Inmunoterapia de origen chileno: la contribución de un neurocirujano desde Magallanes al desarrollo de vacunas contra el cáncer
La lucha contra el cáncer ha encontrado en la inmunoterapia una de sus fronteras más prometedoras. En este contexto, Chile ha comenzado a posicionarse como un actor relevante gracias al trabajo de investigadores que han desarrollado tratamientos capaces de estimular el sistema inmune para atacar tumores. Dos de esas innovaciones, TAPCells y LycellVax, fueron desarrolladas por la empresa biotecnológica Oncobiomed, una spinoff nacida en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, y en cuya génesis participó el neurocirujano Marcos Ramírez, hoy radicado en Punta Arenas.
“Lo que imaginábamos en un comienzo puede ser distinto a lo que indica la realidad, y lo entendemos como una forma de aprendizaje que contribuye a los logros estratégicos”, afirma el médico, cuya formación científica comenzó antes de ingresar a la carrera de medicina. Como ingeniero en biotecnología y posterior doctor en Ciencias Biomédicas, Ramírez se integró desde su etapa de pregrado al laboratorio liderado por el inmunólogo Flavio Salazar en el Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM), donde se gestó una parte sustancial de la tecnología que hoy sustenta las vacunas TAPCells y LycellVax.
Gracias a un reportaje elaborado por Luis Francisco Sandoval de la Agencia Sandoval & Meirovich Comunicaciones, se ha podido conocer el aporte del especialista del Hospital Clínico a este trabajo de investigadores dedicados a buscar respuestas al cáncer.
Según se explicó en tal reportaje, ambas inmunoterapias se fundamentan en la activación del sistema inmunológico para reconocer y atacar células tumorales. TAPCells utiliza células dendríticas generadas a partir de glóbulos blancos del propio paciente para presentar antígenos tumorales y activar linfocitos T. Por su parte, LycellVax emplea lisados celulares tratados térmicamente, derivados de líneas tumorales específicas, como melanoma y cáncer de próstata. Estas tecnologías, que han demostrado resultados clínicos significativos en fases tempranas, han permitido a Chile consolidarse como referente regional en biotecnología oncológica.
Durante su participación en Oncobiomed, el Dr. Ramírez no solo desarrolló investigación aplicada, sino que centró su tesis doctoral en el diseño de linfocitos T citotóxicos específicos para combatir el melanoma. “La gracia que tenían estos linfocitos es que se generaban con péptidos modificados, pequeños ‘súperpéptidos’ de alta afinidad por las moléculas presentadoras de antígenos. Con esto, se optimizaba su capacidad de reconocer el tumor y destruir células cancerosas”, explica.
Aunque los resultados in-vitro no lograron la respuesta inmune robusta esperada, su experiencia sirvió para comprender mejor los mecanismos celulares y para ajustar los modelos experimentales. “Uno de los mayores aprendizajes en mi carrera como investigador ha sido aceptar que los proyectos no siempre arrojan los resultados esperados y que hay que estar atentos para sacar partido a la experiencia. Eso no significa un fracaso, sino una oportunidad para afinar la estrategia”.
A lo largo de ocho años en la investigación científica, el Dr. Ramírez tuvo también la oportunidad de realizar una pasantía en el Instituto Karolinska de Suecia, lo que le permitió acceder a tecnología de punta para sus experimentos. Desde esa etapa, su interés por la medicina clínica se fue consolidando, lo que lo llevó a estudiar medicina, especializarse en neurocirugía y hoy ejercer en el extremo sur del país.
“El paso por el laboratorio de inmunología antitumoral me acercó al mundo clínico. Ahí entendí que se puede hacer ciencia con aplicación directa en los pacientes. Son pocos los grupos que logran ese puente entre la investigación básica y la práctica clínica, y en ese sentido, Oncobiomed ha sido un ejemplo en Latinoamérica”, señala.
Desde Magallanes, el Dr. Ramírez sigue vinculado a la actividad científica, como parte del Centro Asistencial Docente e Investigación (Cadi-Umag) de la Universidad de Magallanes. Además, proyecta una nueva especialización médica en Francia para los próximos meses, con la intención de seguir combinando ciencia y medicina en su quehacer profesional.
Por su parte, Cristián Pereda, Ceo de Oncobiomed, destaca que más allá del impacto clínico de las vacunas, el proyecto ha sido clave en la formación de científicos con una visión traslacional. “TAPCells y LycellVax han requerido talento humano avanzado y han contribuido a fortalecer el ecosistema de innovación en salud en Chile. Casos como el del Dr. Ramírez ilustran cómo la formación científica rigurosa puede tener impactos concretos en el desarrollo de tecnologías sanitarias”, sostiene.
Oncobiomed se encuentra actualmente en proceso de validación clínica en Brasil, y planea expandirse al mercado chino con apoyo de Corfo y estándares internacionales de producción farmacéutica. Se espera que TAPCells obtenga aprobación regulatoria en los próximos tres años, consolidando su salto desde el laboratorio a la práctica médica global.
Las inmunoterapias representan hoy una estrategia terapéutica de alto potencial, con efectos secundarios acotados y capacidad de generar memoria inmune duradera. Su mercado, estimado en más de 100 billones de dólares, crece año a año, y se proyecta que supere los 300 billones hacia 2029. En ese contexto, la ciencia chilena busca seguir contribuyendo desde el sur del mundo a esta revolución médica.