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Proyecto debe ser aprobado por el Congreso de ese país

EE.UU. insiste en crear una bomba atómica que será 24 veces peor que la de Hiroshima

Lunes 6 de Noviembre del 2023

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  • Para el Pentágono su creación “responde a las demandas de un entorno de seguridad en rápida evolución”.

 

 

La voz de alerta la han puesto organizaciones como la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (International Campaign to Abolish Nuclear Weapons, ICAN), la que abordó los alcances de la bomba B61-13.

Mediante un comunicado, Ican indicó que la administración de Joe Biden decidió agregar “una nueva bomba nuclear de gravedad al arsenal estadounidense”.

“La decisión de añadir la B61-13 se produce poco después de que otra nueva bomba nuclear, la B61-12, comenzara su producción a gran escala el año pasado y actualmente esté ingresando al arsenal nuclear”, agregó.

Pese a que aún debe ser aprobada por el Congreso estadounidense, la bomba B61-13 ya recibió señales inmediatas de aprobación por parte de algunos dirigentes republicanos.

El 27 de octubre el Pentágono informó que la decisión de buscar esta capacidad, que se tomó en estrecha colaboración con la NNSA (Administración Nacional de Seguridad Nuclear), “responde a las demandas de un entorno de seguridad en rápida evolución”.

Según el subsecretario de Defensa para Política Espacial, John Plumb, Estados Unidos “tiene la responsabilidad de continuar evaluando y desplegando las capacidades que necesitamos para disuadir de manera creíble y, si es necesario, responder a ataques estratégicos, y dar seguridad a nuestros aliados”.

Junto con asegurar que la producción del B61-13 no aumentará el número total de armas en el arsenal nuclear de Washington, Plumb sostuvo que el despliegue del B61-13 “no es una respuesta a ningún evento actual específico sino que refleja una evaluación continua de un entorno de seguridad cambiante”.

Más potente que
Hiroshima y Nagasaki

La NNSA será la encargada de la producción de esta nueva bomba, si es que finalmente termina aprobándose.

Según el comunicado, ésta dará al presidente norteamericano “opciones adicionales” para así llegar a objetivos de largo alcance.

Desde Ican explican que B61-13 estará diseñada para ser lanzada por bombarderos estratégicos como el futuro B-21 y, hasta que sea retirado, posiblemente también el B-2 Spirit. Por el contrario, no estará diseñado para ser lanzado por cazas con doble capacidad.

El medio Perfil consigna que el arma es la última versión de la bomba de gravedad B61, un elemento clave de la disuasión nuclear de Estados Unidos desde la “guerra fría”. Pese a que las bombas de gravedad no están guiadas, la nueva tendría un kit de cola que la hará más precisa.

Específicamente, contará con una potencia máxima de 360 kilotones, es decir, 24 veces la potencia de la bomba que se lanzó sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. “La bomba lanzada sobre Nagasaki tres días después tenía una potencia de unos 25 kilotones”, consigna el citado medio.

La B61-13 tendrá menos de un tercio de la potencia de la mayor arma nuclear estadounidense, la B83, que cuenta con una potencia de 1,2 megatones.

Si bien el ex Presidente Barack Obama trató de retirar el B83, su sucesor Donald Trump no continuó con ese proyecto.

Cabe señalar que los efectos de una explosión de 360 kilotones son significativamente mayores que los que resultarían de una explosión de 50 kilotones.

De hecho, en la información compartida por ICAN, se compara la lluvia radiactiva que se generaría tras una detonación terrestre en Corea del Norte. Dependiendo de la ubicación del objetivo, así como de las condiciones climáticas, la lluvia radiactiva de un B61-13 podría llegar a la mitad de Corea del Sur.

La motivación

Ican asegura que si bien los funcionarios del gobierno de Estados Unidos insisten en que el plan B61-13 no está impulsado por nuevos acontecimientos en países adversarios ni por un nuevo requisito de selección de objetivos militares, “aumentar la precisión de una bomba de alto rendimiento obviamente tiene implicaciones sobre la selección de objetivos”.

“Detonar el arma más cerca del objetivo aumentará la probabilidad de que dicho objetivo sea destruido, y una instalación muy fuerte podría hipotéticamente destruirse con un B61-13 en lugar de dos B61-12”, precisa.

 

¿Cómo funciona una bomba atómica?

Trabajando a contrarreloj, y mientras en Europa y el Pacífico tenían lugar las batallas más duras de la Segunda Guerra Mundial, el equipo dirigido por Julius Robert Oppenheimer avanzó en dos modelos de armas capaces de desencadenar una explosión nuclear. En ambos casos, lo que se buscaba era producir gran cantidad de fisiones nucleares, es decir de particiones de átomos de uranio o plutonio, en este caso, que desencadenaran una reacción en cadena en el menor tiempo posible y contenida en una pequeña masa. Cada partición libera enormes cantidades de energía, y la reacción en cadena puede acabar en una gigantesca detonación que libera calor y radiación, además de la onda de choque.

La primera de las dos bombas desarrolladas era de tipo cañón o detonación por disparo, en la cual la fisión nuclear y la reacción en cadena necesaria para la explosión eran alcanzadas al disparar un proyectil de uranio 235 hacia otro bloque del mismo elemento. Fue el modelo usado sobre Hiroshima, apodado “Little Boy”.

El segundo diseño era de implosión, en el cual la detonación nuclear era alcanzada al hacer estallar explosivos convencionales alrededor de una esfera de plutonio, comprimiéndola y forzando así la reacción en cadena. Esta fue la bomba lanzada sobre Nagasaki, llamada “Fat Man”.

Alemania se rindió el 9 de mayo de 1945, y de repente ya no había carrera de armas contra el equipo liderado por Heisenberg. Pero Japón siguió peleando por varios meses más, y el Departamento de Guerra de Estados Unidos giró su atención sobre el archipiélago asiático.

En este contexto, Oppenheimer organizó el primer ensayo nuclear de la historia el 16 de julio de 1945. Bautizado como “Trinity”, esta bomba atómica de diseño por implosión fue detonada en la base de Alamogordo, a 193 kilómetros de Albuquerque, y marcó el éxito definitivo del “Proyecto Manhattan”.

Oppenheimer, Groves y una comitiva de militares y científicos observaron desde un búnker ese instante en el que el sol pareció brotar desde la tierra.

“En mi mente pensaba en una línea del Bhagavad-Gita en la que Krishna intenta persuadir al Príncipe de que debe cumplir con su deber: ‘Me he convertido en la muerte, el destructor de mundos’”, escribió Oppenheimer sobre ese día, haciendo una paráfrasis del texto sagrado del hinduismo.

Mientras que Groves, triunfante, dijo en el búnker y tras el ensayo: “¡Este es el fin de la guerra tradicional!”.

El entusiasmo de los militares estadounidenses y la cada vez más dura resistencia japonesa llevó a que menos de un mes después una segunda bomba atómica fuera detonada, por primera vez sobre una ciudad.

El 6 de agosto de 1945 Hiroshima, ubicada a unos 600 kilómetros al sur de Tokio, fue arrasada por una bomba de diseño tipo cañón lanzada por un bombardero B-29: se estima que unas 70.000 personas murieron en el acto en el explosión de calor y radiación. Y tres días después, el 9 de agosto, otro artefacto de tipo implosión, como el usado en “Trinity”, fue lanzado sobre Nagasaki, matando instantáneamente a 40.000 personas.

Japón se rindió finalmente el 2 de septiembre y una nueva era dominada por las armas nucleares y la amenaza de destrucción masiva comenzó para el mundo. Y ni el giro de Oppenheimer, que se convirtió en un crítico del uso militar de la tecnología nuclear, podría ponerle ya un freno.

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