Necrológicas

El Papa y el Presidente

Por Marcos Buvinic Domingo 19 de Octubre del 2025

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La semana pasada, durante su viaje a Roma, el Presidente Gabriel Borić se reunió con el Papa León XIV. Según la Oficina de Prensa del Vaticano, “durante las cordiales conversaciones se ha manifestado la satisfacción por las buenas relaciones bilaterales actuales entre la Santa Sede y Chile […] Posteriormente, se hizo hincapié en la valiosa contribución que la Iglesia ofrece al país en distintos ámbitos, y se abordaron varios aspectos de la situación sociopolítica de Chile, haciendo hincapié en la lucha contra la pobreza, los fenómenos migratorios y las cuestiones éticas”.

 

También se ha sabido algo más del diálogo por las declaraciones del Presidente Borić, señalando que el Papa León le comentó el dolor que le producían los casos de abusos sexuales ocurridos en la Iglesia en Chile; también que, a propósito del reciente documento del Papa León “Dilexi te. Sobre al amor a los pobres”, compartieron acerca del combate a la pobreza. El Presidente dijo que había leído el documento del Papa y citó algunos párrafos del mismo.

 

También, el Presidente visitó la tumba del Papa Francisco, quien le había enviado una carta personal manuscrita, en diciembre, cuando el Presidente comunicó que, con su pareja, esperaban el nacimiento de su hija. El Papa Francisco felicitó a los padres y se refirió a la grandeza del valor de la vida, así como al papel central de la familia en la sociedad.

 

Por cierto, hay muchos que se dedican a hacer interpretaciones políticas del encuentro, pero aquí hay algo más grande que la chimuchina política. A mí, como católico y chileno, me alegra que el Presidente visite al Papa y dialoguen, y me alegra que el Presidente rinda un homenaje a la memoria del Papa Francisco. Quisiera señalar tres aspectos que me parecen sugerentes para nuestra vida.

 

En primer lugar, es el encuentro de dos personas que, en sus ámbitos, representan a sus comunidades. El Presidente reconoce el valor de la Iglesia en nuestro país y, también, es consciente de sus limitaciones. El Presidente no es creyente, ha dicho que él “no tiene el don de la fe”, y me alegra que reconozca que la fe es un don. El Papa acoge al Presidente y manifiesta su aprecio por Chile y conoce bien la vida de la Iglesia en el país. Hay puntos de vista que comparten y en otros piensan distinto, pero se reúnen a dialogar compartiendo sus acuerdos y sin evadir los temas complejos (esas “cuestiones éticas” que señala el comunicado del Vaticano, que seguramente son las leyes de aborto y eutanasia que impulsa el Gobierno, y los abusos sexuales en la Iglesia). El hecho de pensar distinto no les impide encontrarse, acogerse y valorarse mutuamente, y dialogar. ¡Qué gran lección de estos dos hombres para nuestro país tan polarizado y donde se dialoga tan poco entre los que piensan distinto!

 

En segundo lugar, se trata del encuentro de dos autoridades legítimamente elegidas en los cargos que ocupan: no son usurpadores, no le quitaron el poder a nadie. Por eso, son autoridades que representan a sus comunidades, y los cristianos respetamos a las autoridades legítimas. No sólo las respetamos, sino que es un mandato bíblico que oremos por ellas para que el Espíritu de Dios les inspire en la búsqueda del bien común (“ruego que se hagan súplicas, oraciones y acciones de gracias por los que gobiernan y todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida pacífica y serena, religiosa y digna” 1 Tim 2, 1-2).

 

Quizás, usted se pregunta a qué viene esto de respetar y orar por las autoridades. Resulta que con ocasión de la visita del Presidente al Papa hubo, en redes sociales, injurias y agravios al Presidente. Más aun, en una página web eclesial tuvieron que sacar la noticia del encuentro del Presidente con el Papa, a causa de comentarios ofensivos hacia el Presidente subidos por algunas personas. ¡Qué vergüenza! Cualquier cristiano puede estar de acuerdo o no con las autoridades y puede manifestar su punto de vista, pero los cristianos respetamos a las autoridades y oramos por ellas, y cualquier injuria u ofensa es un pecado contra la paz social.

 

Tercero, y esto no proviene del encuentro del Presidente con el Papa, sino que son palabras de León XIV hace dos semanas: “decir ‘estoy en contra del aborto pero a favor de la pena de muerte’ no es realmente estar a favor de la vida, al igual que no lo es estar de acuerdo con el trato inhumano que reciben los inmigrantes en Estados Unidos”. Me parece importante tener esto presente ahora que en la campaña electoral algunos se declaran a favor de la pena de muerte o discutir su reposición, así como hay propuestas de trato inhumano con los migrantes.

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