Necrológicas

Tecnología robótica mejora la autonomía de personas en rehabilitación

Viernes 24 de Octubre del 2025

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  • Más de ochenta pacientes han participado en este programa gratuito, desarrollado en el marco de un proyecto financiado por el gobierno regional y la Universidad de Magallanes, que combina evidencia científica, tecnología avanzada y un enfoque profundamente humano.

Silvia Leiva Elgueta

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En el Area de Robótica de la Corporación de Rehabilitación Club de Leones Cruz del Sur, una usuaria se sienta frente a un computador. En su mano sostiene el agarre de un dispositivo que aligera parte del peso del brazo y responde a cada movimiento que observa en la pantalla. Lo que ocurre parece simple: alcanzar un punto, dirigir la mano, volver al inicio. Lo que hay detrás, sin embargo, es un tratamiento estructurado que convierte cada intento en información clínica para decidir cómo seguir. Esta escena se repite desde 2021 y hoy es parte estable del programa de rehabilitación neuromotora que la institución ofrece a la comunidad, sin costo para las familias y con el uso de tecnología de última generación.

La tecnología utilizada pertenece a la familia de sistemas de apoyo al movimiento para extremidades superiores. En términos simples, actúa como una estructura externa que acompaña el gesto cuando hay debilidad o secuelas neurológicas. Reduce la carga que la persona debe vencer para iniciar el movimiento, facilita su repetición de manera controlada y registra cómo se comporta ese gesto en el espacio. Esa combinación de asistencia, práctica intensiva y medición objetiva permite diseñar sesiones más personalizadas, con una progresión que se ajusta a la respuesta real de cada persona y con criterios de seguridad y calidad verificados en cada sesión.

No reemplaza la
terapia convencional

El dispositivo que emplea la Corporación es una referencia internacional: se conoce comercialmente como Armeo Spring, de Hocoma, empresa suiza con amplia trayectoria en el desarrollo de sistema robóticos para rehabilitación. Su implementación local no reemplaza la terapia convencional; la complementa para aumentar la “dosis” de práctica y para demostrar con datos los avances de los usuarios.

Las actividades en pantalla no son un juego cualquiera: son tareas terapéuticas que entrenan objetivos cotidianos tales como alcanzar, tomar, manipular objetos y coordinar movimientos con la extremidad superior, los cuales son claves para la autonomía personal. Al mismo tiempo, el sistema genera reportes que muestran cuántas repeticiones se realizaron, con qué amplitud, qué tan preciso fue el trazo y a qué velocidad se ejecutaron los movimientos. Con esa información, el equipo clínico toma decisiones informadas sobre el plan, ajustando la dificultad y la intensidad según la evolución de cada caso.

Este desarrollo se enmarca en un proyecto financiado por el gobierno regional, en colaboración con la Universidad de Magallanes, correspondiente al Fondo de Innovación para la Competitividad (Fic) 2019.

Balance en 4 años

El alcance acumulado en estos cuatro años es significativo. Ochenta y seis personas han participado en el programa, con un mínimo de veinticuatro sesiones por cada una. En total, esto supone al menos 2.064 sesiones y 1.548 horas de funcionamiento efectivo del sistema. Detrás de esas cifras hay historias concretas: alguien que vuelve a dirigir la mano con seguridad para tomar un objeto, alguien que logra mover el brazo hasta una repisa, alguien que recupera gestos que facilitan su vida diaria y su participación en el hogar y en la comunidad. Cada hito clínico representa una ganancia funcional que impacta en la independencia y en la confianza de las personas y sus familias.

El programa de atención está cuidadosamente definido para garantizar seguridad, trazabilidad y resultados. El ingreso comienza con la derivación de un médico fisiatra, de acuerdo con criterios de elegibilidad establecidos para este tipo de tecnología. Luego se realiza una evaluación de entrada a cargo del profesional responsable del programa, en la que se determinan metas funcionales, se levanta la línea base y se elabora el plan terapéutico. A partir de ahí se inicia la terapia robótica estandarizada: el sistema robótico se conecta a un computador que permite interactuar con el software de asistencia de rehabilitación; la persona ejecuta las tareas en pantalla y el equipo registra cada parámetro relevante. Al cierre del ciclo se efectúa una evaluación de egreso que evidencia logros y avances, entrega recomendaciones para la continuidad del proceso y deja un registro claro del resultado obtenido. Todo esto es ejecutado por profesionales con formación específica en esta tecnología y experiencia en su uso seguro y efectivo, bajo protocolos aprobados y auditables.

“Como jefe técnico del Centro, mi responsabilidad es asegurar que los procesos de atención se desarrollen bajo criterios clínicos, operativos y de calidad rigurosamente definidos”, plantea Heriberto Henríquez Díaz.

La experiencia del usuario tiene dos dimensiones complementarias. La primera es la sensación inmediata de que el dispositivo quita peso y permite que el gesto ocurra aun cuando la fuerza está disminuida. La segunda es la claridad con la que se muestra el progreso. La pantalla entrega retroalimentación en tiempo real y los reportes facilitan el monitoreo del proceso. Esa transparencia ayuda a alinear expectativas, a sostener la motivación y a tomar decisiones clínicas con evidencia. Además, permite compartir metas alcanzables y celebrar avances concretos, elemento clave para la adherencia terapéutica.

Un lenguaje común

El programa de rehabilitación robótica ha consolidado un lenguaje común entre la ingeniería y la salud. Patricio Barría Aburto, doctor en Tecnologías Industriales y de Telecomunicaciones y Encargado del Area de Investigación y Desarrollo de la Corporación, describe el funcionamiento del dispositivo: “El sistema combina soporte gravitacional regulable con medición cinemática en tiempo real. En la práctica, significa que, mientras el dispositivo compensa parte del peso del segmento corporal para facilitar el movimiento, el software captura variables como amplitud, suavidad del movimiento, precisión, velocidad y tiempos de reacción. Con esos datos se puede medir la progresión y adaptar las actividades, modulando la dificultad de práctica, sesión a sesión. La tecnología permite definir con precisión la configuración terapéutica y mejorar la reproducibilidad de las sesiones, de modo que cada ajuste esté fundamentado y sea posible evidenciar cuantitativamente los cambios que se van produciendo.”.

Ese enfoque tecnológico aplicado a la rehabilitación ha fortalecido y potenciado los procesos en Magallanes. La estandarización de programas, la capacitación continua y el uso responsable de tecnología aseguran que la experiencia sea segura y que los resultados sean comparables en el tiempo. La Corporación entiende la innovación como un medio para reducir brechas y no como un fin en sí mismo: el objetivo es que las personas en situación de discapacidad reciban en Magallanes lo mejor del mundo, sin tener que salir de la región. La participación en redes científicas internacionales, la actualización permanente de protocolos y la evaluación sistemática de resultados sostienen este compromiso.

La terapeuta ocupacional Romina Calcutta apunta que “la terapia robótica con Armeo Spring no tiene como objetivo reemplazar la labor del profesional de la salud, sino optimizarla complementando y potenciando los objetivos de la rehabilitación. El uso de este exoesqueleto, combinado con entornos de realidad virtual interactiva, facilita el proceso de rehabilitación del paciente. Esta tecnología promueve una mayor motivación, un uso más consciente de la extremidad afectada, una mejor adherencia al tratamiento y una notable disminución de la carga física tanto para el usuario como para el terapeuta.

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