Juan Francisco Miranda y un trago amargo más allá de la derrota
Juan Francisco Miranda Soto se siente ganador. No por el resultado del domingo, donde no logró el objetivo de inscribir su nombre como candidato a gobernador para abril, sino por las lecciones aprendidas y por la convicción de que “no se necesita un cargo para contribuir con nuestra gente”.
Su análisis post primarias podría escribirse en varios capítulos, porque señala que si algo tuvo este proceso fue la serie de factores que influyeron en el ánimo de participación, aunque todo convergiendo hacia un punto común: la situación de cuarentena que vive Punta Arenas, y la emergencia a nivel región.
“Es cierto que esperábamos más participación luego de haber tenido un mes marcado por el interés de la gente (plebiscito), aunque claramente no era comparable. Pero, es una lección aprendida, que también viene con una autocrítica”, señala al inicio de la conversación.
Si bien la poca participación la atribuye a varios factores, enfatiza en la “gran ausencia del gobierno en su rol de difundir un proceso que era legal, del mismo modo el Servel. Y no lo digo sólo por lo que pasó acá, porque eso se dio en todo el país. Había que considerar que estábamos frente a un proceso importante, el de definir un candidato para un cargo que por primera vez va a tener Chile, por lo que al menos se podría haber hecho más para educar e informar al respecto. Pero no pasó”.
En la balanza
De lo positivo, Miranda se queda con el despliegue “honesto y sincero que nos permitió llegar a sectores aislados de la región, donde nos escucharon más. Pasó en Tierra del Fuego, en Ultima Esperanza y también en los lugares más apartados de Punta Arenas. Eso nos permitió adentrarnos en una realidad donde surgen los problemas más graves, donde hay gente que necesita ayuda de verdad, un aporte más real. Y nos quedamos con el corazón apretado por ver todo eso, sentir y saber que aún hay muchas cosas por hacer”.
Agrega que quizás, extrañamente, esa realidad también da la fuerza para seguir trabajando más allá de un cargo y con la convicción de que no se necesita ostentar aquello para contribuir a la gente de Magallanes.
Por eso, dice que cuando se hace el balance el no cumplimiento del objetivo va más allá de un voto a favor o en contra. “Soy demócrata y creo y respeto el ejercicio democrático. Por eso, en lo personal, sereno y tranquilo, porque nos jugamos al máximo y porque este tránsito nos permitió conocer una realidad donde hay temas que siguen pendientes”.
El sabor amargo
De lo negativo, el que gente de su partido, de su sector haya optado por la otra alternativa. “Ese es el trago amargo más allá de la derrota, la decepción de ver cómo un sector de mi partido no apoyó nuestro proyecto. En eso hubo personas que en su momento ostentaron un cargo importante para el gobierno a nombre de la Democracia Cristiana, incluso con mi apoyo cuando fui presidente (regional de la DC)”.
Agrega que “uno siempre espera contar primero con los que son de casa, pero también es bueno mirarlo como parte del aprendizaje”.
Sobre lo que viene, dijo que aún es muy pronto para analizar “pero no para saber que debo seguir contribuyendo, colaborando con personas e instituciones. Uno con tantos años en esto tiene redes y contactos y lo menos que se puede hacer es ponerlas a disposición de quienes no han recibido el apoyo del Estado. Mi compromiso es con esa gente, no defraudarlas y devolverles la mano, porque ese fue un valor que me enseñaron de pequeño”.
Sobre su relación con el hoy candidato a gobernador por el Pacto Unidad Constituyente, Jorge Flies, dijo que “mi apoyo va a estar. Tras confirmarse el resultado lo llamé tres veces para felicitarlo, sin respuesta, pero entendiendo el momento. Al final le envié un mensaje valorando su triunfo y haciéndole ver la importancia que tiene el gobierno regional para las personas”.