Necrológicas

Historias de Ases del Volante: La bañadera escurridiza

Lunes 4 de Enero del 2021

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Por: Jorge Guic Sesnic, hijo de Esteban “Stipe” Guic Marinovic y campeón regional de la Turismo Competición 1.300 c.c.

El Programa de automovilismo deportivo “Ases del Volante”, que conduce Francisco “Pirulo” Oyarzo y se emite
semanalmente los lunes por Radio Polar y Polar Comunicaciones, organizó un concurso para cerrar el año 2020.
Ante al falta de competencias buscó opción de recordar la historia, anécdotas o los grandes momentos del automovilismo
en nuestra región y en la Patagonia, como una alternativa para llevar de mejor forma estos tiempos de pandemia.
La modalidad del concurso era la de relatar en forma escrita cualquier evento, vivencia o situación
personal que se quiera resaltar y dar a conocer del automovilismo en la Patagonia.
Jorge Guic Sesnic recuerda un pasaje de la historia deportiva de su padre, Esteban Guic Marinovic.

Mi padre (Esteban Guic Marinovic) comienza su carrera deportiva en las pistas a los 49 años, no por deseo propio sino porque armar un auto en aquellas épocas significaba una inversión no menor para pretender obtener una máquina medianamente competitiva.

Debuta en la inauguración del autódromo de Cabo Negro en 1971, en la época que el autódromo era de todos, y el fin de su carrera fue en 1973. Una corta trayectoria deportiva pero que grabó con fuego en el recuerdo de la afición tuerca de nuestra región porque guapear en el Turismo Carretera significaba ser de verdad.

Se llevó los triunfos de todos los 21 de Mayo que corrió en Cabo Negro, con pistas de barro las potencias de los autos se equiparan y el hombre se sentía muy cómodo en esos terrenos. También ganó el campeonato de 1972 y siempre fue protagonista de los eventos en que participó.

GRANDES MAQUINAS

Máquinas de alto calibre llegaron al parque de la T.C. de aquella época. Algo inigualable hoy en nuestras pistas. (Guillermo) “Willy” Kank y (Edgardo) Thevenon , ambas “liebres” Torino preparadas por el mismísimo Oreste Berta, José Muñiz con el Ford Falcon de Carmelo Galvatto, el flaco (Jorge) Gorchs con el Ford que perteneció a Carlos Reutemann.

Por su parte, Goyco Maslov en la “zapatilla” con motores Chevrolet Z-28, que era lo mejor que había en Estado Unidos en aquella época, Esteban Capkovic con su Falcon con equipo Cobra.

A eso se le sumaban (Víctor) “Chiquitín” Gallegos, (Miguel) Mayeste, Héctor Pacheco, (Mario) Vitelle, (Luis) “Parrita” Cuevas, (Humberto) “Betoto” Vera, “Kung Fu” Biskupovic, “Carpintero” Mansilla y varios más que mi memoria dejará en el olvido.

Primer nivel. En la Patagonia han existido pilotos de gran prominencia en todas las épocas, insisto, queridos viejos bravos con máquinas de primera línea, una compañía de bólidos de mecánica mundial.

VIAJE A GALLEGOS

A fines de 1972 el viejo decide ir a correr a Río Gallegos. El (Chevrolet) El Camino ya contaba con pistones de cuatro bocas, caja de cambios ZF de cuatro velocidades, unas “levitas”, válvulas más grandes que lo llevaba a cerca de 300 Caballos (HP). Con eso podía defenderse, lo otro lo ponía el viejo haciendo render El Camino en lo sinuoso.

Viaje del sábado hacía Río Gallegos a clasificar. En Río Chico, autódromo de Río Gallegos, parque cerrado y una de las grillas más bravas de la época, los hinchas argentinos repletando la pista y se acercan a nuestro auto en parque cerrado y decían “miraá la bañadera, che”. La abundante broma se repitió y comentó en la hinchada.

Siendo un niño no me hizo gusto la capacidad bromista de los galleguenses. El resto del equipo guardó “piante” en silencio. La “Bañadera” hirviendo.

A clasificar saltaron a la pista mi viejo y su hermano Esteban como copiloto. La “Bañadera” se acomodó en quinto lugar. La grilla quedó adelante con (Edgardo) Thevenon y en ese orden (Guillermo) Kank, (Goyco) Maslov, (José) Muñiz, (“Stipe”) Guic, (Esteban) Capkovic, continuaron (Jorge) Gorchs, Vera. (Miguel) Mayeste y algunos otros que se me escapan.

GRAN CARRERA

Y llega a lo que nos convocamos, el circo del T.C. Patagónico, motores y autos de primer nivel acompañados de pilotazos todos, autódromo repleto como siempre. se tocan los himnos, banderas izadas y vamos a la pista.

Motores V-8 acelerando, tiembla el piso, se raja la tierra. El coche motorizado en USA, la “Zapatilla” de Goyco en aceleración se mete dentro de los dos Torino. La “Bañadera” por fuera, a fondo, entró en segundo lugar. Empezó la fiesta.

Limpió El Camino y a la vista la “Zapatilla” de Goyco escupiendo piedras.

La “Bañadera” se afirmó en el segundo puesto, comenzó a hervir, recortó la distancia en la zona trabada. La “Zapatilla” fue golpeada en el parachoques por El Camino. El Z-28 “caendo” dentro de la “Bañadera”.

En aquella época se corría en el mismo autódromo pero en sentido contrario, por lo cual en el curvón antes de la recta principal mi viejo se va por fuera y logra pasar a Goyco de una manera espectacular, pero llegada la recta la “Zapatilla” volvía a adelantarlo.

Esa maniobra se repitió entres vueltas seguidas y en ese momento el público tuerca argentino estaba en euforia. Cuando veían venir al viejo tiraban sus gorros al aire y gritaban “el de la Bañadera esta loco”.

RECONOCIMIENTO

Así se dio la carrera completa, con Goyco (Maslov) en primer lugar, mi padre (Esteban Guic) llega segundo, apretándolo por todos lados en lo trabado y atrás todos los otros crack de la época.

Una vez los autos ingresados a parque cerrado llega toda la afición argentina y van donde mi padre, no siendo el ganador, y lo sacan para pasearlo en andas como una forma de agradecer el espectáculo brindado.

Fue un momento de gran emoción que le puso fin al mito de la “Bañadera”, ganándose el respeto con creces de todos los aficionados.

Jorge Guic Sesnic, hijo de Esteban “Stipe” Guic Marinovic y campeón regional de la Turismo Competición 1.300 c.c.