Francisco, el Papa que puso fin a la hegemonía salesiana en la diócesis de Punta Arenas
- La elección de un obispo no salesiano y su carta a los fieles magallánicos por los 500 años desde la primera misa en territorio nacional fueron los escasos vínculos de Bergoglio con Magallanes.
Tomás Ferrada Poblete
y Marcos Sepúlveda
“Se van a ir dos obispos chilenos” fue el mensaje que Francisco entregó a un grupo de seis laicos nacionales que se reunieron con él, el 9 de diciembre de 2021, para expresar su descontento ante la situación que vive la iglesia chilena.
Uno de ellos fue el salesiano Bernardo Bastres Florence, por entonces obispo de Punta Arenas, quien salió el 22 de diciembre de ese año por “razones profundamente personales”. El prelado salesiano estaba cuestionado por su rol como superior de los Salesianos (2000-2006) en el tratamiento de las denuncias en contra del exdirector del Liceo San José, Rimsky Rojas, y los sacerdotes Sergio Aravena, Audín Araya, Mauricio Montoya y Tomás Aguayo.
Según un reportaje publicado por Interferencia en enero de 2022, habría sido el mismo Vaticano el que pidió la salida de Bastres, quien se transformó en obispo emérito a los 66 años, nueve antes de cumplir los 75 años, edad en la que los prelados están obligados a renunciar a ser obispos titulares.
Francisco determinó que el sucesor de Bastres fuera Óscar Blanco Martínez, quien se desempeñaba como obispo en Calama y se transformó en el primer no salesiano en liderar la iglesia magallánica desde 1883. Se rompió así una tradición centenaria y se le quitó poder a los hijos de Don Bosco, quienes hoy sólo tienen un prelado a nivel nacional, siendo que hace siete años contaba con tres, entre ellos el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati.
La congregación Salesiana fue la responsable de realizar la evangelización de la Patagonia chilena y argentina.
Pero, no sólo este hecho ligó el pontificado del argentino en nuestra región.
La carta por los 500 años
La celebración de los 500 años del descubrimiento del estrecho de Magallanes y la primera misa realizada en el cerro Monte Cruz por el sacerdote Pedro de Valderrama, capellán de Hernando de Magallanes, motivó el envió por parte del Papa de una carta a los católicos magallánicos, en donde les pidió vivir esa conmemoración con un profundo espíritu de gratitud y fe, renovando su compromiso cristiano.
Su no visita a la Patagonia
En 2020 existió la posibilidad de que Francisco visitara la Patagonia argentina cuando estaba dispuesto a viajar a Puerto San Julián, en la provincia de Santa Cruz, pero la pandemia frustró el viaje. Este periplo también se enmarcaba en la celebración de los 500 años de la primera misa en territorio trasandino. Según medios argentinos, dicho viaje iba a incluir otros territorios de interior del vecino país. La iglesia chilena esperaba que, estando el Papa en dicho territorio, pudiera llegar a Punta Arenas.
En agosto del año pasado, se rumoreó que Bergoglio visitaría argentina este año. Su intensión la deslizó en una reunión protocolar con representantes de la Confederación General del Trabajo (CGT) en donde habría indicado la idea de recorrer Córdoba, Santiago del Estero y la Patagonia.
Siete años después: ecos de una pregunta
Uno de los momentos más polémicos de la visita de Francisco a Chile fueron las declaraciones que entregó en Iquique a Radio Biobío sobre el obispo de Osorno, Juan Barros: “El día que me traigan una prueba hablaré de Juan Barros, que hasta ahora no hay ninguna sola prueba y que hasta ahora todo es calumnia. ¿Está claro?”. Nicole Martínez, por entonces periodista de Biobío fue la responsable de realizar esta pregunta. A siete años de este suceso, en conversación con El Magallanes cuenta cómo se gestó esta pregunta que dilapidó uno de los viajes más complejos que tuvo Francisco en sus doce años de pontificado.
Martínez estaba sola detrás de una reja en donde se suponía que pasaría Juan Barros, uno de los protagonista de esa visita. “Lo hizo en un bus, por lo que no pude preguntarle nada”, añade la profesional, quien hoy se encuentra alejada de los medios de comunicaciones. Por el mismo lugar, pasó la expresidenta Bachelet y, a los minutos, estacionaron el Papa Móvil justo frente a donde ella estaba. Fue Manuel Ramírez, técnico de la radio, quien llamó a Francisco para que se acercara. “Yo pensaba en cómo enganchar que conversara y cómo hacer una pregunta breve para que no se fuera”, recuerda. Le preguntó primero sobre qué le había parecido Chile y luego sobre si apoyaba o no a Juan Barros. “Todo fue muy rápido y salimos en vivo con eso en la radio. Minutos después se generó una polémica tal que debió pedir disculpas”, prosigue.
“A siete años de ese momento, creo que es innegable que tomó acciones al respecto, como pedir a los obispos poner a disposición su cargo, la comisión Scicluna, pero son las víctimas las que deben evaluar si fueron o no suficientes las acciones que encabezó el Papa. En lo personal, creo que solo hice mi trabajo, que es preguntar”, indica.
El viaje de Francisco a Chile estuvo antecedido por una carta publicada por la agencia estadounidense The Associated Press (AP) en donde se revela un plan que el Vaticano intentó pedir la renuncia y darles un año sabático a tres obispos chilenos acusados de haber encubierto los abusos de Fernando Karadima. Dicho reportaje publicado por la fallecida periodista chilena Eva Vergara y la corresponsal de la AP en el Vaticano, Nicole Winfield, reveló que Francisco sabía todo sobre los encubrimientos de Barros y que, a pesar de ello, prosiguió con su decisión de nombrarlo obispo en Osorno.
Fue la misma AP la que, días después de las polémicas palabras de Francisco sobre Barros, publicó en un reportaje en donde demostró que el Pontífice recibió una carta de Juan Carlos Cruz, víctima del expárroco del Bosque, en donde relata los mecanismos de encubrimiento de obispos formados por Karadima.
Juan Carlos Claret, exvocero de los Laicos de Osorno
“Hablar de Francisco es hablar de contradicciones”
Para Juan Carlos Claret, la figura de Francisco estuvo marcada por el error y la tozudez en el caso del nombramiento de Juan Barros Madrid como obispo de Osorno. Barros fue formado por Fernando Karadima, sacerdote acusado de una veintena de abusos sexuales en un parroquia del barrio alto de Santiago en 2010, hecho que desencadenó la mayor crisis moral en la historia de la iglesia católica chilena con un “tsunami” de denuncias de pederastia al interior del clero nacional.
Su llegada a Osorno desencadenó un movimientos de rechazo al interior de los fieles. Uno de sus protagonistas fue el abogado osornino Juan Carlos Claret, quien junto a un treintena de católicos se enfrentó con el Papa Francisco, quien por casi tres años defendió con uñas y dientes a Barros. “Francisco, consciente de todo en lo que estaba involucrado el obispo Barros, decide deliberadamente nombrarlo en Osorno”, relató Claret en conversación con El Magallanes, acusando además que “decidió creer en unas versiones por sobre otras” pese a contar con toda la información.
“Piensen con la cabeza y no se dejen llevar por acusaciones infundadas de los zurdos”, fueron algunas de las polémicas palabras que dijo Francisco en 2015 cuando un grupo de fieles le consultó sobre su decisión de nombrar a Barros.
En su cabeza, aún resuenan otras palabras dichas por el fallecido Pontífice en su visita a Chile en enero de 2018: “El día que me traigan una prueba en contra del obispo Barros, hablaré, el resto son sólo calumnias”. Según Claret, estos dichos reflejaron una “coherencia irresponsable, una coherencia dañina para Osorno”. Sólo tras constatar el daño provocado, sostuvo, el Papa vivió un proceso de conversión: “Se dio cuenta de que había metido las patas literalmente en el barro”.
“Francisco apoyó mi propio proceso de reconciliación con la Iglesia”, reveló Claret, quien incluso después de todo este escándalo decidió apostatar, mencionando también cartas que el Papa envió al clero osornino advirtiendo sobre errores en el tratamiento de la crisis. El Pontífice impulsó luego gestos de reparación, como la remoción de Barros y se implicó personalmente en el procesos de reconciliación en la diócesis.
No obstante, Claret subrayó que, pese a los gestos, las reformas quedaron inconclusas: “Francisco quedó a mitad de camino de alguna agenda sobre esta materia”. Reconoció que el Pontífice “da el puntapié inicial” en la prevención de abusos, pero advirtió que “no queda claro cómo esto aterriza o cuaja en hacer de la Iglesia una institución menos peligrosa”.
Marcial Sánchez, experto chileno en iglesia Católica
“Fue un verdadero reestructurador de la Iglesia”
El doctor en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y especialista en historia eclesiástica, Marcial Sánchez, trazó un balance positivo del legado de Bergoglio en la Iglesia.
Según él, a pesar de haber asumido en medio de una crisis mundial provocada por las denuncias de pederastia en la iglesia Católica, fue capaz de impulsar una transformación pastoral y cultural en un institución con más de dos mil años.
“Impulsó una iglesia orientada a la misericordia, la cercanía con los excluidos y el compromiso con los grandes desafíos del mundo contemporáneo”.
Entre sus principales contribuciones, Sánchez enumeró la encíclica Laudato Si’ de 2015, en la que Francisco “llamó a una conversión ecológica y denunció los efectos destructivos de un modelo económico que generaba desigualdad y degradación ambiental”.
Sumó también la importancia de Fratelli Tutti, donde “abogó por una cultura del encuentro, el diálogo interreligioso y una política centrada en el bien común”.
“Buscaba una Iglesia más horizontal que vertical”, señaló Sánchez, quien destacó las reformas en la curia romana, formalizadas en la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium de 2022.
Sánchez puntualizó que el pontificado de argentino se destacó por la promoción de la sinodalidad y la lucha contra el clericalismo.
No obstante, Sánchez reconoció que doce años no fueron suficientes para completar su proyecto: “A Francisco le faltó tiempo para poder generar una estructura mucho más profunda”, mencionando, entre otras, las reformas pendientes en el rol de los laicos y las mujeres.
Sobre el futuro de la Iglesia, advirtió que la elección de su sucesor será clave. “El nuevo Pontífice no sólo heredará las estructuras reformadas, sino también las expectativas de una Iglesia más misericordiosa, más humilde, más comprometida con los pobres y con la justicia global”, afirmó.
Aunque destacó que Bergoglio nombró a la mayoría de los cardenales que votarán en el cónclave, advirtió que siempre existe el riesgo “de una inflexión hacia posiciones más conservadoras”.
Ricardo Morales, obispo cercano a Francisco
“La verdadera transformación requiere un cambio
de mentalidad, una conversión cultural profunda”
Cambiar la mentalidad y realizar una conversión cultural profunda en la iglesia son los dos desafíos pendientes que, a juicio de Ricardo Morales, Obispo de Copiapó y uno de los prelados cercanos a la línea pastoral del fallecido Papa Francisco, se debe realizar en materia de reparación a las víctimas de abusos sexuales en la iglesia católica.
Morales es una voz autorizada para hablar de prevención de abusos, ya que durante el ejercicio de diversos puestos en la iglesia católica se ha caracterizado por ser muy severo en la condena de estos hechos. Antes de ser obispo en el norte del país, fue nombrado administrador apostólico de la arquidiócesis de Puerto Montt, en donde le tocó resolver las denuncias en contra de 8 religiosos, de los cuales 7 eran por abuso sexual y 2 por corrupción.
Su trabajo generó polémica en la zona, tanto así que un grupo de laicos y fieles le propinaron una golpiza. Tras esto recibió una llamada directa del Papa Francisco, quien lo animó a seguir realizando su trabajo. “Fue un gran consuelo y un estímulo para seguir adelante”, reconoció.
Pese a la resistencia, el prelado insistió que fue indispensable “actuar con claridad y responsabilidad para recuperar la confianza perdida”.
Morales destacó que el legado de Francisco en Chile “está profundamente vinculado a su visita en 2018, que marcó un antes y un después en nuestra historia eclesial”.
Resaltó en particular la carta al Pueblo de Dios como “una verdadera hoja de ruta” que puso en el centro la participación de los fieles, el reconocimiento de las víctimas y una conversión eclesial basada en “abrazar las heridas como fuente de compasión y misión”.
Ignacio Sánchez, exrector de la Pontificia Universidad Católica
“Nos pidió ser coherentes en nuestro diario quehacer”
Para el extimonel de una de las casas de estudios más importantes del país, los doce años de Francisco se pueden resumir en “la preocupación y misericordia por quienes sufren, su desvelo por los más pobres, su condena tajante de todo abuso y su cercanía con la juventud”.
Definió su impacto como “de gran trascendencia para la Iglesia y para toda la sociedad”.
En conversación con El Magallanes, recordó cuando recibió al Pontífice en su visita a la UC en 2018, describiendo su mensaje como una convocatoria a convertir las universidades en “verdaderos laboratorios sociales” para generar cambios que impacten a la sociedad. “Nos pidió ser coherentes en nuestro diario quehacer”, comentó.
Tras la visita de 2018, Ignacio Sánchez se reunió en varias oportunidades con Bergoglio. “Me impresionó su gran conocimiento de Chile y de nuestra universidad y la mirada de futuro que nos entregó para tener una universidad al servicio del país”, dijo Sánchez.
Enfatizó que Francisco tuvo mucha dedicación para abordar los serios problemas en relación con los abusos sexuales, lo cual en la UC se materializó en la puesta en marcha del Centro Cuida en conjunto con la Fundación para la Confianza. Esto no estuvo exento de polémica, ya que fue criticado por la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales.
También destacó el apoyo de Francisco a iniciativas de sustentabilidad y educación inclusiva: “Siempre nos apoyaba y alentaba mucho”.
En su última carta, enviada en enero pasado, Sánchez le compartió los avances de un programa de inclusión de reclusas en educación superior que se desarrolla en la UC. “Estaba feliz”, recordó el exrector.