Algunos Cevas no reciben alimentación de la Junaeb y deben recurrir a donaciones de la comunidad
El inicio de los Centros de Vacaciones Solidarios (Cevas) de Invierno dejó en evidencia una interrogante: ¿quién se encarga de la alimentación de los niños que participan en este programa? Con una afluencia entre 400 y 500 niños de 6 a 12 años, el panorama resulta algo preocupante. En sus escuelas, estos niños reciben alimentación proporcionada por la Junaeb. Sin embargo, en los seis centros de Cevas en Punta Arenas, la historia es diferente.
La directora (s) de Junaeb Magallanes, Vilma Aedo Bendeck, planteó que los proyectos de vacaciones están operando bajo una modalidad distinta y que las instituciones deben postular para obtener este apoyo. A pesar de las postulaciones aprobadas este año, la realidad es que muchos centros no cumplen con los requisitos, como contar con resolución sanitaria, y por ende no reciben la alimentación necesaria. La respuesta de Vilma Aedo deja en claro que la Junaeb no está garantizando el suministro de alimentos en todos los centros Cevas, lo cual resulta preocupante para los niños y sus familias.
Uno de los puntos más críticos es la situación de las parroquias, como la de Nuestra Señora de Fátima, en el barrio 18 de Septiembre, donde se desarrolla el programa de la iglesia Católica. La directora subrogante menciona que, aunque en verano sí hubo requerimientos, este invierno las solicitudes fueron presentadas fuera de plazo. Esto implica que, a pesar de las necesidades evidentes de alimentación, algunos centros quedaron fuera del esquema de Junaeb y deben recurrir a donaciones de la comunidad para alimentar a los niños.
Vilma Aedo sostiene que la organización de estos programas “depende de instituciones que deben cumplir con los plazos estrictos y requisitos formales”. Sin embargo, la realidad es que muchos de estos centros se ven obligados a depender de la buena voluntad de los vecinos o feligreses de estas parroquias para alimentar a los niños y niñas.