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Deporte magallánico de antaño

La historia de Pedro Uyevic, boxeador y detective

Sábado 17 de Octubre del 2020

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El boxeo magallánico ha sido cuna de grandes pugilistas que siempre han destacado por su bravura y capacidad técnica, logrando reconocimiento nacional y también más allá de nuestras fronteras.

Es el caso de Pedro Uyevic, un ícono del deporte de los puños en las décadas del ‘20 y ‘30, forjador de una impecable carrera que le llevó a ganarse el reconocimiento de sus pares y de la afición.

Partió en la actividad allá por 1926, coronándose campeón de la categoría mediopesado tras vencer a uno de los potentes fajadores de la época: Pedro Oyarzo.

Un año después integró la delegación puntarenense que midió fuerzas con púgiles amateurs de Río Gallegos, animando el combate estelar frente a Angel Rodríguez, a quien propinó un violento K.O. en el segundo asalto.

En 1928 volvió a consagrarse monarca de la categoría mediopesado, esta vez a costa de otro de los grandes exponentes de la época: José López. Al año siguiente ratificó su título y se mantuvo como campeón hasta  1930.

DETECTIVE

Llegó 1931 y esta vez no pudo dar rienda suelta a su pasión por el pugilismo. Es que tuvo que ausentarse por razones de fuerza mayor, ya que viajó a Porvenir, donde asumió funciones de jefe de la Sección de Investigaciones.

“Uyevic no quiso hacer del boxeo una profesión, aunque sus condiciones podrían habérselo permitido con sobrado éxito”, destacó en su momento el profesor y comunicador Patricio Aguila Strello, reconocido amante del boxeo y también permanente actor de las veladas boxeriles en su calidad de jurado.

En 36 combates, el aludido boxeador sólo perdió 2: una por puntos con Pedro Oyarzo y el otro por la “vía del sueño” frente al natalino Guillermo Scholer.

Tras su retiro, la carrera de Uyevic sobre los cuadriláteros continuó como árbitro, conviviendo durante varios años con el arte y las triquiñuelas de esta apasionante actividad.

Fue muy querido por todo la afición y admirado por su constancia y disciplina, entregando toda una vida al boxeo.

Uyevic tuvo siempre la convicción de que, para practicarlo, se requiere ante todo disciplina. Y ese concepto, unido a su innata capacidad, lo supo cultivar para ser reconocido como uno de los púgiles destacados del boxeo magallánico de antaño.