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Salas cunas y jardines de verano

Por La Prensa Austral Jueves 28 de Enero del 2021

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– En el nivel de la educación parvularia, es más ostensible el peso que tienen las diferencias asociadas a los indicadores de vulnerabilidad social de las familias. Por ello, se tienen que seguir haciendo esfuerzos para, pese a la pandemia, garantizar mayor equidad en el proceso educativo.

Mientras el gobierno realiza esfuerzos por seguir proveyendo de vacunas contra el coronavirus a la población, en diversos ámbitos se están impulsando iniciativas destinadas a buscar normalizar la vida cotidiana o, al menos, generar espacios para que parte de ella pueda hacerlo.

Uno de los sectores más impactados con la pandemia y sus medidas preventivas ha sido el de la enseñanza. La suspensión de actividades presenciales implicó un tremendo desafío para todos los actores implicados en el proceso formativo, debiendo los establecimientos adaptar todas sus dinámicas internas y adoptar el formato online para impartir clases y tutorías.

Pero, también esto ha tenido un alto costo para las familias, no sólo respecto de la sobrecarga laboral al interior de los hogares, sino porque la suspensión de actividades presenciales llevó a que los padres, sobre todo las mujeres, se vieran obligados a dejar sus trabajos para dedicarse a cuidar a sus hijos menores.

El cierre de salas cunas y jardines infantiles ha sido particularmente agravante para muchas familias y es, por todo esto, que ha resultado un verdadero alivio la apertura de algunos de estos establecimientos durante parte de enero y todo febrero.

En Punta Arenas, la Junji trabajó para habilitar dos jardines infantiles de verano bajo los nuevos estándares sanitarios, posibilitando que 76 niños y niñas puedan, a partir del lunes recién pasado y hasta el 26 de febrero, asistir con jornada completa.

En los casos pertinentes, estos menores serán sometidos a un diagnóstico educativo, además de acceder al servicio de alimentación.

Para muchas madres, será la oportunidad de salir a buscar trabajos remunerados, mientras sus hijos tienen la posibilidad de retomar los procesos vinculados a la enseñanza y aprendizaje.

Cabe remarcar que, en el nivel de la educación parvularia, es más ostensible el peso que tienen las diferencias asociadas a los indicadores de vulnerabilidad social de las familias. Por ello, se tienen que seguir haciendo esfuerzos para, pese a la pandemia, garantizar mayor equidad en el proceso educativo.