Necrológicas

– Esteban Martinic Jelincic
– Francisco Blas Hernández Paredes

Populismo y fraternidad

Por La Prensa Austral Martes 19 de Enero del 2021

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Estamos viviendo días de incertidumbre y, enfrentando a la vez, no sólo una crisis sanitaria con sus derivados socioeconómicos, sino que un año eminentemente electoral. En suma, los habitantes del país están convocados a participar en siete comicios, que se registrarán en dos jornadas claves. En abril, cada elector está llamado a sufragar en las elecciones de gobernador regional, de alcalde, concejales y constituyentes. En octubre, en tanto, los ciudadanos deberán definir a la o al próximo Presidente de la República, parlamentarios y consejeros regionales.

Son muchas definiciones –insistimos- en medio de un panorama incierto y altamente dependiente de la marcha de la pandemia y de la recuperación de la actividad económica.

La semana pasada, se verificó el primer encuentro empresarial del año: Enade 2021, donde quedó claro que el populismo es la principal preocupación y que se teme que éste socave el proceso constituyente.

Pero, en este encuentro también surgió un consenso: se requiere unidad y retomar la capacidad de diálogo, evitando caer en climas polarizados.

Esto lleva a recordar la última encíclica del Papa Francisco – ‘Fratelli tutti’ (Hermanos todos)-, el tercer documento de este tipo de su pontificado, en el cual invita a creyentes y personas de buena voluntad de todo el mundo a buscar la fraternidad, haciendo ver que nos enfrentamos a deformados conceptos de democracia, libertad y justicia y a una creciente pérdida del sentido social y la conciencia de la historia.

El Papa también advierte sobre la ética utilitarista, el imperio de la lógica del mercado y el consumo como propósito de la existencia humana, entre otros.

Paradojalmente en este año de incertidumbre, los chilenos iniciamos en conjunto, por primera vez en nuestra historia, un camino constituyente. Existe en ello mucha esperanza, pero, para que se llegue a un buen puerto, la redacción de la nueva Carta Magna no puede ser cruzada por ningún atisbo de populismo. Demanda, a la vez, de quienes sean electos constituyentes mantener la capacidad de diálogo y de lograr consensos.