Vecinos llevan años esperando solución: la olvidada pasarela peatonal de la población Santos Mardones
La pasarela peatonal construida sobre el río de las Minas en el sector Santos Mardones prometía ser una solución definitiva para los problemas de conectividad de una comunidad que históricamente ha enfrentado desafíos en infraestructura. La obra, que fue parte de una reposición estructural que fue parte del proyecto de conservación de riberas liderado por el Ministerio de Obras Públicas, durante el año 2018, fue recibida inicialmente con entusiasmo por los vecinos. Sin embargo, a varios años de la inauguración, esta estructura, diseñada para facilitar el tránsito seguro de más de 500 familias, permanece inutilizable debido a conflictos legales y falta de planificación integral.
La construcción de la pasarela Eusebio Lillo, que reemplazó a una antigua estructura de fierro, incluyó accesorios más amplios y características inclusivas, como rampas para personas con movilidad reducida. La obra, integrada dentro de un proyecto mayor que contemplaba muros de contención del río y un presupuesto de 4.600 millones de pesos, parecía ser una solución robusta para la conectividad del sector.
En noviembre de 2020, Jorge Vergara, presidente de la junta de vecinos Santos Mardones, destacó en declaraciones a La Prensa Austral la calidad de la construcción, calificándola como una mejora significativa respecto a la antigua pasarela. Sin embargo, también advirtió que la conexión hacia calle Ignacio Carrera Pinto, una de las principales vías de acceso al sector, estaba bloqueada por terrenos privados.
Desde entonces, el conflicto se ha profundizado. Según Vergara, los terrenos colindantes a la pasarela fueron cerrados por sus nuevos propietarios, lo que impide su uso. La comunidad esperaba que las autoridades abordaran esta situación, pero las respuestas han sido insuficientes.
El conflicto parece estar atrapado en un entramado burocrático que involucra a la municipalidad, Bienes Nacionales, Aguas Hidráulicas y los propietarios privados de los terrenos. Además, se suma la existencia de un juicio por los límites legales de los terrenos colindantes, lo que podría prolongar la resolución durante años.