Necrológicas

Hermosilla, chivo expiatorio de la pudrición de la élite chilena

Por Emilio Boccazzi Campos Lunes 2 de Septiembre del 2024

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En las últimas semanas de este duro invierno para Chile, ha habido un hecho que está capturando la mayor notoriedad, cobertura, intriga y morbo ciudadano, lo que en términos judiciales y con el típico tono eufemístico chileno, se ha denominado “el caso audios”.   

El “caso audios”, ha tapado una serie de complicaciones estructurales que está teniendo el país, en materia de olas de homicidios que campean a diario en la capital, con cifras records; de una inmigración descontrolada por un casi nulo control de las fronteras terrestres en el norte del país (que diferencia con el celo y eficiencia para controlar el espacio aéreo chileno), de una economía estancada, que ha tenido la suerte de que el precio del cobre ha tenido altísimos valores, que ha morigerado el deterioro déficit fiscal; de los problemas estructurales en infraestructura que presenta el país en materias básicas como el abastecimiento de agua potable para su población y para que seguir, las listas de espera médicas, la alta cesantía y …..

Bueno el “caso audios” ha sido un mazazo a la moral pública (nadie le cree a nadie), pero también ha sido un foco que ha permitido al gobierno y al Estado un veranito de San Juan, pues el foco de atracción que ha tenido este caso, por la gravedad de los hechos, por los personajes que se ven arrastrados al barro (del ámbito político, judicial y empresarial) ha hecho, que la opinión pública, comience a tomar palco, al mayor “reality” producido en Chile. La realidad supera la ficción, claramente es una afirmación que con este caso se comprueba.

Claramente, se esperaría que se investigue hasta el fondo, caiga quien caiga, pero sabemos que en Chile, eso no ocurre, al menos la evidencia concreta así lo demuestra. (Si no recordemos el caso SQM y el financiamiento ilegal de la política, con las facturas falsas) al que se le echó tierra, cual gatos y gatas chilensis, sólo por poner un ejemplo concreto y reciente en la historia del país.

Hoy día Hermosilla, quien hasta hace un tiempo, era mejor amigo de todos, el brazo acogedor y que resolvía sueños, ambiciones y pretensiones desmedidas de abogadillos, que querían ser jueces, fiscales, defensores, ha caído en desgracia social. Como un derrotado, todos quienes recurrían o recurrieron a diario a sus santos favores, han huido en estampida como roedores por las cadenas del barco.

El riesgo de todo esto, es que la opinión pública que hoy, presencia este “reality”, que ha dejado chicos a todas las versiones televisivas de los últimos años, se quede conforme viendo a Hermosilla purgar culpas colectivas de un modelo de sociedad que se cae a pedazos.

El incestuoso nombramiento de jueces por parte del poder político, de notarios, el financiamiento de la política, el cohecho, la coima, el tráfico de influencias, el desvío de la atención por parte de medios de comunicación con líneas de editorial coludidas con éstos, el poder y el dinero, son los caminos que se debieran seguir y perseguir, para castigar y con esto corregir lo desviado en que hemos caminado en estos últimos años con mayor desparpajo. Con esto luego, enseñar un modelo de sociedad que vuelva a recuperar la mínima decencia, el mérito, el esfuerzo y el método como caminos de progreso y no esperar el chiripazo, el corte de camino o el desvío que generalmente están ligados al no respeto de los demás y con esto a la corrupción en distintos niveles que descomponen la sociedad (si es que a estas alturas aún lo somos).

La oportunidad que otorga el “Caso Audios” o “Caso Hermosilla”, es tan amplia en la aspiración colectiva, pero tan difusa e incierta en los resultados que se puedan tener, por los personajes de todo tipo que pululan, conversan, piden, invocan, imploran y requieren del favor del ex Santo Luis Hermosilla. 

El mayor riesgo es que la opinión pública chilena, es decir todos nosotros, quedemos conformes, con la lapidación más absoluta de Hermosilla, creyendo que con ello se ha hecho justicia, y donde lo único que ocurrirá es que con esto, se ha expiado la culpa de decenas de personajes siniestros de uno y otro lado, de todos los mundillos chilensis, donde el denominador común ha sido el poder y el dinero. Los Prisioneros dirían “quieren dinero, quieren dinero”. Y con éste, Poder.

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