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Netflix estrena este domingo documental del célebre naturalista inglés Sir David Attenborough

Viernes 2 de Octubre del 2020

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“A Life On Our Planet”

El reconocido comunicador de 94 años expone su vida dedicada a la vida en el planeta Tierra, así como los peligros del calentamiento global, haciendo un llamado urgente: “No se trata ya de salvar el planeta, sino de salvarnos nosotros”

La plataforma Netflix presenta este domingo, el estreno del documental del célebre naturalista inglés Sir David Attenborough, de 94 años, titulado “A life on our planet” (Una vida en nuestro planeta). Este testimonio de su vida fue exhibido esta semana en la Cumbre de Biodiversidad de las Naciones Unidas. Además, el naturalista hizo noticia al abrir su cuenta de Instagram y romper el récord de tiempo en alcanzar el millón de seguidores, que tenía la actriz Jennifer Aniston. Attenborough tardó sólo “cuatro horas y 44 minutos pasar conseguir un millón de seguidores y su mensaje fue acorde a la lucha que ha dado durante toda su vida: “Estoy dando este paso y explorando esta nueva forma de comunicación porque, como todos sabemos, el mundo está en problemas. Los continentes están en llamas. Los glaciares se están derritiendo. Los arrecifes de coral están muriendo, los peces están desapareciendo de nuestros océanos… La lista sigue y sigue. Pero sabemos qué hacer al respecto, y es por eso que estoy abordando esta nueva forma de comunicación”, indicó Attenborough en Instagram.

Una muestra de la importancia global que tiene el divulgador, que ha dedicado 60 años en investigar sobre la naturaleza, plantas, animales y el daño que ha causado (y sigue causando) el ser humano en el equilibrio natural. Si bien su misión consistió durante mucho tiempo en “documentar el paraíso en la Tierra que ha sido el periodo que conocemos como el Holoceno”. Pero estamos ya en lo que un grupo de geólogos ha rebautizado como el Antropoceno, en el que Attenborough está de acuerdo ya que “todos los animales modifican en mayor o menor medida su entorno. Pero ninguna especie ha hecho nunca lo que estamos haciendo nosotros. No solo estamos alterando el planeta, lo estamos destruyendo”.

Es por ello que el naturalista británico recalca que el tema “no es ya salvar el planeta, sino salvarnos nosotros”. Y el gran problema no es solo la crisis climática, también la pérdida de biodiversidad causada por la destrucción de los ecosistemas, que a su entender está en los orígenes de la pandemia del Covid-19: “Nuestro futuro no cambiará si no cambiamos nuestra relación con los animales. Los periódicos sólo hablan del virus, y está bien porque todos queremos saber”, se lamenta entre dientes Attenborough. “El problema es que el cambio climático ha desaparecido de los titulares porque se percibe como un futuro distante… La temperatura de la Tierra ha aumentado un grado desde que yo nací, y puede aumentar entre tres y cuatro grados este siglo si no cambiamos de rumbo. El cambio climático está ya aquí: los jóvenes hacen bien en recordárnoslo”.

El éxito de Attenborough entre la juventud ya quedó demostrado en su reciente éxito en Instagram. “El mensaje que quiero dar me preocupa tanto que voy a aprovechar todos los medios a mi alcance. Creo en esta joven generación que se está implicando ante el cambio climático. Es su mundo y es su mañana, no podemos desperdiciar más tiempo”, expresó.

El documental

En “Una vida en nuestro planeta”, Attenborough parte desde su juventud en la campiña inglesa, como incipiente coleccionista de fósiles. Poco sospechaba entonces que, con el tiempo, y gracias a su reconocimiento mundial, acabaría prestando su apellido a un pariente prehistórico del león que vivió hace 18 millones de años y cuyo fósil fue hallado hace unos años en Australia: el Microleo attenboroughi.

La película recuerda sus primeras expediciones a lugares como el parque del Serengueti o la isla de Borneo, con la mirada insondable de los orangutanes como testigos de la tala del bosque tropical y de la irrupción de las plantaciones de palmeras. Attenborough recorre el mundo a lo largo de cinco décadas y, en paralelo, vamos asistiendo al ‘boom’ de la población (de 2.500 a más de 7.000 millones), al aumento de las partículas por millón de CO2 (de 300 a más de 400) y al declive de las áreas intactas de la naturaleza (de más de un 60% de la superficie terrestre a apenas un tercio).

El naturalista recrea sus primeros viajes al Artico y recalca cómo, en el 2030, podemos vivir los primeros veranos sin hielo en el polo norte y, una década después, sufrir los verdaderos efectos del deshielo del pemafrost, con la liberación de cantidades ingentes de metano que pueden acelerar el calentamiento. Pese a las críticas recibidas en su momento, Attenborough no duda en rescatar las imágenes de las morsas lanzándose por los acantilados en las islas al norte de Rusia por la desaparición del hielo y la falta de espacio vital en las playas.

El documental arranca y termina en Prípiat, la ciudad “atómica” evacuada durante el accidente de Chernóbil en 1986, como metáfora de “los errores de cálculo y las acciones incontroladas”. En el paisaje del fin del mundo se han abierto, sin embargo, paso los animales en estado salvaje y la desbordante naturaleza, como en las viejas ciudades de los mayas.

Mensaje claro y urgente

“La humanidad está en una encrucijada, el mundo natural está seriamente amenazado y las consecuencias pueden ser apocalíticas”, advierte Attenborough, que dedica, sin embargo, la última media hora de proyección a las soluciones que ya están aquí: de la agricultura urbana a las energías renovables, de las zonas de exclusión de pesca en los océanos a la drástica reducción del consumo de carne, de los proyectos de renaturalización al reaprovechamiento total de los recursos.

“La palabra residuo es inmoral”, atestigua. “El imperativo en el siglo XXI debe ser trabajar con la naturaleza, y no contra la naturaleza, que es lo que llevamos haciendo desde hace demasiado tiempo”.

Como epílogo a la proyección, David Attenborough nos invita a una conversación con el ex Monty Python Michael Palin, haciendo repaso a todo lo ocurrido en este año vivido peligrosamente. Palin le pregunta por las lecciones del coronavirus, y Attenborough responde sin titubeos: “Una cosa que hemos aprendido es que estamos todos en la misma barca, y si queremos sobrevivir tenemos que cooperar. Se acabó el tiempo para los nacionalismos. Es el momento para un nuevo internacionalismo y para una mayor igualdad entre las naciones del mundo. Occidente se ha llevado ya demasiado; quizás ha llegado el momento de dar”.

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