Mujeres magallánicas y el peso invisible del trabajo no remunerado
Los datos arrojados por la II Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo 2023 ofrecen una radiografía clara y alarmante sobre la persistente brecha de género en la distribución del trabajo no remunerado en Magallanes. Estas labores, frecuentemente invisibilizadas, perpetúan desigualdades históricas y limitan las posibilidades de desarrollo personal y profesional de las mujeres.
En nuestra región, las mujeres dedican, en promedio, 3,25 horas diarias al trabajo no remunerado, 1,36 horas más que los hombres. Esto incluye actividades como el cuidado del hogar, la atención a integrantes de la familia y el trabajo voluntario. Mientras tanto, el tiempo destinado a labores remuneradas presenta una brecha menor, con los hombres dedicando 38 minutos más que las mujeres. Sin embargo, cuando se considera la carga global de trabajo —que suma las horas invertidas en labores remuneradas y no remuneradas—, las magallánicas ocupadas acumulan un promedio de 9,24 horas al día, frente a las 8,14 horas de los hombres.
Estos números dejan al descubierto una desigualdad estructural que afecta a la calidad de vida de las mujeres y a la productividad económica y social de la región. El trabajo no remunerado sigue siendo un pilar fundamental para el sostenimiento de los hogares y las comunidades, pero su distribución desigual es una carga injusta que limita el tiempo de las mujeres para actividades de descanso, recreación y crecimiento personal.
La alta participación de las mujeres en labores de cuidado y voluntariado, con tasas de 31,2% y 12,8% respectivamente, refleja una asignación de roles profundamente arraigada. Estos roles, aunque esenciales, continúan siendo infravalorados tanto en términos económicos como sociales. Esta situación se agrava en contextos donde el acceso a servicios de cuidado infantil, apoyo a personas dependientes e igualdad de oportunidades laborales es limitado.
Es necesario que las autoridades locales y nacionales tomen medidas concretas para abordar esta problemática. La implementación de políticas públicas que fomenten la corresponsabilidad en el trabajo doméstico y de cuidado es imprescindible. Esto incluye campañas de sensibilización, incentivos para la participación de los hombres en estas labores, y la creación de programas de apoyo como guarderías, centros de cuidado para adultos mayores y flexibilidad laboral.
Además, es urgente reconocer y valorar el trabajo no remunerado en las estadísticas y en la planificación de políticas públicas. La invisibilización de estas labores perpetúa una narrativa que ignora su importancia y profundiza las desigualdades de género.
Magallanes, una región que históricamente ha mostrado fortaleza y resiliencia, tiene la oportunidad de liderar un cambio cultural y estructural. Invertir en la igualdad de género no es solo una cuestión de justicia, sino una estrategia clave para garantizar un desarrollo sostenible y equitativo. Las magallánicas ya hacen más que su parte; es momento de que la sociedad en su conjunto asuma su responsabilidad.