Cifras de explotación sexual infantil en Magallanes

Es algo de lo que, en nuestra región, se habla poco: la explotación sexual de la que son objeto niños, niñas y adolescentes. 

Recientemente el gobierno publicó un nuevo informe sobre esta triste realidad, revelando datos preocupantes para Magallanes. Entre los años 2022 y 2023, la región reportó una de las tasas más altas de victimización en todo el país, con 294 casos por cada 100.000 personas menores de 18 años, muy por encima de la media nacional de 49 casos.

Según los entendidos en esta materia, hay al menos tres factores locales que podrían alentar la explotación sexual: la cercanía de la ciudad con la frontera, la fuerte actividad turística y su condición portuaria. Es importante considerar estos antecedentes ya que este deplorable accionar se asocia con frecuencia a visitantes de paso por una localidad, sin descartar, por supuesto, a integrantes de la misma comunidad. 

Que niños o adolescentes sean víctimas de vejámenes a cambio de dinero, empujados muchas veces por sus propias familias, es un grave atentado a la dignidad humana de seres que merecen, sobre todo, la garantía de un desarrollo afectivo, social y educativo acorde con su edad. Por eso, en esta delicada materia toda la sociedad es responsable de estar alerta para detectar y denunciar cualquier atisbo que indique que un menor puede estar sufriendo explotación sexual.

Los abusos de índole sexual contra menores de edad son de habitual ocurrencia en la región, tal como queda en evidencia en los casos que diariamente llegan a los tribunales, siendo, en la mayoría de ellos, el victimario un familiar o un conocido de la víctima. 

Frente a la gravedad de la situación que afecta a Magallanes, el senador Karim Bianchi pidió en junio pasado, sin mayor éxito, una sesión especial en la Cámara Alta para abordar la explotación sexual en Magallanes, que se estaría difundiendo en redes sociales, a través de invitaciones a fiestas clandestinas, en terrenos arrendados, y que tienen como gancho la presencia de menores de edad, en los denominados “parcelazos”, donde habría explotación sexual y comercial de niños, niñas y adolescentes.

Esta realidad, en sí muy preocupante, no debe verse aumentada aún más con el surgimiento de un fenómeno que exponga a los niños y adolescentes a las bajezas psicopáticas de adultos inescrupulosos. Evitar que ello ocurra es una tarea que todos, en todo ámbito de acción, debemos alentar.