“Los magallánicos deberían sentirse orgullosos de haber tenido aquí a un Premio Nobel de Literatura”

“Uno tiene un sino, un destino y yo se lo agradezco a Gabriela Mistral. Ella, otra vez, me ha traído a estas tierras”, comentó durante un conversatorio de poesía organizado por la carrera de Pedagogía en Castellano y Comunicación de la Universidad de Magallanes (Umag) y en el que también participaron los escritores regionales Christian Formoso, Rina Díaz y Víctor Hernández, y el seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Diego García. Esta cita, al igual que el Diálogo en Movimiento sobre el texto “Gabriela Mistral: el libro de la Patagonia”, que sostuvo durante esa misma jornada con estudiantes de la Umag, forman parte del programa de celebración del centenario de la obra “Desolación”.

“‘Desolación’ es un libro que fue editado en los Estados Unidos, en Nueva York, por la Universidad de Columbia, y que fue escrito prácticamente la mayor parte o preparado acá en Punta Arenas, cuando ella fue directora del Liceo de Niñas de la ciudad. El título del libro ‘Desolación’, es precisamente un poema que está en el texto y que fue escrito aquí en Magallanes. Esto le da una gran trascendencia y proyección al primer libro de Gabriela Mistral” , explicó el escritor.

– ¿Qué le parece que en Magallanes se realice la conmemoración de los cien años de “Desolación”?

-“A mí me parece muy importante que aquí en Magallanes, a través de la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y también de otras instituciones, como la universidad y de otros organismos y del sistema educacional, tengan muy presente a Gabriela Mistral. Ella vivió hace cien años aquí, estuvo dos años y medio en Punta Arenas, fue directora de un establecimiento educacional. Los magallánicos deberían sentirse orgullosos y felices de haber tenido aquí a un Premio Nobel de Literatura, a una mujer chilena que quiso tanto a esta región”.

– ¿Por qué “Desolación” marca la pluma de Gabriela Mistral?

– “Desolación’ conlleva todas estas vivencias personales que ella tuvo y no personales.  Las desolaciones en ella, la desolación geográfica de haber conocido un mundo nuevo y novedoso. ‘Fui feliz en Magallanes’, dice ella, a pesar del clima extremoso. O sea, se sintió aquí, siempre muy bien. La felicidad para ella fue muy importante en Magallanes. Pero a su vez, también es la descripción de un territorio físico y humano, que conlleva todo el texto ‘Desolación’. Es un libro lleno de amor, de desamor, de pasiones, de fervores, de romanticismo, de lirismo, pero que perdura hasta el día de hoy. Por eso han pasado cien años y seguimos vigente con este primer libro”.