“Sabemos que los médicos (de cuidados intensivos) pasan por niveles de ocupación mucho mayor a los reportados”
Si bien los niveles de ocupación de camas críticas informados por las autoridades regionales no superan el 70 por ciento, lo cierto es que al revisar los números absolutos, la cifra se eleva a un 300% mayor al que tenía la región antes de la pandemia. La sobrecarga del personal sanitario y los altos niveles de ocupación de camas son parte de la preocupación manifestada por la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi).
El presidente del organismo, doctor Tomas Regueira, reconoce que la situación regional es muy inquietante al tratarse de una zona aislada. En la Región Metropolitana, si hay muchos pacientes, se derivan entre un hospital y otro. En Magallanes no existe esa flexibilidad, hay tres centros asistenciales y el Hospital Clínico es por lejos el más grande, por lo que ha debido hacerse cargo de este trabajo, apoyado de las aeroevacuaciones a otros recintos de salud de fuera de la región.
A pesar de que el informe oficial muestra una ocupación de camas que bordea el 70 por ciento, saben que los médicos trabajan con niveles mucho mayor, incluso sobre el 90 ó 95 por ciento el mismo día, esto porque se reporta el mejor número del día, pero pasan muchas horas con un estrés importante.
“La situación es compleja, en el sentido que el número (de ocupación de camas) está escondido. Si se considera que el Hospital Clínico comenzó con seis camas de cuidados intensivos y hoy hay 24, por lo tanto el nivel de presión asistencial que tienen es enorme y a ello hay que sumarle todos los pacientes que están siendo derivados a Santiago”, destacó.
Frente a la complejización de camas de cuidados intensivos, el médico admite un crecimiento de todas las unidades de cuidados intermedios con uso de ventiladores no invasivos y en otras unidades que eran de cuidados más básicos se han tenido que complejizar. “Eso ha llevado al personal intensivo, no sólo médico, sino enfermeras, kinesiólogos y técnicos a capacitarse en la medida que como sociedad o desde el ministerio le ha dado las herramientas posibles. Ahora evidentemente hay una brecha que quedó a la luz con la pandemia”.
Regueira añadió que contar con el ventilador no es suficiente, lo más importante es el recurso humano que se haga cargo de la tecnología y de ese paciente como una persona integral. Un kinesiólogo que mantenga limpia la vía aérea del paciente y mueva sus articulaciones cada cierto tiempo, un paramédico que humecte sus ojos para evitar úlceras corneales y médicos y enfermeras que sepan manejar las máquinas, son solo algunos de los especialistas que requiere una persona conectada a ventilación mecánica. Es por ello que la falta de recurso humano especializado en Uci preocupa y aunque se han hecho capacitaciones, el personal realmente preparado para apoyar a pacientes en Uci (alrededor de 550 intensivistas) es limitado y se está lidiando cada vez con más camas críticas.
Encuesta a funcionarios
Ante este escenario, la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva midió el impacto de la pandemia entre los funcionarios hospitalarios. A través de una encuesta se evaluó el cansancio emocional, despersonalización y realización personal. La misma fue contestada por alrededor de mil funcionarios donde se concluyó que el 60% del personal que trabaja en Uci está con altos niveles de cansancio y la mitad ya tiene rasgos de despersonalización, es decir, han perdido empatía respecto del sufrimiento ajeno. “Eso es preocupante porque refleja el estrés al que se ha sometido el personal de forma persistente y para que decir la situación de Magallanes en que siguen trabajando sin descanso”.
En su opinión, los trabajadores hospitalarios deberán aprender a convivir con una endemia, con un virus que va a estar presente mientras no exista una vacuna única y universal para todos, teniendo siempre camas reservadas para pacientes Covid. De la misma manera, añade, así como la gente tendrá que retomar la normalidad con distanciamiento social y mascarilla, en los hospitales se tendrá que actuar con los protocolos necesarios para prevenir las infecciones hospitalarias con Covid, practicar cirugías con PCR y retomar los controles crónicos a todos los pacientes que dejaron de consultar en la pandemia.