Mes de los Mayores: la desconexión de las políticas públicas
El envejecimiento poblacional tiene distintos aspectos y repercusiones en la vida de una comunidad, de allí la importancia y la urgente necesidad de tomar en cuenta esta variable. Así mismo, deben estar presentes en la planificación comunitaria los escenarios futuros que demandará esta población mayor. Es algo urgente y lo venimos repitiendo en estas columnas como una necesidad prioritaria para afrontar hoy y en la planificación de los próximos años de nuestra comunidad austral, en la que todos somos partícipes.
También hemos expresado que el ritmo al que envejece la región es mayor al del resto del país, que significa otra urgencia o prioridad a tener en cuenta por todos los que planifican políticas públicas para la región. Los últimos acontecimientos hacen ver que como región estamos llegando tarde y se sigue haciendo lo mismo de siempre.
El hecho es que no hay respuestas a las urgentes necesidades de los mayores, desde cosas cotidianas como tener los recursos para financiar una alimentación sana y saludable hasta las necesidades recreativas y de uso del tiempo libre. Se hacen cosas, pero en poca magnitud. Todavía nos llama la atención la gran demanda que tienen las actividades recreativas para mayores, al revés, es una señal que la oferta no está cubriendo todas las necesidades de los mayores de esa comuna. Se debe ofrecer más y variar. Seguir viendo que estos talleres tienen alta demanda y deben priorizarse los beneficiarios no es justamente una señal de que se está trabajando por ellos, es sólo una manifestación de que se requiere más.
Cuando un grupo de mayores dependientes se quedan sin “su hogar”, la solución no es buscar quien se responsabilice de operar o acogerlos, es la señal que faltan más vacantes en esos dispositivos sociales. El primer Eleam público inició funciones en 2011 con 70 cupos, 14 años después no aparece ni en el discurso la creación de otro dispositivo igual en Punta Arenas, aunque sabemos que la población mayor va aumentando y que las cifras de dependencia de este grupo etario son preocupantes. Por eso, la alta demanda por cupos allí. Se han aumentado las plazas en viviendas tuteladas, pero indefectiblemente estos beneficiarios irán progresando en sus deterioros funcionales o algunos sufrirán enfermedades, por lo que debe proyectarse cómo acogerlos en dispositivos Eleam en forma más expedita que la consabida postulación y espera, que significa falta de oportunidad en la intervención.
Como médicos en el ámbito hospitalario son varios los casos clínicos que conocemos que requieren de un dispositivo social como un Eleam, pero no tienen respuesta y esperan vanamente en sus domicilios o en camas hospitalarias la liberación de algún cupo para sus necesidades. El Estado no está dando el ancho en esta necesidad de las personas mayores, que no cuentan con soporte social para su protección o bien ese soporte social no puede hacerse cargo de dar respuesta a las problemáticas de salud asociadas. Y esa es una de las principales características que tienen las personas mayores que postulan o requieren Establecimientos de Larga Estadía: una alta carga de enfermedades y deterioros, asociados a factores sociales. Lo que hace más cara su operación, ya que se requiere implementar servicios que no están considerados para alta carga de dependencia de usuarios.
Cuando se creó este dispositivo se hizo centralmente, según el terreno disponible se planificó el número de beneficiarios, no fue en base a ninguna proyección del problema local. Fueron decisiones sin una mirada regionalista, razón por la cual los organismos técnicos locales deben tener una mayor preponderancia en la planificación de un centro de características más específicas. El que tenemos en la comuna fue una obra que involucró diseño y construcción, por lo que la opinión de expertos en estos temas fue muy marginal. Eso debe cambiar y es importante recolectar la información dispersa en diversos servicios y sistematizarla para tener datos locales por comuna y definir las políticas públicas a desarrollar. Mientras no se haga esto seguiremos buscando darle el palo al gato y achuntarle a la primera con lo que se haga, totalmente extemporáneo.
Para hacer lo que se necesita se requiere voluntad de las autoridades y empezar a trabajar en regionalizar las políticas públicas para mayores y sobre esa base planificar lo que hay que hacer. Simple y fácil, pero es justamente lo que no se hace. Hoy para los mayores basta con acompañarlos en alguna once o alguna actividad y con eso nuestras autoridades están convencidas que se hace algo por ellas. Esta desconexión con lo que realmente se requiere hacer ya no da para más, salvo que siempre se quiera seguir dando explicaciones y tirando la pelota de las responsabilidades a los voluntariados u ONG que dan respuestas locales a las necesidades de los mayores y que son cada vez más, pero que tampoco están pudiendo cubrir los requerimientos con su trabajo. Otros con más capacidad y recursos deben ahora hacerse cargo.




