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Investigador vaticina que hay bajo riesgo de contagio de Covid-19 a la fauna antártica

Martes 22 de Diciembre del 2020

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Si el médico de los pingüinos lo dice hay que mirar con tranquilidad que el Covid-19 si llegara a entrar a la Antártica -ojalá que no- difícilmente podría afectar a estas tradicionales aves representativas del continente blanco porque la norma establece una distancia de cinco metros y este verano al no haber turismo menos opciones habrá que alguna colonia pudiese tener masivos grupos de visitantes humanos.

El médico veterinario del Laboratorio de Parásitos y Enfermedades de Faunas Silvestres, Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Concepción, Daniel González, ha ido sistemáticamente desde el año 2011 a la Antártica preocupado de indagar sobre la fauna, pero principalmente de los pingüinos como si fuera el médico de cabecera. Así, es palabra autorizada al analizar los posibles efectos a la fauna en caso que algún visitante que ingrese al territorio helado pudiese contagiar a alguna especie.

El investigador, doctorado en la Universidad de Hannover, Alemania, en enfermedades de fauna, recuerda que el primer virus de influenza lo encontró con su equipo en pingüinos y fue en la Antártica.

También ha encontrado otros patógenos como salmonellas y desde hace casi una década viaja a la Antártica para colectar muestras en distintas colonias de pingüinos.

Hace algún tiempo González, junto a un grupo de investigadores australianos, españoles, neocelandeses y sudafricanos, entre otros, publicaron un artículo o paper donde abordan que la pandemia de la enfermedad por coronavirus o Covid-19 es causada por el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-Cov-2) y su rápida propagación por el mundo con las consecuencias que todos ya conocemos.

Sostienen que la Antártica puede considerarse el único continente libre de SARS-CoV-2. Así, se han expresado preocupaciones con respecto a la posible investigación o turismo para minimizar los efectos sobre la salud humana y el potencial de transmisión del virus a la vida silvestre antártica.

Con la información disponible evaluaron el riesgo de transmisión zoonótica desde humano a fauna y prevé que las condiciones ambientales en la Antártica parecen ser favorables para la estabilidad del virus. Los espacios interiores como los de las estaciones de investigación, los barcos de investigación o los cruceros turísticos podrían permitir una mayor transmisión entre humanos y, dependiendo de sus movimientos entre diferentes lugares, el virus podría propagarse por todo el continente.

Entre la vida silvestre antártica, los análisis in silico (simulación computacional) previos sugirieron que los cetáceos tienen un mayor riesgo de infección, mientras que las focas y las aves parecen tener un bajo riesgo de infección.

Principio de
precaución

En el mismo artículo afirman que, sin embargo, se debe tener precaución hasta que se realicen más investigaciones y, en consecuencia, se debe aplicar el principio de precaución.

Asimismo, el ingreso de investigadores de campo puede ser el grupo que presenta el mayor riesgo de transmisión a los animales, mientras que los turistas y otro personal representan un riesgo significativo sólo cuando se encuentran muy cerca, a menos de cinco metros, de la fauna antártica.

A juicio del investigador con este análisis igualmente muestran preocupación por el traspaso del virus entre seres humanos y animales, aunque sea bien poco probable.

“Hay unos receptores que tienen los animales para ciertos tipos de virus y en general los receptores para los virus del Covid son muy pocos frecuentes en pingüinos. Pueden ser un poco más frecuentes en ballenas, y hay unos paper que van analizando estos vectores. Es bien poco probable que el virus pase a los pingüinos que son los animales más comunes y abundantes allá”, recalca el investigador Daniel González.

Y agrega: “Aparte de ello hay una condición epidemiológica que hace que estos animales no estén tan expuestos a los turistas e investigadores porque tendría poco menos que tomar el pingüino y toserle en la cara para que se pueda transmitir el virus. Como los receptores no están lo más probable es que no los capturen”.

Luego recuerda que se ha visto en algunos estudios que este virus sí puede pasar en algunos animales como por ejemplo algunos mamíferos de zoológico, como se ha visto en Chile casos de gatas positivo, pero lo usual es que el gato esté al lado de la cara de su amo y “lengüeteando”, con el riesgo de traspasar fluidos salivales.

Daniel González reitera que en el caso de los pingüinos, los lobos marinos, las ballenas, es muy difícil que llegue a pasar. “Con todas las normas que se están tomando antes de entrar a la Antártica creo que esto si llega a pasar será algo muy casual”, sostiene el médico de los pingüinos.

Incluso reitera que todos los que lleguen a la península antártica serán investigadores que andarán con mascarillas, entonces es difícil que ocurran riesgos y menos probable al no haber turismo.

“Para el otro año creo que será menos complicado porque ya estará la vacuna. Lo peligroso es este año donde aún no hay vacuna, pero como están claras las normas es poco probable que exista algún riesgo”, admite el médico veterinario de la Universidad de Concepción, Daniel González.

Futuras acciones

El director del Instituto Antártico Chileno, Marcelo Leppe, dice que la transmisión desde humano hacia animales y desde éstos a las personas es algo que ha sido una constante y realidad en varios de los brotes epidémicos que ha habido en las últimas cuatro décadas.

Incluso más atrás en el tiempo parte de las plagas importantes que ha tenido la humanidad están basadas en la zoonosis. “Nosotros hace ya varios años tenemos proyectos dentro del programa de ciencia antártica que están estudiando estos aspectos zoonóticos y por supuesto es una preocupación”, señala el paleobotánico Marcelo Leppe.

Además, agrega que esto los está llevando al diseño de las nuevas bases y las nuevas funcionalidades antárticas un poco más distantes de la interacción con animales y dejar ese espacio de interacción solamente para los investigadores que tengan preguntas de investigación importante y relevante y que no duplique investigación que están haciendo otros países.

“Estamos desarrollando un protocolo que presentaremos en la próxima reunión consultiva del Tratado Antártico para evitar o disminuir el riesgo de contaminación cruzada desde humanos hacia animales o desde animales hacia humanos”, precisa Leppe.

Esta presentación proyectan realizarla en la próxima reunión consultiva que sería en junio en Francia y que hasta ahora se mantiene presencial: “Vamos a presentar documentos relativos a últimos hallazgos científicos y vamos a proponer metodología de trabajo”, concluye el director del Instituto Antártico Chileno.