Un corazón magallánico en Suiza: la historia de Kevin Marcus y “el bichito” de querer conocer más
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Dejó Punta Arenas a los 17 años, impulsado por su curiosidad por el mundo y su pasión por el deporte. Hoy, a más de13.000 kilómetros de su hogar, lidera un departamento de fisioterapia en Suiza, llevando consigo el corazón magallánico que lo define.
Tomás Ferrada Poblete
Punta Arenas es para Kevin Marcus el cimiento de quien es hoy. Nacido y criado en la capital de Magallanes, describe su infancia como “deporte, deporte, deporte”. Su familia, formada por sus padres, Erick y Claudia, y su hermana Vanessa, siempre fue un pilar fundamental en su vida. Juntos compartieron momentos que definieron su carácter: tardes de juegos en la calle, paseos al campo y muchas, pero muchas horas dedicadas al deporte.
Asistió a varios colegios, pero guarda especial recuerdo del Liceo Juan Bautista Contardi, donde terminó sus estudios. Aunque su vida académica fue importante, el verdadero motor de su adolescencia fue el taekwondo, disciplina en la que brilló desde muy joven. “Viajaba harto a los nacionales, a los internacionales. Incluso llegué a estar en la selección y a competir por un cupo para el Panamericano”.
Su pasión por este arte marcial dejó una huella en la comunidad puntarenense. Junto a un amigo, fundó una escuela de taekwondo que sigue formando a nuevas generaciones.
El bichito de irse
Kevin, más allá de ser un destacado deportista, también era un joven curioso. Estaba inquieto por descubrir que había más allá de Magallanes. “Siempre tuve ese bichito de irme, de conocer, de aprender un idioma, de encontrar algo más”, comparte. Esa curiosidad se intensificó cuando su familia acogió a una estudiante de intercambio sueca en 2006. “Ahí picó más el bichito. Yo pensaba: ‘Si ella vino hasta acá, ¿por qué yo no puedo ir a otro lado?’”.
Decidido a perseguir ese sueño, comenzó a investigar programas de intercambio cultural. La primera vez que postuló no logró ser seleccionado, pero no se rindió. En el segundo intento, fue aceptado por AFS, una asociación de intercambio cultural, gracias a una beca que obtuvo por méritos deportivos y académicos. De todas formas comenta que tuvo que trabajar para pagar lo restante. Se fue a las Malvinas/Falklands por tres meses a juntar dinero.
Así fue como a los 17 años emprendió rumbo a Suiza, con la idea ya fija de que no sería algo temporal. “No me fui porque no me gustara estar acá, sino porque siempre tuve la sensación de que podía haber algo más. Que podía conocer algo más”.
El salto al extranjero
“Llegas un lunes y para el siguiente ya estás en el liceo. No entiendes el idioma, no conoces a nadie, no sabes qué hacer. Te tiran al mar y te dicen: ‘Ahora, nada’”, recuerda Kevin sobre su llegada a Soleura, una ciudad a 40 km de la capital Berna, en 2014.
Su familia anfitriona, los Frey, se convirtió rápidamente en un apoyo fundamental. “Ellos fueron geniales. Me adoptaron completamente, y yo también pude adaptarme a ellos”, explica. En esa casa encontró un hogar y una rutina que lo ayudaron a integrarse a un estilo de vida muy diferente al que estaba acostumbrado en Magallanes.
Sin embargo, lo más inesperado que encontró no estaba en el Kantonsschule Solothurn, la escuela a la que llegó, si no que en el mismo techo que lo recibió. Saida, la “hermana” adoptiva de Kevin, de pronto se transformó en algo más que una compañera de casa.
“Al mes 10 del intercambio empezamos a conocernos más. Ya en el mes 11, cuando estaba por terminar mi tiempo en Suiza, decidimos intentarlo como pareja”, dice el magallánico.
El final del intercambio llegó rápido y Kevin tuvo que regresar a nuestro país, pero el vínculo con Saida se mantenía fuerte. “Opté por regresar a Chile, pero con la idea clara de que iba a volver a Suiza”. Durante ese tiempo, ambos mantuvieron la relación a distancia mientras Kevin se preparaba para regresar de manera definitiva.
Amor y estudios
En 2016, después de incluso haber dado la PSU (“por si acaso”, señala), Kevin regresó a Suiza. Con intenciones de crecer profesionalmente y de avanzar en su relación con Saida. Con apenas 19 años, se casaron en ese mismo año, uniendo sus caminos de manera oficial.
En paralelo a su relación, Kevin también estaba enfocado en estudiar. Si bien soñaba con estudiar medicina se enfrentó a la complejidad del sistema suizo. “Puedes intentar entrar a la universidad, pero te piden seis pruebas (…) y todas en alemán. No lo iba a hacer”.
Siendo estratégico, decidió buscar una alternativa que conectara con sus intereses. Así fue como se decidió por intentarlo con la fisioterapia. “Tiene distintos departamentos, no es todo músculo o esqueleto, sino que también es mucho más de cerebro, más de medicina interna”.
Para poder postular a la universidad, Kevin trabajó en diferentes empleos mientras perfeccionaba el alemán. “En muchísimos restaurantes, de aquí para allá, pizzerías, un restaurante de golf. Donde me aceptaban, ahí iba. Aprovechaba de aprender el idioma, y al mismo tiempo me preparaba para las pruebas de admisión de la universidad”. Aunque no logró ingresar en su primer intento, su esfuerzo continuó y en 2017 logró su objetivo.
Mientras estudiaba, Kevin enfrentó el sacrificio de dejar su pasión deportiva: el taekwondo. “Intenté seguir allá, pero había otras prioridades”, dice.
Estudió fisioterapia en la Berner Fachhochschule, ubicada en la ciudad de Berna, la capital de Suiza. “Seguí viviendo en Soleura y viajaba 50 minutos en tren en la mañana y otros 50 minutos de vuelta en la tarde. Así estuve durante los tres años”, explica.
“Allá las distancias son muy conectadas, todo puntual. Si un tren dice que sale a las 2,56, a las 2,56 se va”, comenta sobre la eficiencia del transporte en Suiza.
En su último año de estudios, Kevin decidió mudarse a Berna para estar más cerca del hospital donde realizaría su práctica profesional. Allí compartió departamento con un compañero de universidad, lo que le permitió ahorrar tiempo y dinero.
Su vida profesional
y asentado en Suiza
Después de terminar sus estudios en 2020, Kevin se estableció como fisioterapeuta en el hospital de Berna, uno de los más grandes de Suiza. Con su esposa se mudaron a la capital luego de que ambos finalizaron sus estudios. Su especialización lo llevó a trabajar en el departamento de Neurología y Salud Mental, donde atiende pacientes con síntomas psicosomáticos.
Su rol en el hospital combina el conocimiento técnico con un enfoque humano, ayudando a pacientes a superar barreras físicas provocadas por factores mentales. “Son personas que vienen, por ejemplo, con síntomas de paraplejia, pero el cerebro está sano. Entonces es algo muy relacionado al estrés”, indica sobre el departamento al que llegó hace cuatro años y que desde hace dos está a su cargo.
Desde Magallanes
para Europa
Kevin, hoy separado, vive una vida plena en Suiza. “Mis planes están y se van a quedar allá. Por las amistades que hice. Por la familia que gané, a pesar de que nos hayamos separado, el cariño perduró”.
Pese a su decisión de quedarse allá, mantiene un lazo profundo con Magallanes. “Intento viajar todos los años, a veces por tiempo o lucas no se puede”, dice. “Me vine de vacaciones el 17 de diciembre y estoy hasta el 3 de marzo”.
Comenta que estos días ha compartido con su familia, pero que también se trajo cuatro amigos desde Suiza. “Las hice de guía turístico. Les mostré toda la región”, comenta con una sonrisa en su rostro.
Para Kevin, estas visitas también son un regreso a su niñez. “Aprovecho de volver a la infancia, que es lo que hago siempre cuando vengo. La comida de mamá, la comida de la abuela”. Entre sus platos favoritos destaca: “La centolla me gusta, el salmón. Te diría el cordero, pero más que el plato, me gusta el proceso. Me gustan las seis horas tomando mate, tomando un vino y conversando”.
“Intenté llevar, y creo que me funcionó bien, el corazón magallánico a Suiza. No me siento como una persona suiza allá, me siento como un magallánico que vive allá. Yo soy el que da abrazos, por ejemplo. Yo soy el que dice: ‘Ven a mi casa, ven, pasa’”, menciona con orgullo Kevin Marcus sobre los valores con los que fue criado y que hoy lleva al centro de Europa.