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Las horas oscuras y luminosas de Biden: desde la idea del suicidio al desafío de mejorar lo hecho con Obama

Lunes 9 de Noviembre del 2020

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En el peor momento de su vida, el próximo Presidente de los Estados Unidos pensó en suicidarse. En aquellas horas oscuras iba por las noches junto a su hermano al centro de Wilmington, la ciudad en la que vivió buena parte de su vida, a buscar pelea en las calles y en los bares. No podía imaginar que, 48 años después, ganaría la elección para ser el líder de la máxima potencia mundial.

“Biden vivió cosas terribles que mucha gente vive en su vida, pero que no suelen sucederle a un político de alto rango en el gobierno”, explicó a Infobae Evan Osnos, firma de la reconocida revista New Yorker y uno de los periodistas que mejor conoce al sucesor de Donald Trump en la Casa Blanca.

Osnos acaba de publicar un libro: “Joe Biden: su vida, su carrera y lo que ahora importa”. Allí cuenta detalles desconocidos de la vida del que fuera vicepresidente de Barack Obama, que cuando el 20 de enero jure el cargo a sus 78 años será el Presidente más longevo en la historia de los Estados Unidos.

Osnos conoció a Biden hace años en Pekín, durante una visita del entonces vicepresidente. “El modo en que se movió me pareció fascinante”, recuerda.

– ¿Qué fue lo fascinante?

– Lo que hizo fue muy interesante. En vez de ir a los restaurantes de lujo a los que se lleva a las autoridades y visitantes se fue a un restaurante de clase trabajadora en Pekín, un lugar muy chico y modesto. Estaba a la vuelta de donde yo vivía y ningún extranjero iba a nunca a ese restaurante. Fue una maniobra diplomática, por esos tiempos el gobierno chino lidiaba con denuncias de corrupción, y al presentarse en ese lugar, tan alejado del nivel de vida que se le adjudicaba a algunos funcionarios del Partido Comunista, Biden envió un claro mensaje. Tiempo después, Xi Jinping fue a un restaurante a comer dumplings para mostrar que estaba conectado con el pueblo. El restaurante que visitó Biden creó después un plato: el “Especial Biden”.

– ¿Cómo describiría al nuevo Presidente?

– Es un político profesional, y lo digo en sentido positivo y negativo. Positivo, porque cree fundamentalmente en el poder de los gobiernos para proteger a los más vulnerables y cambiar sus vidas. Protegerlos en una pandemia como la del Covid, a diferencia de su predecesor. El costado negativo de ser un político profesional es que tiene algunas de las características que la gente ha rechazado en estos últimos años. Puede ser burocrático, puede ser aburrido. Cree mucho en negociar acuerdos, lo que lo convierte en un político fuera de moda.

– La vida de Biden fue dura, ¿cuán dura?

– Vivió cosas terribles que mucha gente vive en su vida, pero que no suelen sucederle a un político de alto rango en el gobierno. Si te transformas en Presidente o Primer ministro en general has vivido una vida cómoda y con ventajas, aislado de las presiones y las tragedias de la vida. En el caso de Biden sufrió la pérdida de su mujer y su hija en un accidente de coche, que llevó a sus hijos al hospital. Consideró suicidarse, pero amigos lo convencieron de que si no hacía algo significativo con su vida le iba a fallar a sus dos hijos. Así que siguió en política y fue avanzando en el sistema, aunque cometiendo algunos errores.

– ¿Qué errores?

– En 1987 era precandidato demócrata a la presidencia y se descubrió que había plagiado parte de un discurso de un político británico, Neil Kinnock. Le llevó un tiempo aceptar el comportamiento que había tenido, pero terminó admitiendo que había sido todo un error suyo y que no estaba listo para ser Presidente. Ese tipo de admisión no es frecuente en política. Y está el tema de su hijo mayor muriendo de un tumor cerebral en 2015. Eran extraordinariamente cercanos, y Beau era su protegido, el futuro político de la familia. Biden solía decir que Beau tenía todas sus virtudes y ninguno de sus defectos, lo llamaban Biden 2.0. Y cuando murió tuvo un efecto de debilitamiento sobre Biden, fue un shock para él. Alguien cercano a él me dijo que la muerte de Beau mató el costado arrogante de Joe Biden. Se convirtió en una persona más reflexiva, que escuchaba más que en el pasado.

– Dice que consideró suicidarse, ¿puede profundizar en eso?

– Sí, lo hizo. El fue criado en una iglesia de la misericordia, y sintió que toda su filosofía religiosa y de vida había sido destruida por ese accidente, por la crueldad de lo que pasó. La esposa y la hija de Biden mueren en su coche embestidos por un camión mientras iban a comprar el árbol de Navidad. Y pensó en suicidarse porque realmente sintió que estaba terminado. Estaba enojado. De hecho, después de la muerte de su mujer y su hija, Joe Biden y su hermano iban por las noches a la ciudad buscando peleas. Necesitaba descargar su rabia. Lo único que lo persuadió de seguir en el Senado fue su hermana, que le dijo que no podía rendirse, que no podía hundirse, que tenía dos hijos.

– Estamos ante el primer Presidente católico desde John Kennedy.

– Así es, el primer católico irlandés desde Kennedy, sin dudas.

– En su libro menciona una llamada de Biden a Bernie Sanders en la que le confiesa su deseo de ser el Presidente más progresista desde Franklin Delano Roosevelt. ¿Lo será?

– Lo sorprendente de ese comentario es que se pasó la mayor parte de su carrera siendo un centrista, un incrementalista, y ahí aparece diciendo que quiere ser un Presidente transformador. Pero creo que lo importante es que a lo largo de este año se llegó a la conclusión de que este no es el momento para una presidencia convencional en los Estados Unidos, porque el país está en emergencia. El Covid, el colapso económico… todos los problemas estructurales con los que ya lidiamos, como el cambio climático, y la inequidad social, hacen que a su edad quiera ser un Presidente que haga historia y lo lleve a asumir una agenda más ambiciosa que lo que sería natural en él.

– La tentación de que Biden sea un segundo Obama existe en muchos votantes demócratas. ¿La tendrá también él?

– Hasta cierto punto a él le parece bien ser una restauración parcial de la era Obama. Pero la era Obama hoy ya no es suficiente. De hecho, los votantes jóvenes del Partido Demócrata, los más a la izquierda, no están satisfechos con la presidencia de Obama, creen que debió haber ido más lejos en asuntos cruciales como el cambio climático y las grandes desigualdades en la economía estadounidense. En ese sentido, Biden necesita alejarse de Obama. Diría que su presidencia se va a conformar con dos tercios de restauración y uno de innovación.

– ¿Qué piensa Obama de Biden?

– Eran una pareja de extremos. Los separan 19 años, son de generaciones diferentes y de una historia política diferente. La sorpresa es que a medida que gobernaron se fueron acercando en lo personal. Durante el segundo mandato almorzaban juntos y Obama le dice: “Sabes, Joe, estoy sorprendido, ¡realmente nos hicimos amigos!” Y Biden le respondió: “¡Tú eres el ‘fuckin’ sorprendido, no yo!”. No esperaban ser una dupla con sentido, y terminaron siéndolo. Obama fue muy sincero en el sentido de que se ha preguntado más de una vez si él y su presidencia no fueron prematuras, si él y sus ideas no llegaron antes de ese país que proponían, si no forzaban al país antes de tiempo a ser un país más progresista e inclusivo y simplemente el país aún no estaba listo para eso. Y Biden podría ser medio paso atrás, un hombre blanco y viejo, pero él mismo se ha definido como un presidente de transición.

– Los ataques de Trump a Biden fueron muy duros. Más allá de lo político, ¿lo afectaron a un nivel personal?

– La verdad es que mucho de lo que Trump dijo le generaba risa a Biden. No le molestó eso de si estaba senil o demasiado viejo, porque Biden hacía durante la campaña la siguiente deducción: este es el hombre que propone inocular lavandina a la gente para vencer al coronavirus. Soy yo el que duda de su salud mental. Lo que sí le dolieron fueron los ataques a su familia. Los esperaba, pero no a tal nivel. El es un hombre muy cercano a su familia. En la política de Washington la familia es para muchos una serie de fotos que se colocan sobre los muebles, y ese no es el caso de Biden. Cuando Obama buscaba compañero de fórmula, su asesor David Axelrod fue a visitar a Biden a su casa. Y Axelrod quedó muy sorprendido por el tipo de relación que tenían Biden y su hijo Beau. Notó que se besaban en la mejilla. Cuando regresó a Washington le dijo a Obama: “Hay algo muy especial en esta familia. No sé exactamente qué es, pero no hay actuación ahí. hay algo de significado muy profundo”.

– Habló de Presidente de transición. ¿Cuál es la relación con Kamala Harris, la nueva vicepresidenta?

– Yo creo que lo sorprendente es que la primera interacción publica entre ambos fue muy negativa, cuando en el segundo debate de las internas demócratas Harris lo enfrentó por su oposición al “busing” (un sistema para integrar a alumnos de diferentes orígenes raciales en las escuelas a partir de los años 50). La gente pensó que nunca habría una vicepresidenta Harris, porque, ¿cómo la iba a perdonar él? Pero esto demuestra el modo senatorial que tiene Biden de pensar. El cree que el lunes puedes tener una tremenda pelea y el martes cerrar un gran acuerdo. Eso lo diferencia de Donald Trump, que cree en amigos o enemigos y nada en el medio. Yo creo que lo importante de Kamala Harris es que ella tiene cosas que él no tiene. Es un vínculo con una nueva generación, representa un cambio histórico en la política estadounidense: primera mujer vicepresidenta, primera negra vicepresidenta y primera india-caribeña-estadounidense en la vicepresidencia. El siente orgullo personal en haber ayudado al primer Presidente negro de la historia de los Estados Unidos a tener éxito, y esto ahora es una continuación de aquellos cambios. Biden esta muy convencido de que un vicepresidente no debe ser un personaje suelto trabajando para ser Presidente en sus tiempos libres. El no lo hizo en la presidencia de Obama, y no veo que ella vaya a tomar distancia de él.

– ¿Qué es lo mejor y lo peor de Biden?

– Lo peor sería que es alguien de una generación pasada. No es un misterio, es un hecho. Refleja algunas de las tendencias más antiguas. El no interactúa personalmente en las redes sociales, por ejemplo. Eso podría dejarlo algo desconectado de cierta realidad. Lo mejor de él es que es fundamentalmente un ser humano decente, y sus propios rivales están de acuerdo con eso. El hecho de saber lo que es perder algo valioso, algo que quiere en la vida, hace que se enfrente la vida de una manera completamente diferente a Donald Trump.

– ¿Qué sabe Biden de América Latina? Ha estado mucho en Centroamérica.

– Nunca viajé con él a la región, pero él estaba a cargo de uno de los programas destinados a solucionar la crisis de los niños centroamericanos en la frontera. Eso era parte de su trabajo y destinó mucha inversión a economías en problemas en América Latina. Biden siente que la gente que llega a nuestro país debe ser ayudada por nosotros, en vez de ser expulsada.

Infobae

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