Pensiones de miseria ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Un estudio recientemente difundido en la prensa es lapidario respecto a las pensiones para jubilados en Magallanes: 44% de ellos reciben una pensión que no supera los $206.000, lo que significa que están muy por debajo de lo establecido por el Estado como “Sueldo Mínimo”. Claramente aquellos que reciben este monto no pueden cubrir sus necesidades más básicas, expresadas en gastos alimentarios y servicios básicos. Imagino que difícilmente podrán financiar lo que más necesitan, ni pensar en otras necesidades que se deben afrontar con la vejez y que van progresando en la medida que se van estructurando los deterioros en los mayores.
Otros estudios revelan que personas mayores, más envejecidas aún, forman parte de la fuerza laboral actual. Hace algunos años, cerca del 10% de los mayores continuaba trabajando a esas edades. Teniendo en cuenta que los mayores tienen un nivel educacional menor que a edades más jóvenes, es poco probable que puedan acceder a buenos trabajos o que sean acordes a su edad y capacidades. Muchos de los trabajos para mayores están relacionados con esfuerzos físicos impropios para su edad, pero son a veces la única oferta a la que pueden acceder; como no hay más, están obligados a realizarlas, hipotecando su futuro y su destino.
Una tarea pendiente en esta sociedad es todo lo que se relaciona a financiar adecuadamente el envejecimiento en el Chile de hoy. Un pilar importante y central es la jubilación, otro lo que puede generar aún cada mayor, especialmente los que recién jubilan y buscan un trabajo part time o parcial, para contribuir a sus ingresos.
El trabajo en la tercera edad es sin duda todo un tema a desarrollar, que ni siquiera está en la agenda legislativa en los últimos años, pese al impacto creciente que tiene la población mayor en la estructura social en todo el territorio.
Lo primero es que se necesita y urge dar flexibilidad laboral para las personas mayores, para que puedan no sólo trabajar por retribución económica, sino que colaborar en la sociedad con trabajos y oportunidades, para ser parte de ella en forma protegida y cuidada.
También son importantes los aportes estatales como complemento económico a la pensión o la disminución en impuestos y subvenciones a servicios básicos, que los deben tener en forma prioritaria como beneficiarios. Todo un tema el cómo el Estado aporta a los mayores de una sociedad, cómo pueden acceder a las compras alimenticias básicas a precios razonables y accesibles, obtener subvenciones basales para los servicios básicos, desplazamientos en los medios de transporte a precios preferenciales. Eso sería claramente ponerlos en el centro.
Hoy con las alzas en muchos servicios básicos se ha puesto a los mayores en la misma fila que otras edades con problemas sociales. No es un derecho per se por la edad, si no que deben postular como cualquiera otra persona a estos beneficios. El sistema no se hace cargo de una situación social que es de falencias en la vejez. Los mayores que son capaces de mantener sus condiciones de vida en esta etapa son muy pocos como para nivelar para la mayoría de ellos.
También, el Estado con los agentes locales debe dar respuesta a las necesidades que tienen los mayores de un territorio. Quién puede no estar de acuerdo que proveer de gas a los hogares de mayores en Magallanes es una necesidad muy básica y no un lujo, especialmente en invierno. Pero hoy es una postulación más que los mayores deben realizar. Otra vez en la fila, exponiendo sus carencias al ojo fiscalizador que otorgará o no este beneficio. Insisto, se debe legislar para que el costo de los servicios sea diferenciado para los mayores, llegando en los más ancianos o con dependencia a ser de financiamiento social. Un beneficio por su condición más que otra postulación.
Destaco que se esté legislando para que los servicios de cuidados y atenciones sean otro pilar social para los mayores. Esa es una buena política, que podrá entregar beneficios y oportunidades a los más requirentes en nuestra sociedad, claramente tiene las características de un pilar solidario, que tanto necesitan los mayores hace ya bastante tiempo.
El sentido de esta columna hoy es hacer pensar a quienes tienen que tomar decisiones respecto a los mayores de nuestra sociedad. La noticia no fue tema de conversación ni de réplica por los niveles políticos y sociales de nuestra comunidad, solo fue una noticia más en nuestro devenir local.
Uno hubiese esperado voces de alerta o replicar el mensaje de esta inequidad que viven ya los mayores en nuestra región, pero sólo ha habido silencio. No fue tema, no es tema en las prioridades regionales. Eso se llama simplemente invisibilizar las necesidades de nuestros mayores. El mensaje es claro: no son motivo de preocupación ni esfuerzo legislativo o social. Claramente se les dijo: “rásquense con sus uñas”, es un problema personal y deben buscarse respuestas personales para cada situación y póngase en la cola de los que piden y requieren ayudas estatales. Es el sino y el destino de los mayores.
A mí y a muchos más espero que esto les incomode y motive a hacer algo por ellos y más prontamente por nosotros mismos.