Incautación de dólares: una advertencia que Magallanes no puede ignorar
La cifra es clara, pero el trasfondo es inquietante: más de US$100 mil fueron incautados en Magallanes durante 2024 en casos de contrabando de dinero no declarado. Que una región periférica y de baja densidad poblacional, como la nuestra, figure entre las que más divisas ilícitas retuvieron en el país debería sacudir a las autoridades locales y nacionales. Lo que está en juego no es sólo el cumplimiento de una norma aduanera, sino la creciente penetración -silenciosa, pero sostenida- del crimen organizado en las rutas australes.
Durante mucho tiempo se asumió que por su aislamiento geográfico y su aparente tranquilidad, Magallanes estaba relativamente al margen de las redes delictuales que afectan al resto del país. Esa percepción comienza a resquebrajarse. El dinero en efectivo que cruza nuestras fronteras sin ser declarado no llega por error: llega con un propósito, y muchas veces ese propósito es alimentar circuitos opacos de evasión fiscal, narcotráfico, lavado de activos o financiamiento de actividades ilícitas. No declarar divisas no es un simple olvido: es una estrategia.
Cabe valorar el trabajo de los funcionarios de Aduanas, pero la falta de personal especializado, los recursos logísticos limitados, y la extensión de los pasos fronterizos magallánicos hacen que estas rutas sean atractivas para quienes buscan mover capitales lejos de los ojos del sistema financiero formal. La ley 21.632, que tipificó como delito el contrabando de dinero, es un avance. Pero sin una fiscalización robusta, formación continua de los equipos en terreno y una estrategia regional coordinada, se corre el riesgo de que estas cifras sigan creciendo en la sombra.
Más preocupante aún es la posibilidad de que esto sea solo la punta del iceberg. Si el 2024 se detectaron 100 mil dólares, ¿cuánto más logró cruzar sin ser interceptado? ¿Qué otras formas de contrabando están operando bajo la misma lógica?
Lo que ocurre en Magallanes no puede seguir viéndose como una anécdota estadística. Se requiere una vigilancia más proactiva, inversión sostenida en infraestructura de control y un compromiso político real con la inteligencia económica y territorial.
Magallanes no puede convertirse en un eslabón débil en la cadena de seguridad económica del país. Si algo ha demostrado esta incautación, es que los flujos ilegales de dinero no respetan latitudes ni distancias. También aquí -en el extremo sur del continente- el crimen organizado está poniendo a prueba nuestras fronteras.