Caiga quién caiga
En un verdadero “caza bobo” para los turistas terminó la disposición municipal que impide a los automovilistas estacionar en todo el paño norte de la plaza Muñoz Gamero, entre Magallanes y Bories. El problema es que la única señalética está al comienzo y en los restantes 90 metros nadie capta la restricción. Un tarjetero contaba que se cansan de oficiarlas de guía porque les da pena cómo “caen” los conductores, sobre todo los argentinos y quienes andan de paso por la ciudad que, como regalo, se llevan una linda invitación a realizar un aporte vía infracción que, a estas alturas cuesta nada menos que 80 mil “piticlines”.