Ni la lluvia detuvo procesión de Jesús Nazareno
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Devotos de diferentes comunidades eclesiásticas y escolares, se sumaron a esta fiesta religiosa, que recorrió las calles del barrio 18 de Septiembre, y poblaciones adyacentes.
Bajo la lluvia miles de peregrinos marcharon por las calles del barrio 18 de Septiembre y poblaciones adyacentes para demostrar su devoción a Jesús Nazareno, muchos de ellos gente con historias que revelan una fe profunda, en un festejo que se inicia días antes con el rezo de la novena.
La procesión se inició a las 14,30 horas desde el frontis del Santuario Jesús Nazareno, en Avenida Circunvalación Ramón Cañas Montalva, en una actividad presidida por el obispo Oscar Blanco, animada por la banda de acordeones, guitarras y percusión, y la banda de guerra del Instituto Don Bosco.
Rosa Eliana Parancán Hueicha es hija de Gustavo Parancán (88), uno de los cinco pioneros de instalar esta peregrinación en Punta Arenas, quien este domingo se sumó a esta tradicional fiesta a pesar de sus problemas de salud, haciéndolo en silla de ruedas. “El dice que va a participar hasta el final”, destaca su hija Rosa Parancán, luego de la bendición recibida por el obispo durante el recorrido.
Esta tradición comenzó con sólo cinco familias, siendo una de ellas Gustavo Parancán y María Teresa Hueicha, quienes participaban activamente de esta festividad religiosa, la que ahora tiene miles de adeptos. Y Rosa participó desde que era niña. La devoción ha sido transmitida de generación en generación, manteniendo viva la tradición en la familia, a pesar de los cambios en la comunidad y la movilidad limitada de su padre, quien sigue involucrado con gran emoción.
Marta López Vargas (72), lleva participando dos décadas, una devoción que comenzó tras hacer una promesa cuando su nieta superó una grave enfermedad. Desde entonces, Marta no ha dejado de estar presente, independientemente de las inclemencias del tiempo, viendo en cada paso un recordatorio de la fortaleza que encontró en su fe durante los momentos más difíciles.
Maribel Marilicán Barría (57), ha estado involucrada en esta actividad desde joven, pero desde hace 10 años asumió el compromiso de llevar a Santa Rita en la procesión. Inspirada por la historia de esta santa, Maribel ha sido testigo de muchos milagros, lo que refuerza su devoción (aunque su participación no es por una promesa, nos aclara que a ella le gusta participar). Durante la pandemia, la comunidad unió fuerzas para traer una nueva imagen de esta santa desde Perú, que ahora acompaña la procesión, simbolizando la renovación y continuidad de las tradiciones.
Silvia Ojeda Asencio ha seguido la tradición familiar desde niña. Aunque el año pasado no pudo asistir debido a un accidente, mantiene viva la costumbre de sus abuelos, sintiendo una conexión especial con la procesión. “Me gusta venir, lo encuentro lindo” expresa, subrayando el valor emocional que la procesión tiene para ella.
Angel Sebastián Videla Blanco (13), es uno de los jóvenes que se une por primera vez a este fervor religioso. Alumno de la Escuela La Milagrosa y participante de la catequesis dominical, ve en esta experiencia una oportunidad para prepararse para su futura comunión, reflejando cómo la tradición sigue siendo relevante para las nuevas generaciones.
El obispo de Punta Arenas, junto con líderes religiosos de la Diócesis local, resaltan la importancia de esta manifestación de fe, que no sólo es un tesoro religioso, sino también un símbolo de unidad para la comunidad.