20 niños y niñas avanzan en el camino del karate

• Destacan el impacto positivo de esta arte marcial
  en la formación integral de los menores.

En el sector norte de la ciudad, veinte niños y niñas, desde los 4 años, han encontrado en el dojo dirigido por la maestra Graciela Ignacia Andrade un espacio seguro, formativo y desafiante para desarrollarse a través del karate. A lo largo de cada semana, entrenan con disciplina, concentración y entusiasmo, acompañados de una instructora que conoce profundamente el camino que recorren.

Graciela Andrade, Cinturón Negro 5° Dan, comenzó su formación en las artes marciales a los 3 años y ha dedicado su vida al karate, entrenando en Japón, compitiendo en campeonatos internacionales y formando nuevas generaciones. Hoy, su mayor orgullo es ver el progreso de sus alumnos más pequeños.

“Muchos llegaron con inseguridades, algunos con dificultades de concentración o autoestima, y han logrado transformarse a través de este arte. No es sólo aprender una técnica, es aprender a confiar en uno mismo, a trabajar en equipo, a respetar a los demás”, explica la maestra, quien ha acompañado a niños y niñas desde sus primeros pasos hasta competencias de nivel mundial.

En 2023, varios estudiantes del dojo viajaron a Brasil para representar a Chile en el Mundial de Karate, y seis de ellos regresaron como campeones del mundo en sus respectivas categorías. Sin embargo, para Graciela, más allá de las medallas, lo verdaderamente importante es la evolución personal de cada alumno. “Tenemos niños que antes no hablaban y hoy lideran una rutina de kata; niños que no sabían cómo controlar su energía y ahora son ejemplo de disciplina. Eso es lo más valioso”, afirma.

La escuela, que también acoge a jóvenes y adultos, se trasladó hace poco a un dojo privado en el sector norte, tras una experiencia compleja en el antiguo recinto. “

Las clases se realizan los lunes, martes, jueves y sábados, y están abiertas durante todo el año a nuevos estudiantes. No se requiere experiencia previa ni condiciones físicas específicas: el dojo acoge a niños, con o sin indicaciones médicas, siempre que puedan entrenar con autorización profesional.

“La inclusión es un principio básico. Hemos trabajado con niños operados del corazón, con condiciones neurológicas, y lo importante es que puedan sentirse parte, avanzar a su ritmo y desarrollarse con apoyo. El karate es para todos”, enfatiza.

Este año, además de continuar con el trabajo formativo en el dojo, la maestra se prepara para asistir en noviembre a una capacitación internacional en Japón, enfocada en defensa personal.