Desde el exabrupto de Miguel Sierpe a las andanzas de Rodrigo Alvarez
Elia Simeone R.
Hasta los más encumbrados personajes de la política han tenido exabruptos o comentarios soterrados que -gracias a la indiscreción de un micrófono abierto- salen a recorrer el mundo… ¡Ups!
¿Quién no ha escrito un mensaje de texto y lo ha enviado a un destinatario equivocado? ¿Quién ha pretendido cortar una llamada de celular, dejándola abierta y permitiendo que al otro lado haya una oreja que escuche cosas que nunca debió oír?
Es que la tecnología es como una moneda de dos caras, siendo amiga a la hora del progreso, pero enemiga al momento de las infidencias.
Baste preguntarle al entonces Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle cuando, en medio de su última cuenta pública un 21 de mayo ante el Congreso pleno, no pudo con su alma y, mientras hacía una pausa para tomar un vaso de agua, comentó para sí mismo: “¡Pucha, la vieja gritona!”, al referirse a una mujer que, desde las gradas, intentó interrumpir su alocución en varias oportunidades.
¡Ups! El micrófono quedó abierto y el chascarro presidencial sirvió para engrosar horas televisivas por largo, laaaargo tiempo.
Si un Mandatario tuvo tamaña metida de pata, ¿por qué se rasgan vestiduras cuando un consejero regional emulando a su camarada trató de “weones” y de “viejas lloronas” a dirigentes del Turismo y del Comercio de Natales?
Empero y ahora sí hablando en serio, las explicaciones agravan la falta y nos quedaremos con las disculpas públicas de nuestro sempiterno consejero Miguel Sierpe, nuestro propio “baixinho infernal”, pero no en cuanto a meter goles como Romario, sino la pata…
“Aguante, camarada Sierpe!”, deben solidarizar algunos de sus colegas en el Consejo Regional, pues ¿quién de ellos podrá tirar la primera piedra?
“Me pareció ver a
un lindo gatito…”
Hace rato que hemos dicho que la política es como ver los Looney Tunes.
Cual Piolín, ese pequeño canario, podríamos decir: “Me pareció ver a un lindo gatito”.
“¡Lo vi, lo vi. Vi a un lindo gatito!”, podríamos exclamar como Piolín, pero no hablamos de Silvestre, sino del ex diputado magallánico, Rodrigo Alvarez, quien también ha sido subsecretario de Hacienda (marzo de 2010) y ministro de Energía (2011-2012) durante el primer gobierno de Sebastián Piñera.
“¡Rayos, truenos y centellas!”, diría Silvestre.
Alvarez, con domicilio electoral en Punta Arenas (¿?), ha hecho algunos vuelos rasantes por la ciudad y se le ha visto junto a conspicuos opinólogos regionales en un par de programas de TV y radio y -según nos contaron- también ha sostenido algunas reuniones con viejos, grandes amigos para sondear el ambiente preelectoral.
Inicialmente se comentó que estaría tanteando el terreno para ser candidato a delegado constituyente, mal que mal es abogado y uno de los prohombres de la Udi. ¡Sería un constituyente de lujo para defender las ideas fundacionales de la derecha!
Esto, claro está, no habría caído nada en gracia a otro mediático leguleyo que, por estos días, se las da de influencer y tiene una activa vida en redes sociales.
Pero, su presencia encendió las luces a algunos estrategas de la política regional, quienes han visto en Alvarez una excelente carta al Senado, sobre todo ahora que se sabe que Claudio Radonich no irá por ese escaño.
Y este hombre -que esboza permanentemente una sonrisa- sí sabe de elecciones. En 1997, sacó el 23,23% (13.570 votos) y fue electo diputado por Magallanes junto al ya mítico PS Pedro Muñoz (34,11%); en 2001, fue reelecto con un contundente 41,76% (26.081 adhesiones), desplazando al segundo lugar a su compañero de hemiciclo, pues Muñoz obtuvo el 27,70%; y en 2005 logró su tercer periodo, con 24,22% (15.876 sufragios), siendo superado por la blonda y juvenil Carolina Goic (27,10%).
“¿En qué andará este lindo gatito?”, podría preguntar Piolín.
Mientras tanto, en un nuevo capítulo de los Looney Tunes, el PC criollo le quitó el mantel a Emilio Boccazzi, más allá de las tratativas de las cúpulas en Santiago, y todos se preguntan cuántos votos sacará Homero Villegas si llega a la papeleta diputacional.
¿Y Radonich? Nuestro alcalde, cual Batman, no quiere alejarse de Ciudad Gótica, menos cuando ésta está bajo la amenaza del maligno coronavirus. Lo único que resta desentrañar es si seguirá recorriendo las calles cuatro años más.