Los juegos de azar ya no seguirán en el local de la suerte de Avenida Frei

Esta vez dice que no se trata de la suerte, que no tiene que ver con vibra, sino con decisiones donde las grandes empresas terminan poniéndole el pie a los pequeños emprendedores.

Miriam Sánchez Ruiz dice que no han sido días felices luego que el pasado 22 de agosto fuera notificada que tenían una semana para dejar las dependencias que ocupa desde hace 16 años en Sodimac. Reconoce que fue un “golpe sorpresivo”, que tras digerir la noticia buscó tanto acá en Punta Arenas como en Santiago revertir la decisión. Sin embargo, la explicación parecía simple: la compañía requiere de esos 15 metros cuadrados para un servicio de entrega de productos online.

Dice que tras eso vinieron horas de dolor y preocupación. Lo primero, porque recuerda que fue ahí donde comenzó su sueño de ser emprendedora independiente; de lo segundo, porque dice que tiene compromisos de pago ineludibles y que también le preocupa la situación de sus dos trabajadores.

“Esto surge de la noche a la mañana y tengo un crédito Fogape al cual debo responder. Y tuve que endeudarme en este tiempo de pandemia, porque siendo un negocio hermoso no es que te deje millones. Lo maravilloso es la clientela, gente que viene a jugar, a conversar, y luego pasa a los otros locales a comprar, a tomarse un café”, señala visiblemente emocionada.

Si bien admite que Sodimac tiene todo el derecho a tomar la medida “porque se trata de un contrato unilateral, arbitrario e indefinido, es la forma en que te dicen de un rato para otro que tienes que irte. El anterior gerente me dijo ‘puede que algún día le cambie de lugar, pero usted no se va’, pero con la nueva jefatura las cosas cambiaron, sin más explicaciones y con eso de que es una decisión del nivel central. También viajé a intentar hacer algo, pero al final no te consideran”.

Miriam Sánchez recuerda que ya le tocó pasar por algo similar en otro establecimiento comercial de Punta Arenas, ocasión en la que igual golpeó puertas y supo de la insensibilidad de la gente. “Uno concluye que emprender es difícil pese a todo lo que se dice. Lo fácil es decir voy a encontrar algo por el centro, arrendar un local, pero cuánto dinero hay que tener, de cuántos millones disponer. Imposible. En mi caso aún puedo defenderme con mi otro local (en Zona Franca)”.

La llamada “Chica de la Suerte” dice que con su adiós de Sodimac no sólo deja lo tangible, también los recuerdos, ilusiones y felicidad de mucha gente. “Dejo la buena vibra, el sentir que se tiene la capacidad de hacer feliz a muchas personas con premios todas las semanas, porque así ha sido. ¿El premio más grande entregado? El de 2013 del otro local del que me sacaron, fueron $1.587 millones del Loto para un magallánico. Hoy estoy con la sensación de menoscabo por parte de las grandes empresas, pero aún así intentando mantener la buena vibra esperando mejores tiempos”, enfatizó.