Necrológicas

“Lonsdale”. Testimonio de un viejo tiempo marinero (2)

Por Marino Muñoz Aguero Domingo 18 de Mayo del 2025

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Mateo Martinic Beros / Paulina Fajardo Cuiñas

El estadounidense Rockwell Kent (1882-1971) pintor, dibujante, escritor, con estudios de arquitectura llegó en 1922 a Punta Arenas. Durante unos meses usó el “Lonsdale” como hospedaje y astillero ocasional para el acondicionamiento del bote salvavidas, que adquirió para sus travesías. Su estadía la plasmó en dibujos y pinturas, además del testimonio escrito en un libro que relata su viaje al sur de la tierra. Kent es un artista reconocido; sus pinturas y grabados se exhiben en importantes museos de Estados Unidos. 

Agreguemos que el aventurero era socialista y fue crítico de su nación en los tiempos de la Guerra Fría, perseguido por el “Mccarthismo” le revocaron su pasaporte. En 1966 la Unión Soviética le otorgó el Premio Lenin de la Paz.    

Otra historia vincula al “Barco Viejo” con el poeta chileno y Premio Nobel de Literatura 1971 Pablo Neruda (1904-1973) quien coleccionaba mascarones de proa. Esta pieza de los viejos veleros, según nos señalan Martinic y Fajardo, venía bajo el bauprés (palo o fierro largo que sobresale del casco, una suerte de punta). Confeccionados en madera, con forma -generalmente- de figura humana; representan, como bien sintetizan los autores: “El alma del navío”. 

En 1946 Neruda vio en Punta Arenas el mascarón del “Lonsdale” y lo compró un año después. Lo bautizó “La Sirena de Glasgow” y se refiere a ella sus obras “Canto General” y “Una casa en la arena”. En este último libro le dedica también unos versos al otro mascarón de naves del Estrecho que integró su colección: “La Bonita”.

Al respecto, nos parece muy interesante la reflexión de Martinic y Fajardo en cuanto al destino de éstas y otras piezas patrimoniales, y las acciones de comerciantes y coleccionistas: “Aunque no dejaron rastros, no cabe duda que los buscadores estuvieron aquí y pudieron moverse con tranquilidad. En los tiempos en que ello pudo suceder, preferentemente los años de 1920 a 1950. A nadie de los vecinos de Punta Arenas pareció importar el asunto, al revés de lo que ocurre hoy en día. Así no se vio su adquisición como un despojo patrimonial, que en verdad otra cosa no fue”.

Martinic en “Mascarones del Mar Magallánico” (Revista de Marina; julio – agosto 1980) se refiere específicamente a la “Sirena de Glasgow” y “La Bonita”: “Ambos mascarones integran la colección que tuviera en vida el poeta en su casa de Isla Negra, piezas que estimarnos debieran retornar a Punta Arenas para conservarse en un museo marítimo”. Con el debido respeto que tenemos por el poeta, adherimos íntegramente a las expresiones de nuestro Premio Nacional de Historia.   

“Lonsdale” (Testimonio de un viejo tiempo marinero) nos entrega información del velero, apoyada de interesante material gráfico en una muy cuidada edición. Algo de ello conocimos en la jornada “A tomar once en la Fitz Roy”, que organizamos con un grupo de vecinos el 26 de mayo de 2024, con motivo del Día de los Patrimonios, siendo presidente de la junta de vecinos nuestro recordado amigo Héctor Aguilar Cárdenas (Q.E.P.D.). Una de las actividades fue la exposición audiovisual a cargo de Paulina Fajardo y el investigador Christian Chambas, que entusiasmó a las vecinas y vecinos, quienes compartieron sus vivencias del “Barco Viejo”.  

El “Lonsdale” fue declarado Monumento Histórico el 7 de enero de 1974 y una calle de la población Terrazas del Estrecho le rinde homenaje como “Pontón Lord Lonsdale” (el pontón es “Lonsdale”, a secas).

Los autores:

– Paulina Fajardo Cuiñas se ha formado en el área de las comunicaciones y el turismo, dedicándose al desarrollo de iniciativas que rescatan y preservan el patrimonio histórico y cultural de la Región de Magallanes.

– Mateo Martinic Beros es Premio Nacional de Historia. Su producción incluye libros, monografías y artículos en libros, revistas especializadas y medios de prensa.  

Nota: el libro nos llegó una tarde desde la generosidad de Don Mateo Martinic. Al comentarle nuestra relación con el barco, me consultó si la imaginación y curiosidad infantil, nos habría llevado a mares distantes, a epopeyas de otras épocas y a un sinfín de interrogantes. Me quedé con la sensación que mi respuesta no fue proporcional a su entusiasmo, pues le señalé que para nosotros el barco sólo fue un (muy peligroso) sitio para jugar. Lo nuestro era un asunto de competencia, de desafíos y -en ocasiones- casi de supervivencia; nunca nos preguntamos siquiera por el nombre del barco.  

Ahora con el paso del tiempo, con vientos más calmos, con las aguas más quietas y libro en mano, soñaremos con las travesías de nuestro querido “Barco Viejo”.

“Lonsdale”. Testimonio de un viejo tiempo marinero, Mateo Martinic Beros / Paulina Fajardo Cuiñas. 1ª edición, 92 págs. Ediciones Nao Trinidad – Fundación Mateo Martinić Beroš. Con el auspicio de Compañía Marítima de Magallanes S.A. Punta Arenas, Chile, 2025.

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