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Malos pronósticos

Por Abraham Santibáñez Sábado 13 de Abril del 2024

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Igual que el tiempo en otoño, las relaciones internacionales se han visto afectadas en los últimos días por una preocupante inestabilidad. Las señales negativas se han multiplicado. También, sin embargo -como corresponde a un cambio de estación del año- ha habido algunos pocos momentos positivos. 

De estos, el más relevante fue la conversación telefónica entre Joe Biden y Xi Jinping. Hablaron el martes 2 de abril, según se informó, para “gestionar las tensiones” entre las dos superpotencias.

Fue su primera conversación desde la cumbre celebrada en noviembre en California. Una funcionaria de la Casa Blanca explicó que “una competencia intensa requiere una diplomacia intensa para gestionar las tensiones, abordar las percepciones erróneas y evitar conflictos no deseados. Y esta llamada es una forma de hacerlo”. Por su parte, la cadena estatal de China CCTV afirmó que ambos Presidentes sostuvieron un “intercambio sincero y profundo” sobre asuntos de interés común.

Por lo que se supo, el “interés común” incluye desde un tema de alto perfil, como la guerra de Ucrania, en la cual China ha apoyado a Moscú, hasta el narcotráfico y Taiwan. No se mencionó la crisis de Medio Oriente, pero es imposible que haya estado ausente en este diálogo.

No es un tema menor para Estados Unidos: el jueves Biden usó una vez más el teléfono para hablar con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, pero el tono fue más amenazante: le advirtió que su apoyo dependerá de las medidas que adopte para proteger a los civiles en Gaza. Biden le insistió en la urgencia de un alto el fuego en Gaza.

Medio Oriente es un polvorín siempre a punto de estallar cuyas esquirlas pueden llegar a nivel mundial. Esta amenaza, desde el ataque de octubre de Hamás a Israel y las represalias consiguientes, se ha hecho más seria que nunca. 

Dos situaciones recientes intensificaron el repudio a la implacable política de Netanyahu. Lo primero fue la muerte de seis trabajadores humanitarios que entregaban alimentos a los habitantes de Gaza. El Pentágono, según expresó su vocera, Sabrina Singh, atribuyó directamente la responsabilidad a Israel. Casi al mismo tiempo, un ataque aéreo de precisión de Israel mató a siete comandantes iraníes en Damasco, la capital siria. Eran altos oficiales de la fuerza Quds a cargo de la supervisión de las actividades militares de Irán en la zona.

Los iraníes se han desplegado abiertamente. Según The New York Times, ha abierto frentes en el Líbano, Irak, Siria y el Mar Rojo y también “brinda apoyo financiero, táctico y militar a Hamás y a la Jihad Islámica Palestina”. 

El asesinato del general Mohammed Reza Zahedi, el más importante de los oficiales muertos en Damasco, ha significado un fuerte golpe a la política militar de Irán. Necesitará algún tiempo antes de encontrar su reemplazante, pero en definitiva el conflicto entre Jerusalén y Teherán solo puede intensificarse. La prensa iraní destacó la personalidad de Zahedi, un cercano al “líder supremo”, el ayatola Alí Jamenei desde que participó en la revolución que derrocó al Sha, a fines de la década del 70.

Los israelíes, especificó The Economist, admiten que este ataque “podría provocar una respuesta vengativa, pero creen que los iraníes son reacios al riesgo, al menos cuando se trata de poner en peligro a su propio pueblo, y retrocederán”.

El próximo verano en el hemisferio norte puede ser más crudo, política y militarmente, que cualquier invierno reciente.

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