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Comercio ambulante en calle Bories vivió conflictiva víspera de Navidad

Sábado 25 de Diciembre del 2021

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Tan habitual como el Viejo Pascuero y el pan de Pascua, es la locura por las compras navideñas, que se vive con especial fervor cada 24 de diciembre, en especial en calle Bories. Allí, los puestos de venta se multiplican en estas fechas, lo que evidentemente, causa conflictos. Ya sea entre ellos o con las autoridades.

Fue lo que ocurrió ayer en la mañana, cuando el sol comenzaba a picar fuerte en las pieles de los magallánicos que salieron a hacer sus últimas compras. La polémica se vivió en el tramo comprendido entre Avenida Colón y José Menéndez, donde los puestos callejeros no están autorizados, pero igualmente, por la cantidad existente, se instalan de todas maneras. El espacio establecido por el municipio en la mencionada avenida, además de no dar abasto, por el espacio, no gusta a los comerciantes, que reclaman que “ni los perros llegan ahí”.

Hasta ese sector llegó el director de Inspecciones del municipio, Sergio Oyarzo, para notificar a los vendedores del incumplimiento en que estaban incurriendo, ya que además de tener prohibido establecerse en esa cuadra, no cumplían con la distancia entre el puesto y las líneas de edificación, que va desde 1,20 a 1,50 metro. Algunos de los locatarios encararon al funcionario municipal, mostrando como ejemplo al local La Chocolatta, que instaló mesas entre el negocio y el toldo dispuesto durante la pandemia. Y pese a que están autorizados, no se cumplía la regla de permitir que puedan pasar, en paralelo, dos coches de bebé o dos sillas de rueda. Para evitar más problemas, el negocio accedió a retirar las mesas en cuestionamiento.

Volviendo a los vendedores ambulantes, pese a que llegó con Carabineros para impedir que los locales fueran instalados, estos igual se mantuvieron en el sector.

Tras unos intercambios de opinión con los locatarios, Oyarzo declaró que “la municipalidad este año autorizó a que se realice la venta ambulante en el sector de Avenida Colón y estableció un periodo para pedir los permisos. Hay personas que cumplieron y otros que, lamentablemente, no. Y en el fondo, se ha ocupado Bories, entre Ignacio Carrera Pinto y José Menéndez por una cantidad significativa de vendedores que generan una serie de riesgos desde el punto de vista de la seguridad sanitaria, y lo que uno les pide es que trabajen en el sector que fue autorizado, teniendo las distancias y medidas sanitarias que corresponden, no es que se les esté prohibiendo trabajar. La calle Bories no está destinada para trabajo ambulante, por lo angosta que es, y por eso se destinó Avenida Colón” recalcó Sergio Oyarzo.

El director de Inspecciones del municipio criticó también que no solamente se instalan en Bories, sino que “ocupan seis, ocho metros de largo, tremendas extensiones con un ancho de dos metros, que quitan posibilidades a que otras personas trabajen”.

A la hora de buscar una solución, Sergio Oyarzo insistió en que en Avenida Colón hay espacio suficiente para que se instalen, “pero no quieren irse a este sector. Cuesta mucho que cumplan las normas, una parte importante de ellos. La municipalidad no quiere que no trabajen, sino que haya un orden, que efectivamente, una cuadra no esté ocupada por cinco o seis vendedores, lamentablemente hay vendedores que históricamente ocupan hasta diez metros, y eso ya pasa a ser casi un local establecido”.

El municipio autorizó a 40 ambulantes a trabajar en diciembre, lo que según Oyarzo, fue avisado a través de la página web del municipio, redes sociales y prensa escrita, pese a que los locatarios perjudicados lo niegan.

Vendedores

Claudia Arroyo asegura que lleva veinte años trabajando como comerciante. Mientras se reinstalaba en su puesto criticó que “siempre hemos tenido el mismo problema con este alcalde, no con los anteriores. Se publica siempre para que estemos atentos a los permisos y este año eso no pasó. Nos dieron una fecha, fuimos a Inspección, nos citaron para tal día, fuimos y ya estaban todos los permisos copados. Yo trabajo envolviendo regalos e invertí mi último Ife en esto, para poder reinvertir todo, venimos saliendo de una pandemia, no hay turismo, la plaza está cerrada, esta fue mi opción y ahora, el inspector municipal trae a Carabineros para requisar (sic) nuestros productos”. Para la comerciante, Avenida Colón no es lucrativo para ellos y por eso no tienen otro camino que quedarse en Bories, pese a las infracciones que les han cursado y donde podrían llegar a pagar hasta 1 UTM.

Rosa Neguel también prefirió esto antes que moverse de Bories. “Nosotros somos personas que trabajamos en estas ocasiones, no como los ecuatorianos que están todo el año, eso es lo que reclamamos, que por qué le dan la posibilidad a los ecuatorianos de trabajar todo el año. Siempre se le solicitó al alcalde que se cerrara desde Colón hasta José Menéndez, pero no se hizo”, lamentó mientras a su lado, María Angélica Higueras mostraba las infracciones que le fueron cursadas. “Yo tengo mi permiso, el número 32, que está frente a la Iglesia en calle Magallanes, ese es el lugar que me dieron, sabiendo que soy jefa de hogar, en este caso se vulneran mis derechos porque la plata no me cae del cielo y esta semana ha sido horrible, porque todos los días, a las 7 de la mañana están los señores inspectores acá. Yo sé que hay gente que está todo el año en Bories, pero nosotros venimos solamente para estas fechas puntuales”.

Pese a que han sido apuntados por algunos locatarios, el ecuatoriano Lizandro Cabascango niega haber tenido algún conflicto. Lleva 8 años en el país, y ha vivido en Santiago, Curicó, Puerto Montt y durante dos años en Punta Arenas. Es uno de los que trabaja para la Navidad vendiendo en Bories. “Nos han sacado mucho parte, y nos mandan a sitios abandonados donde no anda gente, a los más pobres nos mandan más lejos. Con los comerciantes no hemos tenido problemas, pero siempre nos echan la culpa a nosotros que somos de Ecuador, pero solamente queremos trabajar. Yo trabajo en tiendas, restaurantes, pero por esta fecha vendemos papel de regalo”.

Lo cierto es que el ambiente navideño está lejos de percibirse en calle Bories, ya que además de estos conflictos, algunos manifiestan bajo cuerda que hay comerciantes que contratan extranjeros para que trabajen los puestos y les pagan 3-4 mil pesos por día, una muestra más de la precariedad en la que se mueve este comercio.