartas a su amigo Pedro Aguirre Cerda sobre la importancia de la Antártica. Y yo te digo que no debe ser mucha coincidencia que apenas Pedro Aguirre Cerda asume la Presidencia de Chile lo primero que hace es tomar posesión de la Antártica, territorio que no conocía nadie”.
– ¿Sientes que en la enseñanza actual hay una mirada más justa hacia la obra y el legado de Gabriela Mistral?
-“Yo creo que ha costado mucho sacarnos esta imagen aburrida de Gabriela Mistral y tenemos una tremenda oportunidad porque en los últimos años se ha repatriado la obra de ella que estaba en Estados Unidos. Hay que aprovechar eso”.