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Proyección antártica: una prioridad estratégica de la Política Exterior de Chile

Por Gloria de la Fuente Domingo 19 de Enero del 2025

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En un hecho histórico, junto a una importante delegación de autoridades y científicos, acompañamos al Presidente de la República, Gabriel Boric Font, a la primera visita de un presidente latinoamericano en ejercicio al Polo Sur, un importante hito diplomático, científico y ambiental, que realza el compromiso de Chile con el Sistema del Tratado Antártico, y el rol de la Cancillería como la institución que coordina y lidera la Política Antártica Nacional.

Desde el punto de vista de la capacidad estatal, Estrella Polar III fue un ejemplo relevante de la articulación y el despliegue de nuestras instituciones, porque contamos con la capacidad tecnológica y material para transportar hasta el Polo Sur a las más altas autoridades del país, con el objeto de reforzar nuestra presencia en el contente. 

La primera escala fue en el centro de investigación en el Glaciar Unión –el hito más lejano alcanzado previamente por un mandatario chileno, tras el arribo en 2014 del expresidente Sebastián Piñera- la que se realizó con el importante apoyo de empresas extranjeras, pero coordinado íntegramente por Chile. Al mismo tiempo, la operación contó con el apoyo de los programas antárticos del Reino Unido y de Estados Unidos. Ello refleja el espíritu colaborativo de los países con presencia antártica, y el respeto a las prioridades de paz, cuidado del medio ambiente e investigación científica. 

La expedición no solo tuvo por objeto reafirmar nuestro compromiso con el Sistema del Tratado Antártico y sus principios, sino que también nuestra pretensión soberana en dicho continente, cuestión clave en la geopolítica actual. Nos acompañaron científicos del Instituto Antártico Chileno (Inach) que, mientras recorríamos la Base Amundsen-Scott, realizaron un muestreo de nieve superficial como parte de un estudio iniciado hace años por universidades chilenas. El objetivo es lograr un monitoreo ambiental de contaminantes como el carbono negro, que representa un riesgo evidente para la Antártica. Medir su presencia, entonces, es una cuestión clave para evaluar hasta qué punto grandes eventos contaminantes —por ejemplo, los incendios en la Amazonía— tienen efectos perniciosos en el continente blanco. La diplomacia antártica y la diplomacia científica son fundamentales para profundizar y ampliar nuestra presencia y trabajo en el continente blanco, guardando evidencia científica que ayude a buscar soluciones a los problemas de la humanidad.

Chile es uno de los 12 países signatarios de Tratado Antártico y llevamos casi ochenta años de presencia histórica en el Territorio Antártico como una prioridad estratégica de nuestra política exterior. El Estado de Chile, con sus instituciones, en conjunto con universidades, centros de investigación y empresas privadas, ha hecho grandes esfuerzos para coordinar nuestras capacidades institucionales. Esto incluye hitos como el zarpe del rompehielos Almirante Viel; la próxima construcción del Centro Antártico Internacional en Punta Arenas; la importante labor del Inach en la misma ciudad y región; y el despliegue de bases y refugios chilenos que aportan a las expediciones científicas y en la presencia de nuestro país en Territorio Antártico.

Estamos convencidos desde Cancillería y como coordinadores de la Política Antártica Nacional que reforzar nuestro despliegue y mirada estratégica sobre ese continente y en base al respeto de los principios de Tratados Antártico será beneficioso no solo para nuestro país, sino que para toda la humanidad.

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