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Residentes en Santa Cruz y su vuelta a casa: el fin de una incertidumbre tras una larga espera

Sábado 12 de Diciembre del 2020

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Un nuevo operativo retorno concretó ayer el Consulado de Argentina en Punta Arenas, con 43 personas viajando a la vecina provincia.

Esta vez fueron 43 los residentes de la Provincia argentina de Santa Cruz que concretaron ayer su “operación retorno” luego de haber permanecido durante varios meses en Punta Arenas.

Hasta el Consulado de ese país en la capital regional, en la intersección de Costanera 21 de Mayo con calle Serrano, llegó un bus de la empresa Barría para trasladar hasta la frontera a quienes no escondieron su satisfacción y emoción de regresar a su terruño. La mayoría chilenos radicados durante años en territorio argentino, y que fueron sorprendidos por la pandemia mientras visitaban a familiares, efectuaban trámites médicos o sólo cumplían el anhelado reencuentro con la tierra que los vio nacer.

Antes de abordar la máquina que los llevó hasta Monte Aymond, Ricardo Roberto Paredes Vásquez cuenta de su experiencia y parte del lazo que lo une a Magallanes. “Volviendo por estos pagos, como se dice, pero ahora regreso como tantas veces” señala de entrada, para luego contar que permanecía desde enero de 2018 en Punta Arenas acompañando a su madre, señalar que durante las últimas semanas debió pernoctar en un albergue y recordar sus años de juventud en Punta Arenas.

Nacido y criado en Magallanes hace 54 años, Ricardo recordó su niñez entre el campo y su casa en el sector de Playa Norte. “Estudié en lo que hoy es la Escuela Croacia y luego llegué a jugar al estadio Ramón Cañas al Club Deportivo Scout. Después también lo hice en Sokol. Además, de joven fui atleta y boxeador. Son los recuerdos más bonitos”.

Agrega que a los 20 años decidió ir por mejores horizontes a Río Gallegos. Pronto vino el trabajo, su establecimiento en el barrio Belgrano, y la vida familiar junto a su esposa de Comodoro Rivadavia.

“Siempre estuve yendo y viniendo y en enero de 2018 mi madre fue operada. Decidí quedarme acompañándola y ponerme a trabajar. Pero vino esto del Covid, no me renovaron el contrato, hice un par de cosas como trabajador particular (como maestro albañil) y tomé la decisión de retornar a mi casa en Gallegos”.

Aunque reconoce tener el corazón dividido, su acento magallánico lo delata. Habla de lo lindo que está Punta Arenas, pero también de “lo caro que es vivir acá”. Lo anterior lo argumenta señalando que “el alquilar una pieza es de $150 mil y ni hablar de una casita, por lo menos $300 mil”.

De los sentimientos a la hora de la partida, dice que el tiempo que permaneció le permitió reencontrarse con muchos afectos y “viejos amigos, aunque algunos han cambiado porque han crecido, algunos ya dejaron de ser amigos, pero el magallánico sigue siendo cordial. También tuve la oportunidad de volver a acercarme al Club Scout, esta vez con los senior, jugando incluso con quienes veía y admiraba de niño en el estadio. Esas cosas no se olvidan”.

Un hombre de estancia

Martín Astorga se paseaba como contando sus últimos pasos en Punta Arenas y también las horas.

Había permanecido por varios minutos observando el estrecho de Magallanes, el mismo con el que se reencontró por esas cosas que tiene la vida y que se asocian a la casualidad o al destino.

Chileno, en rigor colchagüino, este dueño de estancia dice que retorna a la localidad de Gobernador Gregores (en el centro de la provincia de Santa Cruz), donde llegó hace 4 años.

Hombre “de mundo” cuenta que ha vivido en varios lugares, en Chile, Paraguay y Argentina, y “eso seguro no será todo porque soy un hombre joven. Tengo recién 72 años”, dice esbozando una sonrisa cubierta por una mascarilla.

De su paso por Punta Arenas, recuerda que fue grato venir después de muchos años, algo que ocurrió sin estar programado. “En marzo debí viajar a Santiago por una emergencia médica y estando aún en tratamiento vino esto de la pandemia. Viajar a Buenos Aires para intentar retornar desde ahí era complicado, así que tenía la alternativa de Magallanes. Así lo hice, debiendo permanecer varias semanas en un hotel a la espera del regreso a Argentina”.

Astorga cuenta que nació en Colchagua, provincia de O’Higgins, y que su deseo de establecerse con un campo en la Patagonia lo llevó hasta Argentina. Dice que además durante años vivió en Paraguay, donde mantiene una estancia que hoy está a cargo de su hijo.
De Punta Arenas reconoce que se lleva una grata impresión. “Hacía muchos años que no venía y me gustó mucho, está muy bonito y tiene el valor agregado de la marca Patagonia. Se ve una ciudad pujante, con la ganadería que sigue, con el petróleo que lucha por mantenerse, pero con un presente y futuro importante como lo es el turismo”.