Necrológicas

Víctor Bórquez, final trágico para un grande de Natales

Domingo 29 de Noviembre del 2020

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El sábado 2 de enero de 1982 el deporte y la comunidad magallánica, y especialmente la natalina, recibió la noticia del trágico y sorpresivo fallecimiento del que era uno de sus mejores futbolistas de la época: Víctor Bórquez Miranda quien se encontraba radicado en la región de Valparaíso donde viajó para probar suerte en el fútbol profesional, enrolándose en el primer equipo de Santiago Wanderers que jugaba en la Segunda División, hoy Primera “B”, jugando en la posición de puntero izquierdo.

En la víspera de ese día fatal todos los porteños, junto a miles de visitantes, disfrutaban del tradicional festival pirotécnico en la bahía de Valparaíso que daba la bienvenida a 1982.

Pero al día siguiente los jugadores de Wanderers tenían que abordar un bus para viajar hasta Angol y jugar un partido más por el campeonato del ascenso ante Malleco Unido, pero a nadie se le pasó por la mente que uno de ellos no volvería de ese viaje.

El sábado fatídico, pasadas las 18 horas, el bus que los trasladaba al sur se detuvo a orillas del río Perquilauquén, a un costado de la Ruta 9 Sur, distante 50 kilómetros de Chillán, con el objetivo de “estirar las piernas” y refrescarse un poco para seguir el viaje hasta Angol.

BUSQUEDA

Al volver al bus los jugadores notaron la ausencia de Víctor y se bajaron a buscarlo, gritando su nombre a viva voz hasta que un lugareño les indicó que río arriba vio a uno del grupo refrescándose en el agua.

Corrieron hacia dicho lugar y con sorpresa y estupor se encuentran con el cuerpo ya sin vida del puntero izquierdo tras caer al lecho y golpearse fuertemente la cabeza contra una piedra, quedando inconsciente y pereciendo de asfixia por inmersión en un sector del cauce donde la profundidad no alcanzaba a un metro.

El hecho trajo consternación en los propios jugadores y dirigentes porteños, quienes no podían entender lo sucedido, logrando de inmediato la solidaridad de sus pares a través del Sindicato de Futbolistas que realizaron eventos deportivos para ir en ayuda económica de la familia que no pasaba un buen momento, considerando que en esos años los sueldos de los jugadores eran mínimos con respecto a lo que ganan en la actualidad.

Con sólo 25 años de edad Bórquez entró a la historia triste de Santiago Wanderers, institución que por un tiempo su barra oficial llevó su nombre así como también -hasta nuestros días- el estadio de Puerto Natales se llama Víctor Bórquez en recuerdo de quien fue su hijo ilustre.

Hasta los días de hoy transportistas, delegaciones deportivas y fanáticos de Wanderers se detienen en la animita que existe en el puente Perquilauquén, para dejarle flores a Víctor Bórquez.

CORAZON
NATALINO

Víctor había nacido el 10 de julio de 1956 en su Puerto Natales y era el segundo de cinco hermanos (Cristina, Manuel, César y Alejandro) y ya a los diez años había comenzado a jugar fútbol, siguiendo los pasos de su padre, Víctor “Pituco” Bórquez, quien fue defensa central del Club Natales y de la selección de su ciudad, heredando de paso también su sobrenombre.

Su madre, Claudina Miranda, también había fallecido trágicamente en un accidente de tránsito en Valparaíso unos años antes, desgracia que Víctor nunca pudo superar.

Su primer y único club en la capital de Ultima Esperanza fue el Esmeralda, logrando también integrar posteriormente a la selección natalina en todas sus categorías e incursionando en otras disciplinas deportivas como el atletismo y el básquetbol en las series menores.

Desde sus comienzos destacó como un gran deportista, lo que le permitió aventurarse y probar suerte en el profesionalismo en una época en que no era fácil llegar, comenzando en Everton donde lo llevó el destacado técnico nacional Pedro Morales apoyado por Mario Galindo, quien jugaba en ese club, hasta que llegó al cuadro “caturro” en 1979 donde pudo demostrar todas sus condiciones como futbolista, siendo destacado por su gran calidad humana, amistad y condición física que le permitió sobresalir ante sus pares.

GRAN EJEMPLO

Fue destacado como un ejemplo para todos los deportistas, como lo señaló en su oportunidad a nuestro diario Eladio Garay, quien fue uno de sus compañeros en la selección de Natales, “se destacaba por su inclinación permanente al deporte y dotado de un compañerismo y madurez que se hacía destacar por sobre el resto”.

“Siempre tomó con cariño y responsabilidad toda participación deportiva, lo que seguramente le dio la posibilidad de alcanzar, en este caso, el profesionalismo en el fútbol”.

La familia esmeraldina también en nuestras páginas destacaba a uno de sus más grandes deportistas, señalando que “recordamos tus primeros pasos en la actividad del deporte con la camiseta ‘albi-roja’ luciéndola siempre con orgullo y pasión. Lo mismo la blanca, la del pueblo que tanto querías y añorabas”.

“Tu selección natalina, tu Club Esmeralda y tu hogar quedan con el mejor de los recuerdos. Será imborrable. En tu corta vida sembraste lo mejor que se puede dar: amistad”.

A los pocos días del accidente llegó vía aérea a nuestra región la urna con el malogrado futbolista, acompañada de su esposa Ana Saldivia Matulic y su pequeña hija Jessica de sólo cinco años, quienes aún se mantenían incrédulas con lo que había sucedido, lamentándose en la oportunidad que no llegara ningún dirigente de Wanderers acompañando los restos de un joven que había defendido con pasión la camiseta “caturra”.

En su oportunidad, la nota de “La Prensa Austral” destacaba que “jamás en la historia de Puerto Natales se había registrado un acontecimiento similar como el que motivó la llegada de los restos de Víctor Bórquez Miranda a esa ciudad”.

RECIBIMIENTO

“Aproximadamente cuatrocientos vehículos se estacionaron en el cruce de Casas Viejas, a 15 kilómetros de Natales, para esperar el cortejo procedente del aeropuerto ‘Presidente Ibáñez’. El carro mortuorio hizo su aparición a la media noche”.

“La caravana interminable de vehículos, con sus luces intermitentes en mudo recibimiento al campeón, se dirigió a la ciudad donde otras dos mil personas esperaban ansiosas en la acera de la calle Eberhard, donde el cortejo arribó a la sede del Club Natales faltando pocos minutos para la una de la madrugada”.

“El transitar de gente fue incontenible y permanente. Todo un pueblo acongojado por la partida de uno de sus hijos predilectos llegó a tributarle a ‘Pituco’ Bórquez su última despedida”.

“A las 17,30 horas el lento cortejo se dirigió hacia el cementerio central. Las calles presentaban un cuadro de dramatismo y dolor, donde se confundían sentimientos en los niños, mujeres, hombres y ancianos”.

“Víctor ‘Pituco’ Bórquez, que muchas veces fue recibido en caravana cuando su equipo conseguía un triunfo fuera de Natales, esta vez fue recibido y despedido como un legítimo campeón e ídolo de un pueblo”.

Sin duda que la prematura partida de Víctor “Pituco” Bórquez fue un golpe muy fuerte para el pueblo natalino que lo tenía considerado como un ídolo y que supo superarse en la adversidad para triunfar en lo que él más amaba: el fútbol, llevando los colores de su natal Puerto Natales a todos los puntos del país como un gran embajador y representante de su comunidad.